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Simposio ‘La aportación de las empresas a la lucha contra el cambio climático’

“Las iniciativas de forestación han dejado de ser un gasto para convertirse en una inversión”

Los mecanismos para apoyar proyectos de forestación protagonizaron el simposio ‘La aportación de las empresas a la lucha contra el cambio climático’, organizado por la fundación Desert Leaves. Entre las conclusiones del encuentro destaca el gran incremento de la demanda de proyectos de plantación de bosques desde el sector privado, donde se percibe que cada vez está más integrado, como parte fundamental de las estrategias corporativas, el objetivo de alcanzar neutralidad climática.

Mesa redonda sobre reforestación y sociedad celebrada durante el simposio.
Mesa redonda sobre reforestación y sociedad celebrada durante el simposio.

La fundación Desert Leaves, especializada en la difusión del conocimiento sobre forestación de regiones secas, organizó el simposio ‘La aportación de las empresas a la lucha contra el cambio climático’, junto con el Ayuntamiento de Madrid, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, Sacyr, el Colegio de Ingeniero de Montes, la escuela de negocios CMI y la Asociación Nacional de Empresas Forestales.

El encuentro sirvió fundamentalmente para dar a conocer y analizar algunos de los mecanismos que existen hoy en día para apoyar proyectos de forestación, ya sea desde el sector privado, las administraciones o la sociedad civil. Aunque el eje central de casi todas las ponencias y mesas redondas giró en torno a las iniciativas impulsadas desde las empresas.

Desde 2014, más de un centenar de empresas españolas ha financiado y registrado proyectos de forestación que compensan su huella de carbono en muchas ocasiones en el marco de una colaboración pública-privada, y la tendencia es claramente al alza. También las administraciones públicas han vuelto a invertir en la creación de bosques, como demuestra el proyecto del Bosque Metropolitano de Madrid.

Macroproyecto del Bosque Metropolitano de Madrid

Sobre dicho proyecto y otras iniciativas llevadas a cabo en la ciudad de Madrid habló Santiago Saura, concejal delegado del Área de Internacionalización y Cooperación del Ayuntamiento de Madrid y vicepresidente segundo de la Red Española para el Desarrollo Sostenible, quien manifestó que ciudades como Madrid deben estar en la primera línea de la lucha contra el cambio climático, principalmente en dos frentes: “la mitigación de gases de efecto invernadero (GEI) y la adaptación a las consecuencias del cambio climático”.

En este sentido, describió la hoja de ruta de Madrid para alcanzar la neutralidad climática, cuyo objetivo es alcanzar una reducción del 65% en las emisiones de GEI para 2030 (respecto a las emisiones de 1990, que es el punto de referencia). Sin embargo, aclaró que, a pesar de que “Madrid es una de las ciudades más dotadas de zonas verdes de Europa y el mundo, con más de seis mil hectáreas, esas zonas captan solo el 1% de las emisiones, así que el patrimonio verde no es suficiente para alcanzar la mitigación que se persigue”.

"El incremento de la cobertura arbórea no solo aporta beneficios en cuanto a reducción de emisiones, sino en cuanto a la adaptación a las consecuencias del climático"

Saura manifestó además que se ha conseguido más reducción de emisiones de GEI actuando sobre la movilidad urbana, así como que todavía hay mucho margen de mejora en la eficiencia energética de edificios. “Aun así, el incremento de la cobertura arbórea no solo aporta beneficios en cuanto a reducción de emisiones, sino en cuanto a la adaptación a las consecuencias del climático, como las olas de calor, además de generar evidentes beneficios ambientales, sociales y de calidad de vida”, recalcó.

Entre los proyectos que tienen que ver con la creación de espacios verdes en Madrid, Saura destacó el Bosque Metropolitano, que ambiciona crear un anillo forestal de 75 kilómetros de longitud alrededor de la ciudad creando un corredor continuo que unirá todas las superficies verdes.

