Tres son los elementos que están contribuyendo al desarrollo de los aspectos medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo en el ámbito del inversor institucional, según la sexta encuesta global a inversores institucionales elaborada por EY y publicada bajo el título ‘Is your ESG data unlocking long-term value? Why nonfinancial information, data analytics and better performance insight can be key to enhancing the ESG premium’ (‘¿Sus datos ESG están generando valor a largo plazo? Por qué la información no financiera, el análisis de datos y una mejor percepción del rendimiento pueden ser clave para mejorar la prima ESG’).
Se trata, en concreto, del punto de inflexión que ha supuesto la pandemia de la COVID-19, que ha permitido que esta actúe como un poderoso catalizador de los factores ESG; la búsqueda de una economía descarbonizada, que ha situado al cambio climático en el centro de la toma de decisiones de inversión; y la transparencia de rendimiento y la capacidad de análisis, que aparecen como claves en el futuro de la inversión sostenible.
En la encuesta, han participado un total de 320 inversores institucionales de 19 países y hasta un 90% de estos asegura que ahora tiene mucho más en cuenta los factores ESG en sus decisiones de inversión que antes de la pandemia. Además, el 92% afirma que en los últimos doce meses ha realizado inversiones considerando los potenciales beneficios de una “recuperación verde”.
Tal y como explica Alberto Castilla, socio responsable de Sostenibilidad de EY, “la pandemia ha sido un catalizador para integrar aún más las variables medioambientales, sociales y de gobierno corporativo en la toma de decisiones de los inversores y en la estrategia de las empresas”.
Sin embargo, también advierte que “sigue existiendo preocupación por la transparencia y la calidad de la información corporativa. Por ello, es necesario y urgente la concreción de un entorno regulatorio más claro, con estándares globales consistentes que puedan seguir tanto inversores como empresas”.
La COVID-19, poderoso catalizador ESG
En relación a la pandemia de la COVID-19, el primero de los ejes impulsores de los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo en el proceso de toma decisiones del inversor institucional, el estudio de EY revela que, desde su irrupción, nueve de cada diez inversores encuestados otorga mayor importancia al desempeño ESG de las empresas en lo que respecta a su estrategia de inversión y toma de decisiones.
Asimismo, de los resultados de la encuesta también se desprende que solo el 49% de los inversores ha actualizado sus enfoques de inversión ESG; que el 74% es más propenso a la desinversión en el caso de un rendimiento sostenible deficiente; que únicamente el 44% aseguró que la pandemia le ha llevado a actualizar sus estrategias y procesos de administración de riesgos de inversión; y que, en líneas generales, los inversores se están centrando más en el ámbito social debido a que los consumidores se movilizan por este tipo de cuestiones.
Descarbonización y cambio climático
En cuanto al cambio climático y sus riesgos derivados, el 77% de los encuestados señaló que, durante los próximos dos años, prestará una especial atención a evaluar las implicaciones del riesgo físico cuando tomen decisiones de selección y asignación de activos y el 79%, que hará lo propio en el caso de los riesgos de transición.
Al mismo tiempo, para el 86% de los participantes en la encuesta global de EY, la descarbonización corporativa es fundamental para la toma de decisiones de inversión. En este sentido, estos llegan a asegurar que invertir en empresas con iniciativas agresivas de reducción de carbono es una parte importante de su estrategia.
Transparencia de rendimiento y capacidad de análisis
En tercer lugar, en el caso de la transparencia de rendimiento y la capacidad de análisis, que también impulsan la adopción de criterios ESG en las decisiones inversoras, el estudio señala que los inversores consideran prioritarios los datos ESG de mejor calidad de las empresas y un panorama regulatorio más claro.
A este respecto, el trabajo de EY apunta que el 78% de los participantes en el estudio realiza una evaluación estructurada y metódica de las divulgaciones en materia ambiental, social y de gobernanza, una cifra muy superior al 32% que procedía de este modo hace tres años.
También revela que, a pesar de ello, la mitad de los participantes del estudio muestra cierta preocupación en torno a la transparencia y calidad de la información y, en concreto, sobre la materialidad, lo que supone también un porcentaje mucho más elevado que el 13% que se registró en 2020.
Además, el 89% asegura que, de cara a mejorar la calidad y la transparencia de los informes ESG corporativos, le gustaría que estos estuviesen sujetos a estándares coherentes a nivel mundial y que, además, fueran de obligado cumplimiento.
Y, por otro lado, señala que solo el 45% tiene una estrategia madura de análisis de datos para incorporar datos ESG de alta calidad en su toma de decisiones, aunque el 75% asegura que pretende realizar inversiones significativas en gestión de datos y herramientas de análisis sofisticadas.
Recomendaciones
En su parte final, el estudio de EY recoge una serie de recomendaciones tanto para las empresas como para los inversores institucionales cuyo fin es el de ayudar a que los factores ESG desempeñen tras la pandemia un papel más importante en la salud y en la recuperación económica.
En este sentido, el documento aconseja a las organizaciones comprender mejor el elemento de divulgación de riesgos climáticos de los informes ESG; hacer un uso estratégico de la función de sostenibilidad para inyectar rigor en el proceso para determinar la materialidad de su contexto ambiental, social y de buen gobierno corporativo; comprometerse e integrar la función financiera para considerar y alinear las implicaciones financieras y de valor; y profundizar el compromiso con los inversores, incluida la comprensión de los nuevos requisitos de divulgación de ESG que pueden ayudar a diferenciar a una empresa de sus competidores.
Y, en relación a los inversores, el documento sostiene que estos deben poner al día sus políticas y marcos de inversión para inversiones ESG; actualizar los enfoques del riesgo climático para que puedan interpretar y comprender mejor el análisis de escenarios de las posibles consecuencias de estos para las empresas y sectores objetivo a corto, medio y largo plazo; e implementar una estrategia de análisis de datos audaz y con visión de futuro.