
En los últimos cinco años, España ha sido testigo de una intensificación sin precedentes de fenómenos climáticos extremos. Las olas de calor se han vuelto más frecuentes y severas: en 2022, se registraron temperaturas récord de hasta 46,8 ºC en Valencia, y en 2023, cinco episodios de calor extremo dejaron decenas de víctimas en ciudades como Sevilla y Ciudad Real.
Estos eventos no solo afectan la salud pública, sino que también saturan los sistemas sanitarios y energéticos del país. Según datos del Ministerio de Sanidad, entre 2020 y 2024 se registraron más de 23.800 muertes atribuibles al calor extremo en España. Durante los picos de temperatura, los hospitales y centros de salud experimentan un aumento significativo de ingresos por golpes de calor, deshidratación y agravamiento de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, especialmente entre personas mayores y niños.
Además, el sistema energético se ve sometido a una presión creciente. Las olas de calor provocan un aumento drástico en la demanda eléctrica, principalmente por el uso masivo de aire acondicionado. En julio de 2023, por ejemplo, se alcanzaron picos históricos de consumo eléctrico en ciudades como Madrid y Sevilla, lo que obligó a activar planes de contingencia para evitar apagones y sobrecargas en la red
En la DANA de octubre de 2024, en apenas 14 horas, la rambla del Poyo (Valencia) transportó el equivalente al embalse de Loriguilla, con 761 litros por metro cuadrado
A esto se suman las lluvias torrenciales y las inundaciones. La DANA de octubre de 2024 fue una de las más devastadoras de las últimas décadas: en apenas 14 horas, la rambla del Poyo (Valencia) transportó el equivalente al embalse de Loriguilla, con 761 litros por metro cuadrado, provocando graves daños materiales y más de 200 víctimas mortales. Estos fenómenos, cada vez más intensos, se repiten con mayor frecuencia en la cuenca mediterránea, afectando especialmente a comunidades vulnerables.
España, muy afectado por los fenómenos meteorológicos
Estos eventos no son aislados. Según el Índice de Riesgo Climático Global, España ocupa el octavo lugar entre los países más afectados por fenómenos meteorológicos extremos en los últimos 30 años, con más de 27.000 muertes y pérdidas económicas que superan los 24.000 millones de euros.
El informe, elaborado por la ONG Germanwatch, advierte que el Mediterráneo es uno de los puntos calientes del planeta más amenazados por el calentamiento global.
Informe de Save the Children
En este contexto, un nuevo informe alerta sobre el futuro que espera a las generaciones más jóvenes. Según el estudio Nacidos en la crisis climática, publicado por Save the Children en colaboración con la Universidad Vrije de Bruselas, los niños nacidos en España en 2020 vivirán el doble o incluso el triple de fenómenos climáticos extremos que sus abuelos.
En concreto, en España, el 97% de los niños nacidos en Aragón sufrirá al menos un fenómeno climático extremo al año. En Catalunya, sobre el 96%, en La Rioja en torno al 94% y en la Comunidad Valenciana, el 93%.
El informe plantea tres posibles trayectorias del calentamiento global de aquí a finales de siglo. Una de ellas contempla que se cumpla el objetivo del Acuerdo de París, limitando el aumento de la temperatura media global a 1,5 °C. Otra evalúa el escenario más probable con los compromisos actuales, que llevaría a un incremento de 2,7 °C. Y la tercera, más pesimista, considera un mundo donde no se aplican medidas efectivas, alcanzando un aumento de hasta 3,5 °C.
En España, el 94% de los niños nacidos en 2020 estarán expuestos a olas de calor extremas, frente al 26% de quienes nacieron en 1960
Con las promesas climáticas actuales y las tendencias de emisiones, el planeta se dirige hacia ese segundo escenario: un aumento de 2,7 °C. En España, esto implicaría que el 94% de los niños nacidos en 2020 estarían expuestos a olas de calor extremas, frente al 26% de quienes nacieron en 1960. Si se lograra cumplir el objetivo de 1,5 °C, esta cifra se reduciría al 65%.
Un futuro desigual
El estudio también compara el impacto del cambio climático entre generaciones. Mientras que solo el 8% de los nacidos en 1960 vivieron sequías significativas, ese porcentaje se triplica para los nacidos en 2020, alcanzando el 24%. En cuanto a las pérdidas de cosechas, el 10% de los niños actuales las presenciarán, frente al 4% de sus abuelos. Y en el caso de los incendios forestales, el 20% de los nacidos en 2020 los sufrirán, frente a apenas un 3% de la generación de 1960. En resumen: los niños de hoy tienen entre el doble y el triple de probabilidades de vivir fenómenos climáticos extremos.
“Aunque sus abuelos experimentaron las olas de calor, las inundaciones, las sequías o los incendios forestales como sucesos excepcionales y poco comunes, las nuevas generaciones tendrán que enfrentarse a estos fenómenos con una frecuencia, intensidad y duración cada vez mayores”, explica Carmela del Moral, responsable de incidencia social y política en Save the Children.
Solo el 8% de los nacidos en 1960 vivieron sequías significativas, ese porcentaje se triplica para los nacidos en 2020, alcanzando el 24%
La semana pasada, España vivió un episodio de calor inusual para esta época del año. En Zaragoza se alcanzaron los 37,5 °C y en Jerez de la Frontera se rozaron los 40 °C, según la AEMET. “Este tipo de temperaturas fuera de temporada son una señal clara de que debemos actuar ya para mitigar los efectos de la crisis climática, especialmente sobre la infancia, que es la más vulnerable”, añade del Moral.
En Valencia, la DANA que azotó la provincia a finales de octubre del año pasado dejó al descubierto la falta de preparación ante estos fenómenos. Las consecuencias fueron devastadoras: interrupciones en la educación, pérdida de viviendas e ingresos, y un fuerte impacto emocional en muchas familias, especialmente en los más pequeños.