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Las votaciones se cierran el 20 de febrero

Dos innovadores proyectos españoles aspiran al premio europeo de economía circular Green Alley Award

Green Alley Award, organizado por Grupo Landbell, matriz de European Recycling Platform, premia cada año con 25.000 euros a la startup europea que desarrolle el servicio o producto más innovador en el ámbito de los residuos y la economía circular. Dos proyectos españoles, presentados por las compañías Bcome Certified y Sustein Materials, fueron seleccionados por el jurado para competir en las votaciones online del público.

La compañía alemana Landbell Group fue la ganadora del Green Alley Award el año pasado.
La compañía alemana Landbell Group fue la ganadora del Green Alley Award el año pasado.

Dos innovadores proyectos españoles relacionados con la trazabilidad de los productos en el ámbito textil y materiales de construcción a partir de residuos sanitarios, impulsados por las compañías Bcome Certified y Sustein Materials, compiten este año en las votaciones online de la novena edición del galardón europeo Green Alley Award, que estarán abiertas al público hasta el 20 de febrero.

La compañía más votada se hará automáticamente con uno de los seis puestos de la final de este concurso, organizado por el Grupo Landbell, matriz de European Recycling Platform (ERP), y que tiene una dotación económica de 25.000 euros para el ganador. Los cinco finalistas restantes serán seleccionados por el jurado del premio, compuesto por un comité de expertos.

Este año se presentaron a este concurso, que reconoce a escala europea el servicio o producto más innovador en el ámbito de la economía circular, un total de 226 proyectos procedentes de 25 países europeos. España, con 20 proyectos presentados, se sitúa en la cuarta posición en el ranking de países con mayor número de proyectos en concurso, únicamente por detrás de Alemania, con 68; Italia, con 33, y Reino Unido con 28.

“Estamos muy satisfechos por el alto número de compañías españolas que se han presentado este año, que suponen más del doble de proyectos que en la edición anterior y, por supuesto, que dos de ellas se hayan hecho un hueco en el top 20 de startups elegidas. Como siempre, deseamos mucha suerte a los concursantes y esperamos contar con algún proyecto español en la final, como ya sucedió en anteriores ediciones con VEnvirotech o ScrapAd”, afirma Laura Alonso, desde ERP España.

Soluciones digitales para economía circular

Si atendemos a la localización geográfica de las compañías españolas presentadas, en esta edición destacan las procedentes de Cataluña, que con 13 proyectos presentados aglutina el 65% de la participación española. Le siguen Comunidad Valenciana, con un 15% de participantes y País Vasco con un 10%.

Por categorías, las soluciones digitales para economía circular ganan terreno, ya que suman el 42% de los proyectos españoles presentados, seguidas por la prevención de residuos, con un 31,6%, y el reciclaje con un 26,3%. En el cómputo de participación global, las soluciones digitales suponen un 33% de todos los productos presentados, mientras que la estadística por categorías la lideran los proyectos para la prevención de residuos, con un 40%.

Los flujos de residuos en los que se focalizan los proyectos españoles presentados a concurso este año abarcan soluciones para residuos textiles, municipales, de envases y de alimentación. Estas categorías lideran también la estadística a escala internacional.  Las dos compañías españolas seleccionadas para las votaciones del público operan en el ámbito de soluciones de software de trazabilidad para el sector textil y de la producción de materiales de construcción a partir de residuos sanitarios.

Bcome ofrece a las empresas de textiles de la industria de la moda una solución de software, que ayuda a rastrear todos los pasos de la cadena de valor, desde la extracción de materias primas hasta el punto de venta, recopilando datos en todo el ciclo de vida del producto y así conocer el verdadero impacto social, ambiental y económico del producto.

Por su parte, Sustein ha desarrollado un proceso industrial que permite utilizar residuos sanitarios que no se reciclan en la actualidad, como las mascarillas (evitando además que acaben incinerados o en vertederos), para fabricar tableros aglomerados, aislamiento térmico y otros materiales sostenibles para la construcción.