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Desayuno 'Por Talento' de Inserta Empleo

¿Cómo serán los jóvenes de 2030?

Llenos de ganas, sueños e ilusiones, los niños de hoy y jóvenes de mañana se caracterizan por su gran capacidad de resiliencia y de adaptación a los cambios. Tienen un marcado sentido de la responsabilidad y un alto compromiso social, además de inquietud por liderar la sociedad.

Llenos de ganas, sueños e ilusiones, los niños de hoy y jóvenes de mañana se caracterizan por su gran capacidad de resiliencia y de adaptación a los cambios. Tienen un marcado sentido de la responsabilidad y un alto compromiso social, además de inquietud por liderar la sociedad. Atrás quedaron ya los viejos tópicos negativos vinculados a la juventud que definían a sus miembros como ‘ninis’, egoístas, inconformistas, rebeldes o pasotas. Ahora, las generaciones Z y T pisan fuerte, con espíritu de lucha por alcanzar todo los objetivos que se proponen.

“Los jóvenes son el presente y el futuro. Es necesario poner en valor y explicarle a todo el mundo su gran capacidad de liderazgo, desarrollo e innovación”. Son palabras de Javier Dorado, director general del Injuve, quien no duda al asegurar que “es responsabilidad de todos conseguir que los jóvenes obtengan las mejores oportunidades el día que lo necesiten”.

Con tan solo 29 años, este joven gallego representa a los más de siete millones de jóvenes que, según datos del INE, viven hoy en España y que, en opinión de Dorado, “derrochan talento en ámbitos como la cultura, el deporte, la investigación, el voluntariado, la inclusión social y en muchas otras esferas de la vida en las que poder contribuir a hacer una sociedad más justa y exitosa”.

Javier Dorado: “Los jóvenes derrochan talento en ámbitos como la cultura, el deporte, la investigación o el voluntariado"

La realidad es que, numéricamente, los jóvenes de 2030 serán menos que nunca en la historia reciente y lo van a ser también en un país cada vez más envejecido. Las proyecciones a futuro no son alentadoras y el cambio demográfico supone, por tanto, un reto al que Gobierno, administraciones, empresas y resto de instituciones han de hacer frente desde ahora y no mirando a futuro con planes estratégicos.

Ante un panorama nada halagüeño, la ‘generación T’, la táctil, la del Internet que se puede tocar, se postula como la gran protagonista de ese desafío a futuro que, para Javier Dorado, debe partir de algo muy básico: la escolarización. A su juicio, el sistema educativo convencional no va a convencer a estos jóvenes que, de no realizarse cambios, “no van a poder dar rienda suelta a sus expectativas y necesidades”. Según él, “es fundamental desarrollar un sistema educativo más dinámico y con mayor capacidad de innovación para estar en constante reciclaje, renovación y adaptación constante a los tiempos y a las necesidades del mercado laboral”. El director general del Injuve advierte en este sentido sobre la “fricción” que existe ya entre el actual sistema educativo y las empresas en España, que demandan perfiles profesionales que se quedan sin cubrir por falta de candidatos dentro del mercado nacional. 

“Ya hay empleo sin jóvenes y en los próximos 10 años habrá tres millones de puestos de nueva creación gracias a la transformación digital”, indica Dorado, al tiempo que insiste en que, por este motivo, serán las habilidades transversales de los jóvenes las que marquen su futuro profesional.

En este sentido, diferencia entre las denominadas ‘soft skills’, aquellas relacionadas con la inteligencia emocional y las relaciones sociales, y las habilidades digitales. Entre ellas, las más demandadas de cara a la próxima década serán: la resolución de problemas complejos, el pensamiento crítico, la creatividad, la gestión de personas, la capacidad de coordinación, la inteligencia emocional, el juicio y la toma de decisiones, servicio y capacidad de orientaciones, capacidad de negociación y la flexibilidad cognitiva.

 

 

La clave del talento

Al margen de estas destrezas, el talento representa también “una grandísima pata” para que los jóvenes ocupen el lugar que les corresponde dentro del mercado laboral. “Sólo hay que identificarlo, ayudar a desarrollarlo y visualizarlo”, dijo Dorado durante su intervención en un encuentro informativo organizado por Inserta Empleo, la entidad de Fundación ONCE para la formación y la inclusión laboral de personas con discapacidad; que contó también con la participación del vicepresidente de la FAD, Ignacio Calderón; el director general de Fundación ONCE, José Luis Martínez Donoso, y la directora general y secretaria general de Inserta Empleo, Virginia Carcedo.

