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Un “matadero humano” en la cárcel siria de Saydnaya

Amnistía Internacional (AI) ha denunciado que hasta 13.000 personas fueron ahorcadas en la prisión de Saydnaya (Siria) entre 2011 y 2015 en una “calculada campaña” del Gobierno de Bachar el Asad de ejecuciones extrajudiciales, en la que cada semana se sacó de sus celdas a grupos de hasta 50 personas para ahorcarlas en secreto.

En su informe ‘Matadero humano: Ahorcamientos masivos y exterminio en la prisión siria de Saydnaya’, AI muestra que el Gobierno de este país impone deliberadamente condiciones inhumanas a los presos de Saydnaya mediante torturas reiteradas y la privación sistemática de alimentos, agua, medicinas y atención médica.Estas prácticas, que constituyen crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, son autorizadas por las máximas instancias del Gobierno sirio, según la organización.
Las conclusiones del informe se basan en una investigación intensiva realizada a lo largo de un año, desde diciembre de 2015 hasta diciembre de 2016, en la que se hicieron entrevistas directas a 84 testigos, entre los que había exguardias y funcionarios de Saydnaya, reclusos, jueces y abogados, así como expertos nacionales e internacionales en la privación de libertad en Siria.

“Los horrores expuestos en este informe revelan una campaña oculta y monstruosa autorizada por las máximas instancias del gobierno sirio, encaminada a aplastar cualquier forma de disidencia en la población siria”, declaró Lynn Maalouf, directora adjunta de investigación en la oficina regional de Beirut de Amnistía Internacional.
Maalouf exigió a las autoridades sirias que “cesen inmediatamente las ejecuciones extrajudiciales y la tortura y los tratos inhumanos en la prisión de Saydnaya y en todos las demás prisiones del Gobierno que hay en Siria. Rusia e Irán, los mayores aliados del Gobierno, deben presionar para que se ponga fin a estas políticas homicidas de reclusión”.

“La ONU debe realizar inmediatamente una investigación independiente sobre los crímenes que se están cometiendo en Saydnaya y exigir el acceso de observadores independientes a todos los centros de reclusión”, añadió.
El informe revela que entre 2011 y 2015 existió una rutina de ejecuciones extrajudiciales masivas mediante ahorcamiento dentro de la prisión de Saydnaya. Todas las semanas (y a menudo dos veces a la semana) se ahorcaba a las víctimas en grupos de 50, de madrugada y en total secreto. Amnistía señaló que “hay razones de peso para creer que esta rutina sigue existiendo actualmente”.

“Normas sádicas
Por otra parte, Amnistía Internacional subrayó que un gran número de reclusos ha muerto por las políticas de exterminio de las autoridades, que incluyen torturas reiteradas y la privación sistemática de alimentos, agua, medicinas y atención médica. Además, los presos de Saydnaya deben obedecer “una serie de normas sádicas y deshumanizadoras”.
Amnistía recalcó que “ni uno solo de los reclusos condenados a la horca en la prisión de Saydnaya goza de nada que se parezca a un juicio”. Antes de ser ahorcadas, las víctimas son sometidas a un trámite superficial de uno o dos minutos en lo que se conoce como ‘Tribunal Militar de Campaña’. Estas actuaciones son tan sumarias y arbitrarias que no pueden considerarse un procedimiento judicial. Los testimonios de exfuncionarios del Estado, guardias, jueces y reclusos ayudaron a AI a reconstruir con detalle las “ridículas actuaciones” que desembocan en el ahorcamiento.

“Cuando me metieron allí no vi personas. Vi gusanos retorcidos y mezclados unos con otros"

“Saydnaya es el final de la vida, el final de la humanidad”

“Cuando me metieron allí no vi personas. Vi gusanos retorcidos y mezclados unos con otros. No podía apoyar los dos pies, no había suficiente espacio”, dice un antiguo recluso entrevistado por AI. “Saydnaya es el final de la vida, el final de la humanidad”, dice por su parte un ex guardián de esa prisión.
En un informe anterior de Amnistía Internacional, publicado el pasado mes de agosto y que incluía una reconstrucción de la prisión de Saydnaya realizada mediante técnicas de arquitectura forense, se calcuó que desde que comenzó la crisis siria en 2011 habían muerto en las prisiones del país más de 17.000 personas como consecuencia de las condiciones inhumanas y la tortura. Esta cifra no incluye las aproximadamente 13.000 muertes adicionales consecuencia de las ejecuciones extrajudiciales que se denuncian en este nuevo documento.
“El Consejo de Seguridad de la ONU debe tomar una firme decisión. No puede mirar hacia otro lado ante estos terribles crímenes, debe aprobar una resolución que exija que el gobierno sirio abra sus prisiones a los observadores internacionales. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU debe abrir inmediatamente una investigación independiente sobre estas violaciones graves del derecho internacional”, concluyó Maalouf.

Amnistía Internacional ha iniciado una petición dirigida a los Gobiernos de EEUU y Rusia. Se puede apoyar con la firma aquí.