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Eva Millet. Autora del libro 'Hiperpaternidad'

“Tenemos que enseñar a nuestros hijos a ser autónomos”

Educación supercompetitiva, protección frente a cualquier problema y satisfacción de cada capricho son características del modo en que crían muchos padres a sus hijos actualmente. En su obra ‘Hiperpaternidad’ (Ed. Plataforma Actual, 2016), la periodista Eva Millet analiza esta tendencia, y propone una manera más relajada de educar a los menores.

Portada del libro 'Hiperpaternidad' de Eva Millet
Portada del libro 'Hiperpaternidad' de Eva Millet

La periodista echa de menos en la agenda de los niños actuales, las tardes de juegos que ella, como la mayoría de chavales de su generación, vivió en su infancia. “Los alumnos de preescolar y primaria tienen ahora unas agendas de ministro, con todas las horas ocupadas. Se están convirtiendo en trabajadores y llegan agotados a casa”, lamenta esta periodista, madre un hijo de 14 años de edad y una hija de 11.

En su libro, Eva Millet aborda ese exceso de actividades extraescolares así como la actual tendencia de los padres de “allanar el camino” a sus hijos ante cualquier situación o problema, dos de las características de la ‘Hiperpaternidad’ que da título a su obra. Esa sobreprotección, “aunque sea con  la mejor de las intenciones puede incapacitar a nuestros hijos”, según la periodista.

Como alternativa a ese modelo de crianza propone “lo que en inglés se denomina underparenting, un término con el que se hace referencia a una sana despreocupación, que los niños estén más su aire y no socorrerles en todo a la primera de cambio”. También recomienda dejar a los pequeños más tiempo libre. “Está bien que hagan actividades extraescolares, pero tienen que ser acordes a su edad y necesidades”, explica.

Reconoce que adoptar ese estilo más relajado es difícil, porque “ahora, para que se te considere buen padre o buena madre tienes que estar encima del niño todo el día, resolverle sus problemas sistemáticamente, desafiar al profesor o al entrenador, si te dicen que hace algo mal”. Sin embargo, no es imposible: “Yo creo que algo va a cambiar porque la ‘hiperpaternidad’ es agotadora, sobre todo para las madres, y no resulta sostenible”.

Para que los progenitores que lean su libro puedan reconocer si esas prácticas forman parte de su manera de educar a sus hijos, la autora ha incluido un test que a través de 30 preguntas les ayudará a determinar si son ‘hiperpadres’ o ‘hipermadres’.  La obra  también ofrece “mucha bibliografía y opiniones de expertos, no solo mías. También hay un toque de humor, que es necesario, aunque la educación sea el trabajo más importante de nuestras vidas”, sostiene Millet.

Carencias

En relación con el actual debate sobre el tiempo que los escolares dedican a los deberes, Millet dice que “en exceso pueden ser un agobio, pero los considero útiles, por eso no estoy de acuerdo con las huelgas que proponen ciertos padres”. Para la periodista, la falta de tiempo para realizar las tareas de la escuela se debe a menudo a que los niños llegan a casa tardísimo tras las actividades extraescolares. En su opinión, hay una gran presión social en este ámbito, “muchas veces otros padres te dicen que sus hijos están haciendo tal actividad, o aprendiendo tal idioma”.

Sin embargo, el exceso de formación y protección que caracteriza la ‘hiperpaternidad’ está generando carencias. “Se está perdiendo la empatía, la tolerancia a la frustración y la capacidad de esfuerzo, porque la educación no consiste solo en dar recursos académicos, también hay que enseñar a formar el carácter”.

Millet también explica que este estilo de crianza tan competitivo y protector al tiempo es un “cóctel explosivo”. “Por un lado los niños tienen una inflada noción de sí mismos, al haber sido el centro absoluto del universo familiar, pero por otro, han interiorizado esa idea de que si no pueden hacer algo, sus papás lo harán por ellos, lo que les priva de recursos para solucionar sus problemas”.

Para evitar llegar a  esa contradictoria situación, la periodista propone “recuperar el sentido común”, a la hora de programar actividades escolares o satisfacer necesidades y caprichos de los hijos, y “no allanarles el camino, sino enseñarles a ser autónomos para que puedan caminar solos”.