Según diversas investigaciones científicas, todo apunta a que el virus SARS-CoV-2, causante de la pandemia que estamos sufriendo, tiene un origen zoonótico, es decir, está relacionado con la interacción del ser humano con la naturaleza y, en concreto, con otras especies animales. Con el fin de prevenir contagios, la utilización masiva de guantes y mascarillas por parte de la población se está generalizando, siendo productos que, por su uso, no pueden ser reutilizados.
Es por ello que, desde el Proyecto Libera, se pide a la sociedad responsabilidad absoluta ante este nuevo residuo para que acabe en la papelera de la calle o contenedor de resto de sus casas y no en el suelo de entornos urbanos, periurbanos o rurales, ya que podría convertirse en una nueva tipología de 'basuraleza' (basura abandonada en la naturaleza) y generar un gran impacto contaminando los espacios naturales. De hecho, en algunas playas de China, ya han aparecido este tipo de residuos.
Guantes y mascarillas deben depositarse en papeleras y contenedor de resto, nunca en el suelo o en el contenedor amarillo, advierten desde el Proyecto Libera
Para evitar que las playas españolas sigan la misma dinámica, esta iniciativa pide a la ciudadanía que deposite mascarillas y guantes en el contenedor correspondiente “Vivimos en un momento de crisis sanitaria por lo que es fundamental entender que la prioridad como sociedad debe ser contener la evolución de este virus. Desde Libera hemos puesto siempre en valor el conocimiento científico como la mejor de las herramientas para que una sociedad pueda prosperar de un modo sostenible y, en este caso de emergencia sanitaria, de nuevo tenemos que abrazar la ciencia”, afirma Miguel Muñoz, coordinador de SEO BirdLife del ‘Proyecto Libera’.
Estos residuos contribuyen a la propagación del virus
La iniciativa también subraya la importancia de no escatimar en el uso de las formas de protección que desde las administraciones indiquen, tanto en cantidad como en calidad y modo de empleo, y de mantener la prudencia en aquellas cuestiones que no tengan una evidencia científica y no hayan sido recomendadas por los responsables públicos. Una vez asegurado que los residuos generados son los necesarios, se deben gestionar correctamente y nunca abandonarlos en las calles de las ciudades ni de los pueblos, sino en el contenedor pertinente.
En el caso de los equipos de protección individual (EPI) como guantes y mascarillas, deberán ir al contenedor gris (resto). “En las actuales circunstancias debemos insistir en un mensaje muy claro: los guantes, mascarillas y demás material de protección deben ir siempre al contenedor gris, nunca al amarillo. Igual que la basura que se genere en una casa con algún miembro contagiado: siempre al gris. Y en el resto de hogares, seguir reciclando como siempre”, apunta Sara Güemes, coordinadora de Ecoembes del Proyecto Libera.
Los residuos plásticos contribuyen a la propagación de los virus, ya que adhieren a ellos y pueden así viajar y colonizar otros entornos
El informe sobre el impacto del plástico en los entornos naturales del Proyecto Libera indica los principales daños que produce el abandono de este tipo de residuo, que provoca en los ecosistemas la muerte de especies por ingesta directa, generación de incendios, enredo, entre otros problemas. También juegan un rol importante en la propagación de patógenos, entre ellos, los virus, que pueden utilizarlos como vector para su expansión, ya que se adhieren a las basuras marinas y en concreto los microplásticos, para viajar de un lugar a otro colonizando nuevos entornos, añade el documento.
Por ello, desde Libera se insiste en la necesidad de reflexionar sobre la relación del ser humano con la naturaleza, ya que todo apunta a que esta pandemia ha sido originada por el desequilibrio natural provocado por la humanidad.Cuanto más deteriorada se encuentre la biodiversidad de un espacio natural más facilidad tendrán los virus de expandirse. Sin embargo, una alta biodiversidad favorece las relaciones interespecíficas como por ejemplo la de depredador presa, de ese modo, los animales infectados por un virus son más proclives a ser capturados por sus depredadores controlando de esta forma también la expansión de los virus. Un ecosistema rico en biodiversidad también lo es en variabilidad genética y es esta variabilidad la que hace de escudo frente a pandemias como la actual, concluyen los promotores de la iniciativa.