
Existe en la Antártida un glaciar, de nombre Thwaites, que se le apoda ‘glaciar del fin del mundo’. Tiene ese apodo porque se calcula que su colapso podría causar un aumento catastrófico del nivel del mar. Su tamaño es descomunal: es una gigantesca masa de hielo que tiene el tamaño de Alaska pero que se derrite gradualmente.
Ahora, un nuevo estudio elaborado por la Universidad de California advierte sobre la intrusión de agua de mar cálida y a alta presión a muchos kilómetros por debajo del glaciar. Debido a este fenómeno, se cree que este gigantesco pedazo de hielo podría estar experimentando un derretimiento vigoroso, lo que podría acelerar el aumento del nivel del mar a nivel mundial.
Según Eric Rignot, uno de los autores del estudio, que han hablado con Soziable, “estas intrusiones de agua de mar pueden hacer más vulnerable al glaciar, porque el agua salada y cálida puede derretir el glaciar abajo a grandes distancias”.
Sobre si estos datos son motivo de preocupación, Rignot afirma el glaciar “está en peligro. Pero no solo el Thwaites, también el glaciar Pine Island, que se encuentra junto a él, y el Kohler, el Pope, el Smith y el Haynes”.
La principal preocupación es que se subestima la velocidad a la que está cambiando el glaciar, y lo devastador que podría suponer, especialmente, a las comunidades costeras de todo el mundo.
Cada año, el glaciar Thwaites pierde alrededor de 50.000 millones de toneladas de hielo, aproximadamente el 4 por ciento del aumento global del nivel del mar. Una estimación sugiere que la pérdida total de Thwaites podría elevar casi un metro el nivel medio global de agua, por lo que “en las próximas décadas, el nivel del mar aumentará más rápido que hoy”, advierte el científico.
Papel de los satélites
“El agua de mar a presión puede levantar la superficie del glaciar. Por eso, pudimos verlo desde satélites”. Y es que para el estudio se han utilizado los datos ofrecidos con satélites especiales “que han sido fundamentales para llegar a las conclusiones que hemos llegado”, asegura Rignot.
Sin embargo, el científico añade que “los resultados exigen más observaciones de campo para comprender los fenómenos con mayor precisión”.