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Según un informe del Banco Mundial

Las reservas naturales de agua dulce han descendido en 27.000 millones de metros cúbicos en los últimos 50 años

El Banco Mundial presentó el informe ‘Qué nos depara el futuro: Un nuevo paradigma para el almacenamiento de agua’, que pone de relieve la inseguridad hídrica que amenaza a cada vez más regiones de todo el planeta. Supone además un llamamiento urgente a profesionales de todos los niveles, tanto públicos como privados, y de todos los sectores, para que aúnen esfuerzos y promuevan soluciones integradas de almacenamiento de agua, ya sean naturales, construidas e híbridas, con el objetivo de satisfacer las diversas necesidades humanas, económicas y ambientales del siglo XXI.

El informe insta a encontrar soluciones de almacenamiento de agua más eficaces y sostenibles.
El informe insta a encontrar soluciones de almacenamiento de agua más eficaces y sostenibles.

A través del informe ‘Qué nos depara el futuro: Un nuevo paradigma para el almacenamiento de agua’, el Banco Mundial da la voz de alarma sobre los grandes riesgos en materia de seguridad hídrica que amenazan a amplias zonas del planeta y que constituyen la mayor amenaza para alcanzar los objetivos de sostenibilidad mundiales. Numerosos países carecen de infraestructuras de almacenamiento de agua en un contexto en que los desastres naturales están ocurriendo con una frecuencia alarmante.

El cambio climático está alterando los patrones del clima mundial, desencadenando fenómenos meteorológicos cada vez más extremos, entre ellos inundaciones, sequías y olas de calor, que agravan la escasez de agua y provocan un sufrimiento catastrófico desde Pakistán hasta Estados Unidos y Kenya.

Un calentamiento mundial de entre 2 °C y 4 °C podría tener como consecuencia que hasta 4.000 millones de personas experimenten algún nivel de escasez de agua. Históricamente, los sistemas de almacenamiento de agua han permitido a los seres humanos prosperar en diversas condiciones climáticas. Sin embargo, a medida que el clima cambia, muchos sistemas de almacenamiento de agua están dejando de ser idóneos, o en algunas regiones ya no son adecuados.

Llamamiento urgente a promover soluciones de almacenamiento

Para subsanar este déficit de almacenamiento, se necesitará que un amplio espectro de sectores económicos y partes interesadas desarrollen e impulsen soluciones multisectoriales. El marco de planificación integrada del almacenamiento de agua que se propone en el informe del Banco Mundial se basa en el desarrollo sostenible y la resiliencia climática, y encierra el potencial de generar beneficios para las personas, las economías y el medio ambiente durante generaciones.

En este sentido, durante el evento de presentación del informe se instó a profesionales de todos los sectores a promover conjuntamente soluciones integradas de almacenamiento de agua (naturales, construidas e híbridas) para solucionar las futuras necesidades humanas, económicas y ambientales en un contexto de crisis climática.

El estudio se basa en décadas de experiencia del Banco Mundial en materia de gestión integrada de los recursos hídricos y proporciona un marco práctico para ayudar en todos los aspectos, desde la evaluación de las inversiones a largo plazo en infraestructura natural y construida, hasta la toma de decisiones bajo condiciones de incertidumbre y las técnicas de planificación integrada.

Consecuencias de la crisis climática sobre los recursos hídricos

Entre los principales datos arrojados por el estudio destaca que 1.430 millones de personas se vieron perjudicadas por sequías durante los últimos 20 años. La escasez de agua puede provocar que el crecimiento económico de un país se reduzca hasta un 6 %. Para los más pobres los efectos negativos pueden durar generaciones.

El número de personas afectadas por inundaciones durante las dos últimas décadas asciende a 1.650 millones, lo que representa un aumento del 24 % respecto de las décadas anteriores. Las proyecciones indican que, para 2030, 180 millones de personas más se verán directamente afectadas por estos fenómenos.

Aparte de los fenómenos extremos, el cambio climático está generando precipitaciones menos previsibles y más variables, por lo que el suministro de los servicios básicos, como el abastecimiento de agua confiable en zonas urbanas, se vuelve más difícil, la productividad de los agricultores se reduce y se desalienta la inversión económica y la creación de empleo.

Brecha mundial en las reservas de agua

Ante este panorama crítico, el almacenamiento de agua proporciona tres servicios principales: mejora la disponibilidad de este recurso, reduce los impactos de las inundaciones y permite regular los flujos de agua para respaldar los sectores de energía, transporte y otros.

Al mismo tiempo, la regulación que se logra con el almacenamiento puede dar pie a la producción de energía limpia, necesaria para mitigar el cambio climático. La generación de energía hidroeléctrica también es un complemento importante de otras formas más variables de energía renovable y equilibra su integración en la red.

Sin embargo, el volumen de agua dulce almacenada está disminuyendo, lo que genera una brecha mundial en las reservas hídricas.

En los últimos 50 años, la población mundial se ha duplicado, lo cual viene provocando una creciente demanda de agua y de almacenamiento. Pero las reservas naturales disponibles han disminuido en alrededor de 27.000 millones de metros cúbicos, principalmente debido al derretimiento de los glaciares y las nieves, así como a la destrucción de humedales y llanuras de inundación.

Al mismo tiempo, el volumen de agua almacenada en instalaciones construidas está en peligro debido a que el espacio útil de los embalses se llena con sedimentos, las nuevas construcciones incorporadas en ciertas soluciones de infraestructura de gran magnitud han resultado ser mucho menos sostenibles de lo previsto y las estructuras construidas envejecen a un ritmo más acelerado que el de la rehabilitación.

Soluciones al déficit de agua dulce

El estudio del Banco Mundial plantea que para subsanar este déficit deben modificarse los enfoques actuales, dado que continuar como hasta ahora no es una estrategia viable. En la mayoría de los casos, el almacenamiento se evalúa, diseña, desarrolla y gestiona mediante instalaciones independientes y para partes interesadas específicas, lo que da lugar a mecanismos compartimentados que son insostenibles e ineficientes.

El déficit mundial de almacenamiento supone un desafío que se ve agravado por el hecho de que, si bien el almacenamiento de agua comprende una red integrada de elementos naturales y construidos, rara vez se lo reconoce, planifica y gestiona como un sistema. La mayor parte del almacenamiento de agua del que dependemos en la actualidad se encuentra en la naturaleza y no se supervisa ni gestiona adecuadamente. Asimismo, la mayoría de los cursos de agua compartidos carecen de un marco legal que rija su uso.

Así el informe insta a desarrollar e impulsar soluciones multisectoriales para subsanar el déficit de almacenamiento, adoptando enfoques que integren las necesidades y las oportunidades en todo el sistema, con el propósito de que sirva de apoyo no para unos pocos, sino para muchos, durante generaciones.