
La Comisión Europea ha anunciado un ambicioso objetivo de reducción de emisiones de CO2 del 90% en toda la comunidad europea para el año 2040. Este objetivo requiere medidas contundentes, por lo que la federación ecologista T&E establece una hoja de ruta para garantizar los objetivos climáticos de la UE y, al mismo tiempo, proporcionar soluciones limpias y asequibles para ayudar a todos los conductores a abandonar los automóviles fósiles contaminantes.
La regulación actual de CO2 para automóviles incluye la eliminación gradual de los motores de combustión interna (ICE) para 2035, lo que supone una medida crucial para reducir las emisiones en un 57% para 2040, en comparación con los niveles de 2015. Sin embargo, según afirma T&E, son necesarias medidas adicionales para eliminar gradualmente los 73 millones de ICE restantes de las carreteras en 2050, y las opciones más efectivas son eliminar los ICE viejos y reemplazarlos con vehículos eléctricos de batería (BEV), además de modernizaciones electrónicas de los ICE.
El camino hacia las cero emisiones
El informe presentado por la federación defiende que es necesario adoptar de forma más rápida los vehículos eléctricos de batería, con el objetivo de que en 2030 todas las ventas de vehículos de flotas corporativas nuevas sean BEV, y conseguir así cumplir con los objetivos climáticos propuestos. Por otro lado, los ecologistas afirman que se debe dar prioridad a los esquemas de conversión y e-retrofits, es decir, el paso de un automóvil fósil a un automóvil eléctrico, lo que puede suponer un ahorro del 4% de las emisiones de CO2.
Seguidamente, T&E propone la opción del plan de conversión, en el que el conductor renuncie a la propiedad del coche y opte por un paquete de movilidad (transporte público y movilidad compartida). De forma que, tanto los planes de conversión como los de modernización electrónica permitirán eliminar todos los motores de combustión interna antiguos de la flota para 2050 y reducir las emisiones en un 11 % adicional en 2040.
Desde esta organización explican que el uso de gasolina eléctrica es la opción más cara, tanto para el propietario como para el medio ambiente, puesto que tienen el ciclo de vida de emisiones alto y, a su vez, emiten contaminación atmosférica cuando se queman.
Entre 2000 y 2018, la actividad de pasajeros en los automóviles de la UE aumentó aproximadamente un 17%, y la Comisión Europea espera que crezca un 20% para 2050. Por ello, según muestra el gráfico expuesto de T&E, una de las medidas más eficaces y que supondría un ahorro del 14% es evitar el crecimiento de la actividad automovilística, parando la construcción de nuevas carreteras, cambiando al transporte público e incrementando la tarificación de los carburantes.
Recomendaciones clave
T&E establece que para cumplir los objetivos propuesto es necesario que la UE establezca un objetivo de ventas del 100% de BEV en 2030 para automóviles corporativos con un objetivo intermedio del 50% en 2027 para lograr un aumento más rápido de las ventas de BEV.
De esta forma, la organización asegura que las soluciones políticas deben dirigirse específicamente al parque automovilístico existente, en particular la modernización electrónica de los viejos vehículos ICE y los planes de conversión para hogares de bajos ingresos, incluido el apoyo a la movilidad o un BEV nuevo o usado, al tiempo que evitando soluciones ineficientes y costosas como los combustibles electrónicos.
Además, para acelerar la eliminación de los ICE más antiguos, T&E sugiere implementar restricciones de venta o circulación de los ICE usados después de cierta edad. Entonces, la Comisión Europea debería proponer lo antes posible un nuevo reglamento de homologación para vehículos con modernización eléctrica.