JUAN MANUEL MONTILLA, 'EL LANGUI'. Cantante y actor

“Faltan valientes por las calles”

Quizás fue su imagen de luchador, de tipo comprometido y cercano, la que hizo a los responsables de Mediaset proponer a Juan Manuel Montilla ‘El Langui’ protagonizar una campaña contra el acoso escolar. Él se sintió vinculado a esa causa y compuso el rap ‘Se buscan valientes’, dirigido a los testigos de esas situaciones de abuso, para que alcen la voz y no las permitan.

Juan Manuel Montilla, 'El Langui'.

18 Sep 2017 | Ch. D. | Soziable.es

‘El Langui’ tiene mil frentes que atender. Entre sus colaboraciones en radio, su trabajo como actor y muchos otros proyectos ha lanzado 'Hola', su primer disco en solitario al margen de su grupo, La Excepción, y se encuentra en plena gira de presentación. En esa vorágine, alza la voz contra el acoso escolar en la campaña ‘Se buscan valientes’, un tema muy grave con el que se identifica aunque, según aclara, él nunca lo sufrió porque tuvo cerca muchos valientes.

¿Qué tipo de valientes estamos buscando, quiénes son esos valientes?
Aquellos que ante una situación injusta, ante una realidad de acoso, de injusticia, pues no miran para otro lado, ni se ponen a reírle las gracias al abusador, ni a grabar esa situación con el móvil para subirla a las redes sociales. Son esas personas que tiran de empatía y de sentimiento hacia el compañero y se posicionan, diciéndole al acosador que eso no está bien. Y si no, comentándolo con el adulto, con los padres o con un profesor. Porque ser valiente no es ser un chivato, simplemente es alguien que se posiciona ante un compañero que lo está pasando mal.

La campaña contra el acoso escolar va dirigida directamente a los testigos, no al acosador ni a la víctima.
Está claro, esa es la clave. Esto viene precedido por el método KIVA, un método finlandés contra el buylling que se centra en los testigos. Allí ha funcionado muy bien, ha bajado el porcentaje de acoso escolar, y esta campaña sigue esa línea. Desde que arrancamos con ella a mediados de enero ha entrado de lleno en las escuelas, en los institutos, se ha hecho viral y espero que esto se vea en los resultados. Ha sido un acierto que el hilo conductor sea la música y, en este caso, el rap, que es una música que los chavales tienen ahora como bandera.
 

"Yo no he sentido abuso, no me he sentido acosado nunca. Tuve muchos valientes alrededor que no dieron pie a que eso se produjera"

En tu etapa escolar, ¿tuviste valientes a tu alrededor? ¿Los necesitaste?
Yo no he sentido abuso, no me he sentido acosado nunca. Se ha publicado en algunos sitios que si ‘El Langui’ tuvo acoso y tal, pero no. Yo lo que sí he tenido es muchos valientes alrededor que no dieron pie a que eso se produjera. Ante una situación de burla, o de desprecio, tipo ‘no vas a jugar al balón porque nos atrasas’, pues había un montón de valientes que decían, ‘a que no juegas tú’… Si no hubiera tenido a esos valientes es probable que sí hubiera recibido acoso.

¿Qué hay en la mente de un acosador? ¿Y de una víctima?
Creo que en las dos hay poca autoestima. La víctima tiene ese problema de autoestima que le impide abrir la boca, envalentonarse. A veces lo intenta contar en casa y lo que recibe de los padres es un ‘pero tú eres tonto, pues defiéndete’, y eso acobarda aún más a la víctima y deja de contarlo en casa. Y el acosador, pues lo mismo, a lo mejor son muchachos que tienen de todo, cosas materiales, y les falta cariño, comprensión, y ahí se va revelando, en esa demostración de fuerza. Pero bueno, hay un montón de casos y cada uno es un mundo.

¿Crees que ahora, con los móviles, redes sociales, etc., es más fácil acosar? ¿La posibilidad de grabar en vídeo una humillación puede ser un motivo para ejercerla?

Las redes sociales lo que hacen es compartir el acoso, en grupos de whatsapp y todo eso. Aunque también han ayudado a que se den a conocer casos y se ponga más de actualidad el acoso escolar. Porque siempre ha habido acoso, pero hace años no estaban las redes sociales y simplemente los que se conocían eran casos muy muy graves, los que llegaban al telediario. Las redes sociales dan más visibilidad a los casos ahora.

¿Qué son más fuertes, los matones de patio o los prejuicios?
Los matones a la larga van cayendo solos, pero derribar prejuicios es más complicado. Y más en esta sociedad, que no acompaña, estamos muy metidos todos en nosotros mismos y pensamos poco en los demás.

