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Un concepto cada vez más ligado a la RSC

¿De qué hablamos cuando hablamos de 'compliance'?

Con una larga tradición en el mundo anglosajón, el compliance es una disciplina que desde hace pocos años cada vez goza de mayor predicamento en España. Aunque inicialmente se refiere al cumplimiento de la normativa obligatoria y estándares de calidad aplicables a la empresa, cada vez guarda una relación más estrecha con una cultura ética en su sentido más amplio.

Lo dice claramente Alain Casanovas, uno de los impulsores más reconocidos  del compliance en España: “En la actualidad, el compliance no puede interpretarse como el mero cumplimiento de la ley sin observar, al mismo, tiempo una conducta ética”. El socio responsable de Legal Compliance en KPMG España, explica que “se ha llegado a esta conclusión tras comprobar que la sociedad no tolera comportamientos puramente legales pero desacompasados con una gestión ética”.

Para  Ruth Pérez Acosta, directora corporativa de Legal y Compliance de Solunion la diferencia sustancial es que “la RSC  pretende minimizar el impacto derivado de nuestras actividades en nuestros grupos de interés, medio ambiente, y sociedad en general y responde más a una autoridad moral, mientras que el compliance se relaciona con una autoridad legal”. Aun así, Pérez Acosta reconoce que “la línea que las separa es sutil y continuará diluyéndose, puesto que cada vez existen más exigencias jurídicas en materias que trascienden lo puramente económico y se acercan a lo social y lo medioambiental”.

Alain Casanovas (KPMG): "El compliance no puede interpretarse como el mero cumplimiento de la ley sin observar una conducta ética” 

Con una historia más amplia en el mundo anglosajón, el compliance se ha entendido tradicionalmente como “la función que, dentro de la empresa, se preocupa porque se desarrollen las actividades y negocios conforme a la normativa vigente y a las políticas y procedimientos establecidos internamente, asegurando de este modo que la empresa actúa con integridad”, según la definición que nos ofrece Juan Maggio, director jurídico de Leroy Merlin España.

El compliance comienza a cobrar fuerza en España a raíz de la reforma del Código Penal de 2010 que introduce la responsabilidad penal de las personas jurídicas y más aún cuando en 2015 cuando se introduce una modificación según la cual la persona jurídica puede quedar exenta de dicha responsabilidad cuando, antes de la comisión de un delito, haya adoptado y ejecutado medidas de vigilancia y control idóneas.

Por ello, aunque el compliance y el perfil profesional del compliance officer son de reciente aparición, “las empresas españolas están cada vez más sensibilizadas sobre el cumplimiento de los estándares éticos y de conducta como uno de los pilares fundamentales del gobierno corporativo de las empresas”, afirma Pérez Acosta.

Lo confirma el socio responsable de Legal Compliance en KPMG España: “Cada vez más empresas implementan la función de compliance y designan a compliance officers. Hace años era figura extremadamente desconocida, mientras que en la actualidad se encuentra en boca de todos”.

Entre lo obligatorio y lo voluntario

Subraya Casanovas que el compliance “en su acepción moderna, guarda relación con generar una cultura ética y de respeto tanto a las normas impuestas como a las asumidas voluntariamente gracias a ciertas prácticas”. Para el socio de KPMG, el compliance es una realidad consolidada en los sectores regulados, pero “en algunos casos está costando transformar su entendimiento tradicional regulatorio a su sentido más moderno, significativamente más amplio y que incluye aspectos claramente vinculados con la cultura corporativa”.

Ruth Pérez Acosta (Solunion): "La línea que separa RSC y compliance es sutil y continuará diluyéndose"

Este cambio hacia una concepción más moderna del compliance que vaya más allá del cumplimiento de leyes y normas obligatorias ha motivado, según Casanovas, que en España se prefiera, por lo general, mantener la voz inglesa frente a una traducción inexacta. “En España se ha evitado traducir ‘compliance’ como ‘cumplimiento’, manteniendo el anglicismo para distanciarse de los conceptos clásicos de ‘cumplimiento normativo’ o ‘cumplimiento regulatorio’, que son actividades necesarias pero insuficientes en el entorno de negocios del siglo XXI”.

Esta nueva concepción acerca todavía más el compliance a la RSC, dos funciones que en Leroy Merlin constituyen los pilares fundamentales del modelo de ética y gobierno corporativo. A juicio del director jurídico de su filial española, “ambas disciplinas se complementan perfectamente y en mi opinión persiguen dos objetivos primordiales: consolidar una verdadera cultura ética en la organización y extenderla al entorno, comenzando por tus grupos de interés de referencia, a través de distintas acciones, ayudando a transformarlo”.

Asignatura pendiente en las pymes

Más del 99 por ciento del tejido empresarial está compuesto por sociedades de menos de 250 trabajadores. En el ámbito de las pymes, el compliance resulta una figura prácticamente desconocida.

“Lamentablemente, un volumen notable de pymes españolas interpreta que el compliance es una materia que atañe únicamente a las grandes organizaciones, sin caer en la cuenta que la complejidad normativa y la severidad de las consecuencias de su incumplimiento les afectan en igual medida”, advierte Casanovas.

El desconocimeinto y la escasez de recursos económicos son los principales motivos de que el compliance no se está extendiendo entre las pymes. A juicio de la directora corporativa de Legal y Compliance de Solunion, hacen falta “una buena labor de divulgación y ayudas económicas para concienciar a las pymes de la necesidad de implementar estos mecanismos de autoprotección”.

Juan Maggio (Leroy Merlin): "Una crisis reputacional afecta a la credibilidad de cualquier empresa por invencible que parezca"

Según Maggio, existe otra “palanca fundamental” para estimular el compliance entre las pymes: “Las grandes empresas exigen a sus proveedores los mismos estándares éticos y de cumplimiento que tienen establecidos en sus propias organizaciones. Se trata de asegurar que tu cadena de valor/suministro está a la altura también en el plano ético y regulatorio, lo cual obliga a esas empresas proveedoras, en su mayoría pymes, a ser diligentes en la implantación y cumplimiento de esas políticas”.

En cualquier caso, tanto en las grandes compañías como en las pymes, lo que está en juego no es solo el cumplimiento de las leyes, sino también la reputación. “El futuro de las empresas depende cada vez más de su reputación, y no únicamente de sus resultados. Una crisis reputacional afecta directamente a la credibilidad de cualquier empresa, por invencible que parezca”, advierte el director jurídico de Leroy Merlin España.