José Luis Martínez Donoso: "Los jóvenes deben saber que durante su ciclo vital van a tener bastante movilidad”

El continuo cambio y la adaptación al mismo hacen que los futuros jóvenes se vean envueltos en un constante proceso de reciclaje. José Luis Martínez Donoso apunta que ha llegado la que él denomina “gran época del reciclado de las grandes actividades a realizar”. A su juicio, los jóvenes, en especial aquellos con discapacidad, “no deben estar cerrados a ser exclusivamente una única cosa, sino que tienen que buscar la apertura a otras formaciones que les permitan girar y saber de antemano que durante su ciclo vital van a tener bastante movilidad”. Asimismo, insistió en que, de cara a 2030, es muy importante que los más de 17.000 estudiantes con discapacidad actualmente censados se incorporen con mayor naturalidad al mercado de trabajo. “Somos muy conscientes de que, si no estamos desde el inicio en la prescripción de los avances que se produzcan, la discapacidad se quedará fuera”, apuntó.

Virginia Carcedo: “No podemos pensar en 2030 sin empezar a poner las bases ahora

Según Virginia Carcedo, las empresas de 2030 requerirán de jóvenes ‘polímatas’. Es decir, de personas con habilidades en diversas disciplinas, capaces de sobrevenir y superar obstáculos imprevistos, sobre todo en el caso de los jóvenes con discapacidad, que se enfrentan ya en la actualidad a una tasa de tasa de actividad 10 puntos por debajo de las de los jóvenes sin discapacidad. “No podemos pensar en 2030 sin empezar a poner las bases ahora. Si no planteamos que todo lo que hacemos sea accesible y usable, nos volveremos a encontrar fuera. Seguirá habiendo empleos sin jóvenes y jóvenes sin empleo”, insistió Virginia Carcedo, para quien la adquisición de nuevas competencias y habilidades, así como una mayor flexibilidad y polivalencia serán, por tanto, señas de identidad unos jóvenes cuyo valor y compromiso hacia las causas sociales es cada vez mayor.

Construir personas capaces

Para Ignacio Calderón, la clave de cara a 2030 es “empezar a trabajar en construir personas capaces de manejar su entorno y su mundo”. “Eso nos lleva a acercarnos al conocimiento profundo de todo lo que rodea a los jóvenes y a descubrir qué circunstancias condicionan su conducta”, añadió, al tiempo que propuso “pasar de la educación del conocimiento a la educación de las personas, para que sean capaces de manejar la realidad”.

Ignacio Calderón: "Hay que pasar de la educación del conocimiento a la educación de las personas

En su opinión, España cuenta y va a seguir contando con muchos jóvenes talentos a los que es necesario ofrecerles la posibilidad de desarrollarse. “El talento siempre busca oportunidad. La gran responsabilidad es dar a los jóvenes la oportunidad de estar donde quieren estar”, dijo Calderón.

En la era de las nuevas tecnologías y del conocimiento a golpe de clic, el vicepresidente de la FAD incide en la importancia de “trabajar para construir personas capaces, solventes y muy dispuestas”. Si antes pesaba más el nivel de formación y de conocimientos para ser alguien en la vida y conseguir un buen empleo, ahora los jóvenes se mueven en otra dimensión y cobran una mayor relevancia otros aspectos como su actitud y su capacidad de participación en la sociedad y en la esfera de lo común.

Esto demuestra que los jóvenes han hecho un cambio profundísimo y se han convertido en un colectivo autónomo e independiente, una circunstancia que irá acrecentándose con el paso de los años. Los jóvenes de hoy, los de la generación Z, aquellos chicos nacidos entre 1994 y 2009, tienen su propia forma de vivir y de relacionarse. Con un perfil tecnológico y un alto valor de lo social, son más comprometidos que la generación predecesora y su capacidad de empatizar también es mayor. Estas características irán afianzándose en los jóvenes que les darán relevo, los niños de la generación T, que seguirán la estela del autoaprendizaje, el emprendimiento y el desarrollo de ideas creativas e innovadoras.