Sobre este macroproyecto y sus cifras habló en profundidad Silvia Villacañas, directora general de Planificación Estratégica del Ayuntamiento de Madrid, quien declaró que Bosque Metropolitano está “completándose con la participación de las empresas y de la sociedad civil, que colaboran realizando plantaciones”.

Respecto a la colaboración público-privada en iniciativas de forestación, Luis Tejero, técnico de la Subdirección de General de Energía y Cambio Climático del Ayuntamiento de Madrid, manifestó que “la participación privada tiene que formar parte del desarrollo de la infraestructura verde en las ciudades, sin embargo, existen otras iniciativas, más ligadas a las energías renovables que tienen más posibilidades de retorno para las empresas y donde ha sido más fácil atraer esa iniciativa privada”.

"Cada vez más empresas se adhieren con el objetivo de balancear sus agendas de carbono. Tienen una intención más sistémica y más de fondo”

En su ponencia, Tejero presentó el programa Madrid Compensa, que ofrece a las empresas un mecanismo voluntario de compensación de emisiones de GEI a través de la plantación de árboles en la ciudad. Este programa lleva más de 10 años funcionando y se ha notado “una evolución en el interés y objetivos de las empresas”, afirmó Tejero. “Al principio simplemente querían emprender alguna acción de RSC y hoy en día cada vez más empresas se adhieren con el objetivo de balancear sus agendas de carbono. Tienen una intención más sistémica y más de fondo”, aseveró.

La importancia del mantenimiento y conservación de las plantaciones

Sobre la evolución de la actitud de las empresas respecto a las soluciones basadas en la naturaleza para reducir su huella de carbono, cabe destacar la intervención de José Luis Rodríguez Gamo, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes de Madrid, en una de las mesas redondas del simposio, donde afirmó que “uno de los principales problemas que tenemos es la gestión de esas masas forestales para que no acaben quemándose y liberando esa gran cantidad de carbono que tienen almacenado. Todavía hay mucho margen de recorrido para desarrollar estas iniciativas”.

"Para atraer a los inversores hay que prometerles un retorno y para garantizarlo debemos poner al frente de esas plantaciones a técnicos competentes"

“Hay que atraer a los empresarios para que estas forestaciones realmente tengan un futuro. No estamos hablando de un gasto o de una subvención, sino de una inversión", recalcó. En su opinión, "para atraer a esos inversores hay que prometerles un retorno y para garantizarlo debemos poner al frente de esas plantaciones a técnicos competentes, que garanticen la viabilidad de los proyectos”.

Beneficios sistémicos de las forestaciones

En ello coincidió Francisco Martínez, cofundador de Grupo Silvestris, una empresa social dedicada a la plantación de árboles, quien afirmó que actualmente “se ha producido un cambio de paradigma y las empresas cada vez ven más las forestaciones como una inversión”. En ese mismo sentido, Luis Cardalliaguet, fundador de la Folia Project (compañía especializada en proyectos de forestación), añadió que la motivación de las empresas a la hora de realizar plantaciones de árboles “no solo apunta a compensar las emisiones de CO2, sino también a los beneficios que generan los bosques”.

"Los árboles no captan CO2 recién plantados, hay que esperar 15 o 30 años. Si no llegan a esa edad, esa plantación solo ha sido un greenwashing"

En este punto, José Luis Rodríguez añadió que, respecto al cambio climático, “el bosque contribuye a la adaptación y no tanto a la mitigación". Según indicó, las empresas no pueden pensar que van a compensar todo lo que emiten plantando árboles, pero existen otros beneficios de las forestaciones. Entre los beneficios sistémicos más evidentes, apuntó a la disminución de la erosión hídrica. "Los árboles no captan CO2 recién plantados, hay que esperar 15 o 30 años. Si no llegan a esa edad, esa plantación solo ha sido un greenwashing. Hay que cuidar esas plantaciones, con lo que ello supone para la generación de empleo, que es otro beneficio sistémico, además de otro fundamental, que es la salud tanto emocional como física”, concluyó.