
Los elefantes, las jirafas, las pitones y otras especies grandes tienen tasas de cáncer más altas que las más pequeñas, como los ratones, los murciélagos y las ranas, según ha demostrado un nuevo estudio, desmintiendo una creencia de 45 años sobre el cáncer en el reino animal.
La investigación, realizada por investigadores de la Universidad de Reading, el University College de Londres y la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, examinó datos sobre el cáncer de 263 especies de cuatro grupos animales principales: anfibios, aves, mamíferos y reptiles: 31 anfibios, 79 aves, 90 mamíferos y 63 reptiles.
Según la doctora Joanna Baker, coautora del estudio elaborado por la Universidad de Reading, “el cáncer es causado por mutaciones durante la división celular, por lo que se podría esperar que los animales con más células (es decir, cuerpos más grandes) tengan más cáncer. Es decir, se esperaría que los animales más grandes tengan más cáncer”.
Paradoja de Peto
“Sin embargo, en 1977, Richard Peto observó que los humanos parecían ser mucho menos susceptibles al cáncer que los ratones, que tienen cuerpos relativamente más pequeños”, añade Baker, quien afirma que “esto llevó a la formación de la paradoja de Peto: los animales grandes deberían tener más cáncer, pero aparentemente no lo tienen. Esta es la creencia que desafiamos en nuestro artículo”.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), también reveló que las especies que evolucionaron para ser más grandes más rápidamente, como los elefantes, desarrollaron mejores defensas naturales contra el cáncer.
Al respecto, Baker afirma que “en aves/mamíferos, encontramos que aquellos animales que alcanzaron su tamaño corporal más rápido (a lo largo de millones de años de evolución) tendían a tener una menor prevalencia de cáncer. Esto no se observó en anfibios/reptiles”. Los científicos aseguran que la razón de esta diferencia sigue siendo desconocida.
Según el estudio, aquellos animales que alcanzaron su tamaño corporal más rápido (a lo largo de millones de años de evolución) tienden a tener una menor prevalencia de cáncer
Además, “es probable que los elefantes tengan varios mecanismos que se relacionan con su menor prevalencia de cáncer, incluyendo muchas copias de un gen supresor de tumores (TP53) del cual los humanos solo tenemos una copia”, explica la científica.
El estudio no incluyó humanos. “El conjunto de datos que utilizamos se derivó de animales de zoológico y, por lo tanto, no incluía humanos. Sin embargo, hay múltiples razones adicionales por las que es poco probable que los humanos se ajusten a la relación observada en otros animales. Esto incluye la existencia de la medicina moderna en sí misma, que actúa para mejorar enormemente nuestras probabilidades de supervivencia e incluso para reducir la ocurrencia de cáncer en primer lugar”, aclara Baker.
“Sin embargo, también incluye la sociedad humana y la prevalencia de comportamientos que afectan el riesgo de cáncer, como los alimentos procesados, el tabaquismo, el consumo de alcohol, el contacto con aire y agua contaminados, y muchos más”, finaliza.