Las ciudades de todo el mundo se enfrentan a las crecientes amenazas del cambio climático y, en este sentido, uno de los grandes riesgos, cada vez más frecuentes, son las inundaciones. Hace tan sólo unos días, Madrid vivía el día más lluvioso en 51 años. Esta situación provocó inundaciones en muchos puntos de la ciudad, incluso daños en infraestructuras y estaciones de metro. Así, una de las cuestiones que más preocupa a las ciudades es si realmente tienen capacidad y están preparadas para gestionar periodos de lluvia cada vez más intensos y prolongados.
Efectos del cambio climático
El 44 % de todas las catástrofes en el mundo están relacionadas con inundaciones y más de 700 millones de personas viven en lugares donde las precipitaciones máximas diarias han aumentado. Además, se estima que el impacto de los daños directos de las inundaciones aumentará de cuatro a cinco veces si el calentamiento global alcanza los 4ºC. Es aquí donde cabe preguntarse cómo se puede ir más allá de las soluciones concretas para ayudar a las ciudades a hacer frente a unas precipitaciones, cada vez más intensas, y a otros efectos del cambio climático.
Para abordar este desafío, Arup, firma global de desarrollo sostenible, ha elaborado un informe para ayudar a las ciudades de todo el mundo a comprender su capacidad natural de absorción. A través de la inteligencia artificial y de imágenes por satélite, se han analizado los centros urbanos de 10 ciudades de todo el mundo: Auckland, Londres, Montreal, Bombay, Nairobi, Nueva York, Shanghái, Singapur, Sídney y Toronto.
Medir la capacidad de absorción de las ciudades
El estudio revela que factores como la cantidad de espacios verdes y azules en el entorno urbano, las propiedades hidrológicas del suelo de cada ciudad o la capacidad de drenaje de las áreas verdes pueden servir para medir la capacidad de absorción de las ciudades o para ver cómo de “esponjosas” pueden llegar a ser.
El análisis ha medido la cantidad de espacios verdes y azules en el entorno urbano. Utilizando herramientas digitales, se ha calculado el número de estos espacios en los centros urbanos de cada lugar. La incorporación de áreas verdes y espacios azules en el diseño de las ciudades hace que éstos puedan actuar como esponjas naturales debido a su absorción natural. Parques, jardines y áreas verdes pueden absorber el exceso de agua de lluvia, reduciendo la cantidad de escorrentía y, en última instancia, ayudar a prevenir inundaciones.
Arup ha analizado las propiedades hidrológicas del suelo de cada ciudad teniendo en cuenta los diferentes tipos de suelo que se presentan en cada una, ya que influyen en la capacidad de absorción natural.
El informe muestra que, de las 10 ciudades de la muestra, Auckland (Nueva Zelanda) es la ciudad más “esponjosa” debido, principalmente, al alto porcentaje de superficies verde-azul con la que la ciudad cuenta. Además, gran parte del suelo de Auckland tiene una infiltración relativamente alta en las zonas permeables. Por detrás se sitúan Nairobi y Singapore. El último lugar del ranking lo ocupa Sydney, que, debido a que presenta distintas tipologías residenciales con menos superficies permeables, es poco probable que la infraestructura verde actual de la ciudad esté bien integrada para ayudar a gestionar las precipitaciones.
Nuestro país, según Almudena Barona, Water Leader de Arup en España, padecerá un incremento de las lluvias torrenciales, más olas de calor, un aumento de la salinidad del mar y nevadas menos copiosas. Esta situación está estudiada y analizada por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC), además de por múltiples estudios en universidades y centros de investigación tanto nacionales como internacionales. Por ello, se debe tratar de adaptar lo máximo posible las ciudades y aplicar herramientas y soluciones que permitan combatir estos efectos adversos del cambio climático.
En definitiva, los resultados del estudio proporcionan a las ciudades una clara referencia como paso previo a la elaboración de un plan integral para mejorar sus infraestructuras naturales. Es importante que las ciudades estén preparadas para abordar los desafíos y grandes amenazas del cambio climático en los próximos años. El diseño de infraestructuras contribuye a la mitigación de inundaciones en las ciudades y, al combinar elementos como sistemas de drenaje efectivos, áreas verdes o la planificación cuidadosa del uso del suelo, las ciudades pueden reducir significativamente su vulnerabilidad a las inundaciones y a los impactos del cambio climático.