"Está bien que las redes sociales hablen pero luego, ¿dónde está esa cantidad de gente que protesta? Porque eso no se ve después en las urnas"

“Indignaos los hay a puñaos”, dices en 'Cliente Muerto', un tema de tu disco 'Hola'. ¿Pero a veces la indignación se queda en un tuit?
Claro, todos los días. Está bien que las redes sociales hablen pero luego, ¿dónde está esa cantidad de gente que protesta? Porque eso no se ve después en las urnas. Estamos adormilados, que es lo que les gusta a los de arriba. La campaña ‘Se buscan valientes’ va dirigida a chavales de cinco a 16 años, pero también deberían agarrarla los adultos. Porque hoy en día faltan valientes por las calles. No nos posicionamos ante las injusticias, que estamos viendo todos los días. Son cuatro los que están ahí dando la cara por los demás. Faltan valientes, macho, porque aquí, quien más quien menos cuando puede da capones.

Según dices eso me viene a la memoria tu imagen plantado ante un autobús interurbano, protestando porque no te dejaron subir con tu scooter eléctrico.
Fue un tema que me tocaba directamente. Yo decía: ‘¿Cómo? ¿Que no puedo subir con mi moto?’. Y podría haberlo dejado pasar, pero es que había mucha gente que no podía subir a los interurbanos con sus sillas. ¿Eso cómo puede ser? Si un taxi desde Fuenlabrada, desde San Martín de la Vega, desde Leganés, desde Torrejón, hasta el centro de Madrid cuesta un dineral. Y la accesibilidad es un derecho, que a nadie se le olvide eso. Dije: ‘Pues a por ello’. A mí me hubiera sido fácil levantar el dedo y parar un taxi, me lo puedo permitir. Y ese día tenía prisa tenía una liada con los niños esperando en el colegio… Pero ahí me planté. Y al día siguiente igual. Y eso fue lo que hizo que dijeran: ‘Este la está liando parda, están abriendo los telediarios con eso, hay que solucionarlo’. Así que me llamaron a una reunión y desde entonces ya pueden subir los scooters eléctricos en los interurbanos. Ya está, ¿cuánto era? Era ponerte tres días ahí a protestar delante de un autobús. Otros lo habían hecho antes que yo, pero al no tener proyección pública, la policía con las mismas los había apartado y advertido. ‘Si te pones tonto te llevamos al cuartelillo’. A mí ningún policía se atrevió a ponerme la mano encima. Así de hipócritas somos.

En tu disco hay un tema, 'Trabajando en el barrio', que es como un paseo por tu querido barrio de Pan Bendito. Ahí sale el señor Fabián, hablando de desahucios y de que “nos hemos quitado a la Aguirre”… ¿Cómo ha cambiado tu barrio en los últimos años? Si es que ha cambiado...
A veces da igual el partido que esté gobernando. Yo he votado por el cambio, para quitar a Esperanza, pero igual le digo a Carmena: ‘No te relajes, que estamos aquí, no nos olvides. Aquí las calles siguen igual, señora’. Por aquí ha pasado Ana Botella, Esperanza Aguirre, la gente de Ahora Madrid. A todos les he dado una vuelta por el barrio, y todos lo mismo: buena cara, al día siguiente la calle bien limpia, pero un mes después ahí sigue todo igual. Los políticos desvisten un santo para vestir a otro. Quitan los columpios de aquí para ponerlos allí, pero aquí también hay niños.

En tu famoso discurso al recoger un Goya diste las gracias a tus padres por habértelo puesto difícil, por ponerte “muy arriba el Nesquik”. Tú tienes dos hijos, ¿eres también exigente con ellos?
Yo estoy convencido de que la sobreprotección no ayuda. La importancia de esforzarse uno mismo, de buscarse la vida, es lo que te va a quedar para el día de mañana. No hay que hacer inútiles a los hijos. Si tienen dificultades te tienes que armar como padre o como madre, ponerte un caparazón en el corazón, porque es muy duro, pero decir, ‘a éste se lo tengo que poner muy difícil’. Mi hijo pequeño tiene pérdida de audición, tiene implante coclear, y yo soy de ‘hostias, que se busque la vida’. Pero luego lo sobreprotejo sin darme cuenta y pienso en mi madre, que sí que le iba a dar caña. Yo le digo, ‘venga, vocaliza bien. ¿Qué quieres de comer? Que no te entiendo. Hasta que no lo digas bien no comes. ¿Esabetis? No sé lo que es. Hasta que no digas bien espaguetis no comes’. Verás como mañana se busca la vida el niño y lo pronuncia bien. Es muy jodido para un padre, pero es la forma en que vas a ayudar a tu hijo. Eso lo aprendí de mis padres.

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