La vida en la Tierra depende directamente de los océanos, pero estos cada vez se encuentran más amenazados por los impactos de la actividad humana y el cambio climático. Los efectos de la sobrepesca, el cambio climático, la minería de los fondos marinos y el transporte marítimo continúan afectando negativamente a la biodiversidad en alta mar poniendo en riesgo de impactos irreversibles a todas las especies, incluida la humana.
Peggy Kalas, coordinadora de la High Seas Alliance: "El sistema actual de gobernanza de la alta mar es débil, fragmentario e inadecuado para abordar las amenazas a las que nos enfrentamos”
Estas aguas internacionales, las que se extienden más allá de las 200 millas marinas de la costa (hasta esa distancia se consideran aguas territoriales y están bajo la jurisdicción de los países) constituyen dos tercios del total de las aguas de mares y océanos y la mitad del planeta Tierra. Por sorprendente que resulte, no existe ninguna legislación que salvaguarde su biodiversidad ni su papel vital en la prestación de servicios, tales como la generación de oxígeno y la regulación del clima.
El pasado 24 de diciembre, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el inicio de una conferencia intergubernamental para negociar un tratado vinculante sobre la conservación de la biodiversidad en alta mar. El proceso de negociación consistirá en cuatro reuniones periódicas hasta finales de 2020, fecha en la que se espera la aprobación del texto final del tratado.
Este martes comienza en la sede neoyorquina de la ONU la primera de estas cuatro sesiones, que se extenderá durante dos semanas, y que parte de las recomendaciones de un informe que emitió el Comité Preparatorio de la ONU y que previsiblemente serán incluidos en el acuerdo internacional de alta mar.
"Oportunidad histórica"
Según Peggy Kalas, coordinadora de la High Seas Alliance (HSA), una alianza entre más de 400 ONG y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), "la alta mar es vital para el funcionamiento del océano entero y de toda la vida en la Tierra. El sistema actual de gobernanza de la alta mar es débil, fragmentario e inadecuado para abordar las amenazas a las que nos enfrentamos en el siglo XXI, derivadas del cambio climático, la pesca ilegal y la sobrepesca, la contaminación por plásticos y la pérdida de hábitats. Esta es una oportunidad histórica para proteger la biodiversidad y las funciones de la alta mar mediante compromisos jurídicamente vinculantes”.
Sofia Tsenikli, de Greenpeace Internacional: "No hay que cometer ningún error, este es un momento clave en la historia"
La HSA, creada en 2011 para proteger la biodiversidad de las aguas de alta mar, destaca el papel clave del océano en la mitigación del cambio climático, que incluye la absorción de un 90% del calor adicional y de un 26% del exceso de dióxido de carbono creado por fuentes humanas. Según esta alianza de organizaciones, "gestionar los múltiples factores de estrés añadidos que se ejercen sobre el océano permitirá aumentar su resiliencia ante el cambio climático y la acidificación, y protegerá ecosistemas marinos únicos en su especie, muchos de los cuales quedan aún por explorar y descubrir. Dado que se trata de aguas internacionales, las medidas de conservación necesarias solo pueden introducirse a través de un tratado global".
Por su parte, el profesor de la Universidad de Oxford Alex Rogers, que ha proporcionado evidencias para fundamentar el proceso de la ONU de cara a un tratado, afirma: “Estamos haciendo muy poco para salvaguardar la vida dentro del océano, intrínseca a nuestra supervivencia colectiva. Proteger la biodiversidad de la alta mar, implantando la buena gobernanza y la ley en el océano entero, es sin duda lo más importante que podemos hacer para cambiar el rumbo del corazón azul de nuestro planeta”.
Sofia Tsenikli, de Greenpeace Internacional, concluye: "La explotación insaciable de nuestros océanos, desde el exceso de pesca y explotación de minas en alta mar hasta la extracción de petróleo, está teniendo un efecto devastador en el ecosistema marino y necesita urgentemente una toma de medidas. Un tratado global tiene la capacidad de hacerlo y proteger la alta mar por encima de las fronteras nacionales. Fundamentalmente, tiene el poder de crear una red global de santuarios libres de la destrucción humana. No hay que cometer ningún error, este es un momento clave en la historia".