
Los estudios realizados por todo el mundo aseguran que el cambio climático está relacionado con mayores sequías, el deshielo de las zonas polares, un clima más severo, la subida del nivel del mar… pero ahora los científicos han descubierto que también está relacionado con las poblaciones de ratas.
Un nuevo estudio de investigación de la Universidad de Richmond, Estados Unidos, muestra que el aumento del número de ratas en las ciudades de todo el mundo está relacionado con el calentamiento del clima y el crecimiento de las ciudades.
Jonathan Richardson, ecólogo urbano de la Universidad de Richmond, y su equipo de investigación analizaron datos de quejas e inspecciones públicas de 16 ciudades de todo el mundo y encontraron un fuerte vínculo entre el creciente número de ratas y tres aspectos clave del entorno urbano: la densidad de población humana, la urbanización y el aumento de las temperaturas.
Los hallazgos clave del estudio incluyen:
- 11 de 16 ciudades (69%) tuvieron tendencias significativas de aumento en el número de ratas, incluidas Washington DC, Nueva York y Ámsterdam.
- Sólo tres ciudades experimentaron un declive, incluidas Tokio y Nueva Orleans.
- Las ciudades que experimentaron mayores aumentos de temperatura a lo largo del tiempo vieron mayores aumentos en el número de ratas.
- Las ciudades con poblaciones humanas más densas y más urbanizadas también experimentaron mayores aumentos en las ratas.
Todos estos factores crean desafíos importantes para los municipios y los profesionales de control de plagas que trabajan para controlar las poblaciones de ratas, y deberán incorporar estos factores en sus estrategias de gestión.
El estudio ha encontrado un fuerte vínculo entre el creciente número de ratas y la densidad de población humana, la urbanización y el aumento de las temperaturas
“La conexión más preocupante que encontramos es el vínculo entre el calentamiento climático y las tendencias de las ratas, ya que las temperaturas globales están fuera del control de las ciudades”, dijo Richardson.
El aumento de temperatura puede estar ampliando los períodos de actividad estacional de las ratas, lo que les permite permanecer activas durante más tiempo en el invierno y comenzar a buscar alimentos en la superficie a principios de la primavera.
“Incluso una o dos semanas más de actividad en la superficie para las ratas salvajes puede traducirse en uno o dos episodios reproductivos más, acelerando el crecimiento de la población”, dijo Richardson. “Quienes trabajan para controlar las poblaciones de ratas deberán tener en cuenta este crecimiento acelerado por el clima en su planificación de gestión de ratas”.
Para mitigar este aumento de ratas es necesario invertir más recursos, desarrollar planes proactivos y recopilar datos sobre actividad y abundancia de ratas
Identificar las tendencias a largo plazo en la cantidad de ratas y cómo se ven afectadas por los cambios ambientales es fundamental para comprender su ecología y proyectar vulnerabilidades futuras y necesidades de mitigación. En términos de posibles soluciones, el estudio deja en claro que las ciudades necesitan:
- Invertir más recursos (presupuesto y personal) en el problema.
- Desarrollar planes proactivos de manejo de roedores que prioricen hacer que el entorno urbano sea menos propicio para las ratas (por ejemplo, eliminar el acceso a los desechos de alimentos y
- Comenzar a recopilar datos sistemáticos sobre la actividad y abundancia de ratas en lugar de depender de datos de quejas públicas.
“Solo enfrentando los factores ambientales que permiten que las ratas prosperen y dándoles a los administradores municipales de roedores los recursos y herramientas que necesitan, podremos tener la esperanza de controlar nuestro creciente problema de ratas”, dijo Richardson.
Aunque el nuevo estudio no evalúa por qué el cambio climático podría estar relacionado con un aumento del número de ratas, Richardson señala que si estas ciudades son más cálidas en la entrada y salida del invierno, esto podría estar permitiendo que los roedores dispongan de más tiempo para buscar comida. Y esto, a su vez, podría facilitar que se reproduzcan una o dos veces más, lo que aumentaría el tamaño de la población.