
La Agenda 2030, la hoja de ruta de Naciones Unidas con la que todos los líderes mundiales se comprometieron a contribuir a alcanzar las metas globales para hacer frente a los grandes desafíos de la humanidad, cumple este domingo 25 de septiembre siete años.
Al adoptarla, los Estados establecieron las bases para movilizar los medios necesarios para su implementación mediante alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables. Sin embargo, su éxito no se encuentra exclusivamente en manos de los gobiernos, sino que también depende del sector privado y de todos los agentes de la sociedad civil.
Esta estrategia, conformada por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible e, integradas en ellos, 169 metas, ha venido rigiendo los programas de desarrollo mundiales desde el año 2015. Y lo continuará haciendo, como mínimo, en los próximos ocho, hasta 2030.
Cabe plantearse algunos interrogantes en torno a las metas globales de Naciones Unidas, como, por ejemplo: ¿de qué manera han evolucionado desde su aprobación?, ¿cómo se está contribuyendo a su cumplimiento?, ¿qué se precisa para impulsarlas aún más? o ¿estamos a tiempo de cumplir con la Agenda 2030?
Numerosas personalidades han abordado esta cuestión, pero en Soziable.es recogemos la opinión de diferentes expertos en materia de sostenibilidad en torno a estas cuestiones de entidades como AUARA, Canvas Estrategias Sostenibles, Spainsif, Corporate Excellence e Impact Hub Madrid.
Desarrollo
Tras siete años desde la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas es inevitable cuestionarse por cómo han evolucionado estos desde 2015 y cómo los conciben tanto los diferentes gobiernos como el sector privado y la sociedad en general.
En el caso de Luis de Sande, CFO y cofundador de AUARA, este sostiene que algunas circunstancias, como la COVID-19, la guerra de Ucrania o la inflación, “han perjudicado seriamente los ODS, provocando retrocesos de cuatro años en algunos de los objetivos”. Sin embargo, también recuerda que “tenemos ocho años para conseguirlos, pero hay que hacer grandes esfuerzos para poder lograrlo, lo que significaría incrementar los compromisos de todos para que las tasas anuales de mejora actuales puedan llegar a duplicarse”.
En términos similares, Francisco Javier Garayoa, director general de Spainsif, admite que “los ODS nos han dado una referencia común aceptada por todos durante estos siete años como hoja de ruta de la sostenibilidad para el periodo que finaliza el año 2030”. Y, además, subraya que “las situaciones sufridas estos últimos años, comenzando con la pandemia, sin duda está dificultando el cumplimento de las previsiones, según se aprecia al analizar los 17 objetivos y las 169 metas, atendiendo a los 232 indicadores que pueden medirse, a través de los datos estadísticos oficiales”.
Por su parte, Constanza Nieto, experta en sostenibilidad y comunicación de Canvas Estrategias Sostenibles, destacó la Agenda 2030 como la hoja de ruta global para la sostenibilidad en la agenda pública internacional, en el discurso de las empresas y cada vez más en la mente de la ciudadanía en general, aunque también aseguró que “cuando entramos más en detalle de cómo ha sido el progreso en las distintas metas que proponen los ODS pareciera que los avances no han sido los esperados en 2015”.
En la misma línea, Ángel Alloza, CEO de Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership, manifestó que los ODS se han convertido “en la guía o camino a seguir en las estrategias de sostenibilidad de las organizaciones”. Y, además, señaló que estos “han contribuido a que las organizaciones se hayan visto obligadas a adaptarse a las necesidades y exigencias de sus grupos de interés”, desde las cuales “se están haciendo grandes esfuerzos en la consecución de los grandes objetivos que plantea la Agenda 2030”.
Y Nathalie Alvaray, directora de Comunicación y Marketing de Impact Hub Madrid, por su parte, aseveró que los ODS han aportado “un lenguaje común para abordar los desafíos globales que tenemos como sociedad: desigualdad, cambio climático, pobreza o alimentación”. Además, recordó que “durante estos siete años, este idioma común que tiene como base el desarrollo sostenible y las alianzas ha permeabilizado en los gobiernos, las empresas y la sociedad”.
Impulso
El desarrollo sostenible que propugnan los ODS de Naciones Unidas, sin embargo, se ha visto ralentizado por circunstancias como la pandemia de la COVID-19. Así, al menos, lo expresa el Informe sobre Desarrollo Sostenible 2022 de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN), que demanda, además, un plan global para financiar los ODS.
