El pasado martes, 13 de abril, se presentó el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, dotado con 69.528M€, y si bien todavía quedan tramitaciones pendientes para su evaluación positiva por el Comité Económico y Financiero del Consejo Europeo e inicio del desembolso de los fondos, deja claro el enfoque transversal con el que se ha trabajado para recuperar a corto plazo la economía tras la pandemia, así como para acelerar la transformación estructural y digitalización mediante un programa de reformas que nos dirija hacia una sociedad más sostenible y resiliente.
El Plan tiene cuatro pilares (Transformación ecológica, Transformación digital, Cohesión social y territorial, e Igualdad de género) y diez son las Políticas palanca que canalizan las reformas e inversiones a través de treinta componentes. De esta forma, se trabajará de forma coordinada y complementaria para alcanzar el cambio social, territorial, económico, financiero y medioambiental.
Un ejemplo de la transversalidad del Plan son las ciudades. Se actuará desde sus edificios, para hacerlos más eficientes, hasta la movilidad, que será más sostenible, segura y conectada.
Las áreas con mayor peso en la distribución de los fondos son la transformación verde (39,12%) y digital (29%), poniendo también el foco en la educación y formación (10,5%), la I+D+i (7%), así como en la inclusión social y la cohesión del territorio.
Un claro ejemplo de dicha transversalidad son las ciudades que habitamos, pues se actuará desde sus edificios, para hacerlos más eficientes y evolucionar hacia la descarbonización y digitalización, hasta la movilidad, que deberá ser más sostenible, segura y conectada. Y en el plano social, lograr ciudades más inclusivas, sin olvidar durante el proceso la lucha contra la pobreza energética.
El Plan abarca sólo tres años, por lo que los fondos deberán asentar sólidas bases de un modelo del cambio para a medio-largo plazo alcanzar el ambicioso objetivo que involucra a toda la sociedad.