
El Hospital Fraternidad-Muprespa Habana de Madrid es un edificio proyectado y diseñado por el estudio de arquitectura López-Fando y Asociados para conseguir una eficiencia óptima en el uso de recursos y con una muy baja incidencia ambiental. Destaca por su diseño arquitectónico con orientación sur, su protección solar pasiva, su envolvente con características más exigentes que las requeridas por la normativa, el alto nivel de eficiencia de sus equipos, el uso de energías renovables, como la fotovoltaica, para autoconsumo y la solar térmica o las medidas adoptadas en climatización.
Es decir, su sostenibilidad medioambiental, sus características arquitectónicas y la eficiencia en la ejecución de la obra han hecho de este edificio obtener el Certificado LEED Healthcare en su categoría máxima, el Platino, dentro del accésit ‘Mejor Actuación en Eficiencia Energética’. Es, por tanto, el hospital más sostenible de Europa y uno de los cuatro más sostenibles de todo el mundo.
Se trata de una distinción desarrollada por la organización US Green Building Council, que se concede a los edificios que destacan por la sostenibilidad ambiental durante la construcción y por la eficiencia en la gestión de recursos: energía, agua y calidad del aire.
Según nos relata en Soziable.es uno de sus arquitectos, Joaquín López-Fando, a la hora de diseñar un edificio de estas características “no hay claves como tal”, aunque reconoce la complejidad del proyecto debido a que se trata de un programa muy amplio y global.
Cabe destacar que el ahorro de consumo energético de este hospital es del 43% en relación a un edificio de referencia, al tiempo que los más de 600m2 de paneles fotovoltaicos instalados consiguen una fuente de energía renovable que supera el 11% del consumo; la reutilización de 8.000 litros de agua “nueva” permite un ahorro anual de casi 3 millones de litros de agua, y la implantación de determinados materiales aseguran una óptima calidad de aire interior, entre otros.
Unos datos que se obtienen “gracias a la inversión en las soluciones más adecuadas y eficientes” según la situación del edificio, orientación o ubicación geográfica, entre otros, tal y como admite López-Fando.
“La mejor energía es la que no se consume”.
Para él, “la mejor energía es la que no se consume”, por lo que, explica, “lo primero que hay que hacer es procurar tomar las medidas de aislamiento pasivo para reducir la demanda energética que va a tener ese edificio y luego buscar las soluciones más eficientes para adecuarlo a la arquitectura del proyecto para que el consumo energético final sea el menor posible”.
Asimismo, reconoce la importancia de la calidad del aire interior, del confort acústico interior, de la temperatura, de la humedad del ambiente…Unos aspectos que, en su opinión, tienen una repercusión directa en la calidad de los espacios y del ambiente, todo ello gracias a la innovación en la construcción.
El hospital del futuro en materia de sostenibilidad
En cuanto a cómo tendría que ser el hospital del futuro en materia de sostenibilidad, López-Fando nos habla de estructuras muy flexibles, fácilmente cambiables y adaptables. Según afirma, “hay que ser capaz de acomodarte a situaciones imprevistas como, por ejemplo, la pandemia que hemos vivido”. De ahí, la importancia de edificios modulares, con un concepto más de palacio de exposiciones, tipo IFEMA. Es decir, contar con espacios con una gran capacidad de adaptabilidad y flexibilidad “es fundamental en un hospital porque la experiencia lo acaba demostrando y no solo en situaciones dramáticas, sino que la ciencia avanza, como es el caso de los robots en los quirófanos, o equipos nuevos de resonancia magnética”, apunta.
“Permanentemente, hay mucha gente pensando cómo mejorar el mundo y, gracias a los avances, hay que tener previsto esa capacidad de adaptación a los posibles cambios y de incorporación de nuevos equipos, nuevas tecnologías y nuevas formas de hacer”, concluye.