Visitar una playa con Bandera Azul o la certificación ISO 14001 es garantía de calidad medio ambiental, excelencia y seguridad. Las dota de un alto estándar social y ecológico respecto a las playas que no cuentan con ella. Este sello fue creado por la Fundación para la Educación Ambiental y cada año se revisa a nivel internacional.
España es uno de los países con un mayor número de playas a las que se les otorga el citado galardón, contando este año con la Comunidad Valenciana (137) a la cabeza, seguida de Andalucía (115) y Galicia (111), según ha publicado la propia Fundación para la Educación Medioambiental.
Criterios de sostenibilidad
Pero ¿cuáles son esos criterios bajo los cuales se certifica a una playa sostenible? En primer lugar, es importante que la playa cuente con un sistema de información cualificado, a través de distintos paneles informativos, que deben dar a conocer de forma visible y clara los ecosistemas presentes en la zona. En ellos, deben figurar además códigos de conducta que guíen a los usuarios sobre un buen uso del entorno.
Otro de los factores más importantes es la calidad del agua, la cual debe estar en excelentes condiciones para garantizar el baño. Según la Organización de Bandera Azul, se deben tomar oficialmente un número de muestras periódicas para determinar esta calidad.
Además, las playas que aspiran a conseguir este reconocimiento deben contar con unos servicios mínimos de limpieza, disponer de baños públicos y un sistema regular de gestión de residuos.
Otro de los requisitos indispensables es la seguridad de la playa. Por un lado, que cuente con accesos fáciles y seguros para personas con discapacidad o movilidad reducida. Al igual que disponer de un equipo de socorristas profesionales y cualificados.
Hábitos sostenibles
Contar con una certificación de Bandera Azul también significa que los usuarios deben mantener una serie de hábitos y buenas prácticas para respetar tan ansiados parajes en verano.
Con la intención de promover un turismo ecológico y responsable, Pepsi MAX propone algunos hábitos fáciles de incorporar durante nuestras vacaciones para disfrutar de las playas de manera sostenible.
Aunque suene algo evidente, nunca está de más recordar que no debemos arrojar ningún plástico al suelo, mar o río. La mayoría de estas zonas cuentan con cubos de basura amarillos para poderlos reciclar. En caso de que no fuera así, es fundamental prever un recipiente o bolsa donde recopilar todos nuestros residuos y posteriormente depositarlos correctamente para su reciclaje.
Aplicar la regla de las 3R: reduce, reutiliza y recicla. Reciclar y reutilizar bolsas de plástico, papeles y otros objetos desechables y reducir el consumo a las necesidades reales son pequeños gestos que ayudan al planeta.
Se pueden aprovechar los paseos por la orilla para recopilar los desperdicios que nos encontremos a nuestro paso. Durante el verano, son habituales las campañas locales de limpieza, como la que tendrá lugar este sábado 24 de julio en la playa de Guadalmar, Málaga, una actividad promovida a través de sus redes sociales por Pepsi Max y Proyecto LIBERA, una creación de SEO/Birdlife en alianza con Ecoembes para ayudar a reducir la “basuraleza”.
Evitar pisar zonas protegidas, con vegetación y fauna del lugar y respetar las dunas, ya que tienen la misión de disipar la energía del mar y son el hogar de muchas especies.
Ir a la playa caminando o en bicicleta, además de evitar el sedentarismo, también son dos maneras ecológicas y económicas de desplazarse. Y si no es posible, recurrir al transporte público es la tercera opción más sostenible de transporte.
Playas para las personas con discapacidad y sus familias
Este año, la Fundación AXA y Cruz Roja han puesto en marcha un proyecto de colaboración con el objetivo de que las personas con movilidad reducida o algún tipo de dependencia y sus familias puedan disfrutar de la playa con la máxima seguridad y comodidad.
Ambas entidades han creado ‘espacios especiales’ en ocho playas del país, en Chiclana, Denia, Valencia, Gandía, Santander, Tenerife, Las Palmas y Torremolinos.
Dichos espacios están habilitados con todas las ayudas técnicas necesarias (silla anfibia, muletas anfibias y andadores), acceso a sesiones de movilidad con fisioterapeutas, zona de ejercicios para el desarrollo de la movilidad (con mancuernas, pelotas y tiras elásticas), zona de masaje y actividades de animación para adultos o niños.
Además, estas zonas especiales se habilitarán mediante estructuras de madera, cenadores o carpas y, en ellas, se ubican mesas, sillas, zona de desinfección y almacenaje y, además, cuentan con baños y duchas adaptadas.