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Según un informe del Banco Mundial

Los ingresos derivados de la fijación de precios de carbono alcanzan la cifra récord de 95.000 millones de dólares

El último estudio del Banco Mundial sobre los mercados globales del carbono revela que los instrumentos que permiten la fijación de precios para este gas ya abarcan casi la cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, de manera que se ha generado una cifra de ingresos sin precedentes que ronda los 95.000 mil millones de dólares.

Mapa del rango de precios fijados para las emisiones de carbono por países.
Mapa del rango de precios fijados para las emisiones de carbono por países.

El Banco Mundial hace un seguimiento de los mercados mundiales de carbono desde hace dos décadas y publica con periodicidad anual el informe ‘State and Trends of Carbon Pricing’ (Situación y tendencias de la fijación del precio al carbono) que este año arroja cifras récord en lo referente a ingresos provenientes de los impuestos al carbono y de los sistemas de comercio de emisiones (SCE), que han llegado a los 95 000 millones de dólares a pesar del difícil contexto que enfrentan los gobiernos, con altas tasas de inflación, presiones fiscales y crisis energéticas.

Durante la presentación del informe, que tuvo lugar durante el evento Innovate4Climate celebrado en Bilbao, Jennifer Sara, directora global de Cambio Climático del Banco Mundial, afirmó que “la fijación del precio del carbono puede ser una forma eficaz de incorporar los costos del cambio climático en las decisiones económicas y de incentivar así la acción climática”.

“La buena noticia que trae este informe es que, incluso en tiempos difíciles para la economía, los gobiernos están dando prioridad a las políticas de fijación directa del precio del carbono a fin de reducir sus emisiones. Pero para impulsar realmente el cambio en la escala que se necesita, tendrán que lograrse avances significativos tanto en la cobertura como en los precios”, añadió Sara.

Cuando se publicó la primera edición del informe, hace una década, solo el 7 % de las emisiones mundiales estaban comprendidas en un esquema de impuestos al carbono o en un SCE. En la actualidad, como se destaca en el informe de este año, se abarca casi la cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero mediante 73 instrumentos.

Los SCE establecen límites a la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero: permiten a los emisores de volúmenes más bajos vender sus unidades adicionales (o “derechos de emisión”) a quienes generan cantidades más importantes, con lo que se establece un precio de mercado para las emisiones. Por su parte, con los impuestos al carbono se fija directamente un precio, pues se define una tasa impositiva sobre las emisiones.

Mayor aceptación de los SCE

Si bien el grado de aceptación de los SCE y de los impuestos al carbono va en aumento en las economías emergentes, todavía dominan en esta área los países de ingreso alto. Se implementaron nuevos instrumentos en Austria e Indonesia, así como en jurisdicciones subnacionales de Estados Unidos y México. Además, está previsto que Australia vuelva a fijar precios al carbono con un SCE basado en tasas que comenzará a implementarse en julio de 2023, y países como Chile, Malasia, Vietnam, Tailandia y Türkiye continúan trabajando para establecer directamente precios al carbono.

La emisión y el rescate de créditos de carbono disminuyeron ligeramente en comparación con 2021. Las condiciones macroeconómicas, las críticas a los créditos de carbono y las compensaciones, así como los cuellos de botella en la elaboración de estos instrumentos son algunas de las causas de la leve desaceleración registrada el último año. Sin embargo, el informe muestra señales prometedoras de cooperación entre países respecto de los mercados de carbono en el marco del Acuerdo de París.

Adenás, en él se reitera que la fijación del precio del carbono es una herramienta importante para incrementar los ingresos, orientar los flujos financieros internacionales e impulsar la innovación. Como parte de un paquete más amplio, estas políticas pueden ayudar a cumplir objetivos más generales de sostenibilidad y desarrollo. Por ejemplo, muchos de los diagnósticos climáticos básicos que elabora el Banco Mundial ponen de relieve el potencial que encierran las políticas de fijación directa del precio del carbono para apoyar a los estados en su camino hacia el desarrollo.