Pasar al contenido principal
6 de Febrero, Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina

El mensaje es claro: Dejen de mutilar a las mujeres y niñas

Más de 200 millones de mujeres y niñas en el mundo han sufrido mutilación genital. Una cifra que seguirá aumentando si no se toman medidas contra ella, como alertan numerosas ONG con motivo del Día Internacional de Tolerancia Cero contra la MGF, que tiene lugar cada 6 de febrero para reivindicar la erradicación de esa violación de los derechos humanos.

Imagen de Unicef contra la mutilación genital femenina.
Imagen de Unicef contra la mutilación genital femenina.

Dinding, una niña de Malí que tiene ahora nueve años, “dejó de ir a bañarse al río con sus amigas por miedo a que se rieran de ella”, recuerda Aminata, su abuela, que lamenta haber sido ella quien recomendó a los padres de la pequeña que le practicaran nada más nacer la ablación del clítoris, como también se conoce a la Mutilación Genital Femenina (MGF).A causa de ello la niña desarrolló un quiste que alcanzó gran tamaño y le provocaba muchas molestias. “Hoy no recomendaría la escisión por nada del mundo”, dice Aminata, cuya familia ha recibido el apoyo de Cruz Roja Española, lo que permitió a Dinding ir al hospital y gracias a ello hoy está recuperada. Esta ONG trabaja desde hace 18 años en la erradicación de la ablación genital en Malí, uno de los países con mayor incidencia de esta práctica en el mundo, para lo que cuenta con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid).

 

La mutilación genital es una violación de los derechos humanos y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Al igual que Dinding, 200 millones de mujeres y niñas han  sufrido MGF en el mundo, una práctica que tiene graves consecuencias ginecológicas, obstétricas y psicosociales y constituye una violación de sus derechos humanos. También atenta contra los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la hoja de ruta de Naciones Unidas para erradicar algunos de los problemas más graves del mundo, cuyas metas deberían cumplirse en 2030. En concreto, la ablación genital va en contra el Objetivo 3, ‘Salud y Bienestar’ y 5, ‘Igualdad de género’.

Problema universal

Junto a Malí, el problema de la ablación se concentra en otros 28 países de África y Oriente Medio, pero también se practica en Asia y América Latina, y, debido a la inmigración, en Europa, Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda. En todo el mundo, tres millones de niñas se encuentran en riesgo de sufrirla cada año, según alerta Cruz Roja Española, y en España, 18.000, actualmente, según datos de la ONG Médicos del Mundo, que trabaja desde 2006 en nuestro país para prevenir la MGF. Solo en 2017, esta última ONG atendió a 658 mujeres, principalmente de nacionalidad nigeriana, senegalesa, gambiana, maliense y ghanesa.

El coste en términos económicos de esta forma de violencia de género asciende a 226 billones de euros cada año en todo el mundo, entre gastos sanitarios para la atención a las víctimas y perjuicios a las familias que provoca este problema, según denuncia Médicos del Mundo.

Asimismo, son muchas las mujeres que han sufrido mutilación genital femenina en su infancia y juventud que posteriormente, intentando huir de sus países en busca de una vida mejor, caen en redes de trata y son explotadas sexualmente en Europa, señala la ONG Proyecto Esperanza Adoratrices, acumulando así diversas formas de violencia de género. A través de su campaña ‘Sembrar Igualdad y Derechos’ esta organización quiere sensibilizar sobre la necesidad de prevenir todas las formas de maltrato a las mujeres y, en especial, la MGF, para lo que ha creado las etiquetas en redes sociales #contralatrata y #StopMGF. En los últimos 18 años esta ONG, creada por la Congregación de Religiosas Adoratrices, ha atendido en España a un millar de mujeres víctima de trata de 40 nacionalidades diferentes, siendo las africanas las predominantes, por ello reclama que se reconozca su derecho a obtener protección internacional cuando huyen de sus países por sufrir violencia o no pueden regresar a ellos por temor a recibir un trato cruel.