De cara a que los Objetivos de Desarrollo Sostenible adquieran velocidad de crucero hacia 2030, Luis de Sande considera que “necesitamos centrarnos en cinco aspectos como son el compromiso de las grandes potencias, que se ha visto que resulta muy eficaz; la mejora significativa en la medición y obtención de datos para su adecuado seguimiento y toma de decisiones; el incremento de la eficiencia en inversión, planificación y selección de proyectos de impacto positivo; una mayor implicación de todos los ciudadanos para convencer a las empresas y gobiernos de su necesario liderazgo para lograr los objetivos de los ODS; y, por último, incrementar la inversión privada y pública de impacto”.
Para Constanza Nieto, por su parte, “la inversión pública y privada en ODS es una palanca fundamental para impulsar estas metas y es una cuestión que todavía tiene mucho margen de mejora”. Según la responsable de Canvas Estrategias Sostenibles, “cada año se invierten aproximadamente tres billones de dólares para alcanzar los ODS, una financiación que se estima debería ser de entre cinco y siete billones de dólares anuales hasta 2030 para lograr los objetivos”.
Por ello, sugiere que “para activar el impulso a los ODS, un aspecto fundamental es promover la acción en ODS a través de una estrategia de negocio o de sostenibilidad que cuente con el apoyo de la alta dirección y la contribución transversal de la compañía. Las alianzas también resultan ser un factor que forma parte del propio espíritu de la Agenda 2030 para multiplicar el impacto. Así como definir y hacer seguimiento de métricas robustas, trazables y comparables que permitan tomar decisiones estratégicas”.
Desde el punto de vista de Francisco Javier Garayoa, para impulsar el desarrollo de los ODS, “es necesario y urgente el compromiso general del máximo de actores (públicos y privados) a nivel global con el impulso coordinador de Naciones Unidas”.
Su opinión contrasta, en cierto modo, con la de Ángel Alloza, quien afirma que “se necesita un convencimiento profundo de que la actividad empresarial viene delimitada y condicionada por la integración de la sostenibilidad en la planificación estratégica, pero también debemos ser conscientes de que la realidad empresarial no es la misma en todas las organizaciones”.
Y más allá va la de Nathalie Alvaray, quien manifiesta que “desde Impact Hub, consideramos que hay que propiciar una visión sistémica, que integre los argumentos sociales con los argumentos empresariales para favorecer la acción conjunta de empresas, gobiernos y otros actores, construyendo y fortaleciendo ecosistemas que movilicen el cambio, además de facilitar las alianzas como promueve el ODS 17 y comunicar y difundir los beneficios que tienen los ODS cuando se integran en las empresas y las organizaciones”.
Cumplimiento de la Agenda 2030
Otra cuestión de notable relevancia que planea sobre los responsables políticos y empresariales, así como sobre la sociedad en su conjunto, atañe a la posibilidad de alcanzar, o no, las metas globales de Naciones Unidas en el plazo fijado inicialmente para ello.
Desde AUARA, según Luis de Sande, “el desafío para cumplir con la Agenda 2030 es mayúsculo, pero si nos queremos acercar es necesario una replanificación y un incremento firme de los compromisos de todas las partes –gobiernos, empresas y sociedad– para poder cumplir con las metas que nos proponen los ODS”.
Constanza Nieto, en este sentido, destaca también la trascendencia de este reto y señala que “cumplir con la Agenda 2030, en el punto en el que estamos, requiere de una transformación profunda del sistema productivo y sistémica de valores para deconstruir y configurar un sistema más responsable y sostenible para las personas y para el planeta”.
Más optimista, aunque con matices, se muestra el director general de Spainsif. En este sentido, Francisco Javier Garayoa aseguró que “aún estamos a tiempo de cumplir en gran medida con la Agenda 2030, pero para ello será indispensable centrar la atención en el ODS 17 y en potenciar las alianzas para lograrlos, en un clima de compromiso renovado”.
Aunque también optimista, Ángel Alloza advierte de que “quizás haya que ampliar los tiempos que nos hemos marcado con la Agenda 2030. No obstante, no contemplo la inacción y considero que para liderar hay que ser y hay que estar, así que solo las organizaciones que tomen partido ante los grandes retos globales e impulsen acuerdos, alianzas y sinergias de colaboración permanecerán”.
Y, por último, Nathalie Alvaray no cree que se vayan a alcanzar los propósitos marcados en la Agenda 2030. “Los análisis más recientes hablan de que se alcanzarán en 2073 si se mantienen las tendencias actuales. ¡Vamos con 43 años de retraso!”, asegura.
Por ello, la directora de Comunicación y Marketing de Impact Hub Madrid revela que debemos preguntarnos “cómo involucramos a cada vez más actores que diseñen y ejecuten transformaciones sostenibles con clave de urgencia. Si trabajamos juntos y pensamos más estratégicamente, con visión sistémica, sobre cómo encaja lo que hacemos cada uno, podemos acelerar nuestro impacto positivo en el mundo que nos rodea”.