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Según el informe 'Invertir la tendencia: la educación de los refugiados en crisis' de Acnur

Cuatro millones de menores refugiados no van a la escuela

La cifra de niños refugiados que no van a la escuela ha aumentado de los tres millones y medio a los cuatro millones en el último año, según revela el informe 'Invertir la tendencia: la educación de los refugiados en crisis' que ha publicado la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

El Alto Comisionado, Filippo Grandi, con niños refugiados de Darfur (Sudán) en Agadez (Níger). (Foto: Acnur/Jehad)
El Alto Comisionado, Filippo Grandi, con niños refugiados de Darfur (Sudán) en Agadez (Níger). (Foto: Acnur/Jehad)

El informe muestra que, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos y de Acnur y sus organizaciones socias, la matriculación de menores refugiados en la escuela no logra seguir el ritmo del aumento de  población refugiada. A finales de 2017 había más de 25,4 millones de personas refugiadas en el mundo, de las que 19,9 millones se encontraban bajo el mandato de Acnur. Más de la mitad estaba compuesta por niños, de los que 7,4 millones estaban en edad escolar.

“La educación es un medio para ayudar a que las niñas y niños sanen, pero también es fundamental para la reconstrucción de sus países”, señala Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. “Sin educación, el futuro de estos niños y niñas y de sus comunidades se verá irremediablemente perjudicado”, añade.

La tasa de escolarización en primaria es del 60%, en secundaria del 23% y solo uno de cada 100 refugiados accede a la universidad

Solo el 61 por ciento de la infancia refugiada acude a la escuela primaria, en contraste con la tasa global, 92 por ciento. A medida que los niños refugiados van creciendo, esta brecha se hace más profunda. Casi dos tercios de quienes van a la escuela primaria no se matriculan en la educación secundaria. En total, solo el 23 por ciento de la niñez refugiada cursan estudios de secundaria, frente a una tasa global del 84 por ciento.

A nivel de educación universitaria, la brecha se convierte en un abismo. La tasa global de matriculación está en el 37 por ciento, mientras apenas el 1 por ciento de los refugiados tienen oportunidad de acceder a estudios universitarios,  un dato que no ha cambiado en los últimos tres años.

“La escuela es el primer lugar en meses o incluso años donde las niñas y niños refugiados pueden encontrar un poco de normalidad”, asegura Grandi. “Según los patrones actuales, a menos que se realicen inversiones de manera urgente, cientos de miles de niñas y niños refugiados pasarán a engrosar estas desalentadoras estadísticas”.

El informe resalta los avances realizados con respecto a los compromisos asumidos a raíz de la Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes, que contemplaban la matriculación en 2017 de 500.000 menores sin acceso a la educación. Al mismo tiempo, pide un mayor esfuerzo para garantizar que todas las personas refugiadas obtengan la educación de calidad que merecen.

El documento insta a los países de acogida a inscribir a los niños refugiados en los sistemas educativos nacionales, con un currículo apropiado para cada etapa de la escuela primaria y secundaria, para que dispongan de  calificaciones homologadas que les sirvan para acceder a la universidad o a la formación profesional superior.

Además, el documento señala que los países de regiones en desarrollo acogen al 92 por ciento de la población refugiada en edad escolar de todo el mundo y por tanto necesitan un apoyo financiero más continuado por parte de la comunidad internacional. Finalmente, el informe llama a forjar alianzas más sólidas con el sector privado, organizaciones humanitarias y para el desarrollo y los gobiernos, para aumentar las oportunidades sostenibles en materia de educación de las personas refugiadas.