El sector textil, tanto a escala nacional como internacional, quiere quitarse la etiqueta de ser uno de los más contaminantes y contrarrestar, en la medida de lo posible, el perjuicio medioambiental que se está ocasionado al planeta.
De hecho, a la producción textil se le achaca ser la responsable del 20% del total de aguas residuales y del 10% de las emisiones globales de carbono.
Unas cifras que grandes marcas de nuestro país intentan paliar con procesos de fabricación más ‘amigables’, ecoeficientes y menos derrochadores de materias primas.
Un informe reciente de Moody’s señalaba que la producción textil tiene un impacto significativo en el medio ambiente y ejerce una presión creciente sobre los recursos de las materias primas, lo que se traducirá en un incremento de los costos a largo plazo y erosionará la solvencia de muchas marcas. Por ello, concluye, las empresas textiles tendrán que transformar sus cadenas de valor si quieren seguir siendo competitivas.
De casa en casa
En este sentido, el grupo textil Mango afirma haber conseguido que casi el 80% de sus prendas posean características sostenibles. La empresa se ha marcado entre sus metas que la totalidad de sus productos tengan características sostenibles en el año 2022.
Mango cifra en 42 toneladas las prendas recogidas el pasado año a gracias a su proyecto de reciclaje Second Chances, con un aumento del 23,5% respecto al resultado de 2019.
H&M, por su parte, ha creado un proceso hidrotérmico para reciclar tejidos y convertirlos en nuevos hilos y materiales textiles sin merma de la calidad. Y, en otro orden, ha invertido en numerosas firmas especializadas en investigación sobre aspectos de sostenibilidad.
Grandes marcas como Inditex o C&A llevan su apuesta por la sostenibilidad a los nuevos centros de fabricación o tiendas representativas. Así, el grupo gallego inauguró el mes pasado su nuevo edificio ecoeficiente y tecnológicamente avanzado en Arteixo (A Coruña), de 67.000 metros cuadrados y con los últimos avances en conectividad, en el que ha invertido 130 millones de euros. Al mismo tiempo, C&A culminaba los proyectos de reforma de dos de sus tiendas, una en Barcelona y otra en Palma de Mallorca, con el objetivo de hacer una moda más sostenible desde todos los aspectos, desde la fabricación a los puntos de venta.
Asimismo, Inditex pretende que entre el 5% y el 10% de las prendas de Zara se incluyan en el programa Join Life, que aglutina prendas elaboradas con materias primas sostenibles.
Por su parte, el gigante textil Tendam, propietario de marcas como Cortefiel o Pedro del Hierro, acaba de comprar la firma de moda sostenible Slow Love, propiedad de Sara Cabonero e Isabel Jiménez, quienes continuarán en el reto de fabricar de forma sostenible sin precios desorbitados.
Un reto difícil de conseguir, sobre todo a la vista de los malos resultados del sector debido al impacto de la crisis sanitaria del covid. Y es que, como señala el diseñador gallego Roberto Verino: "No se pueden comprar unos tejanos a nueve euros y defender la sostenibilidad".