La Cumbre del Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas reunió en Nueva York del 25 al 27 de septiembre de 2015 a los Estados miembros de la ONU para debatir una agenda de desarrollo que mantuviera vivo el espíritu de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) adoptados en 2000. Así se aprobó un gran acuerdo con el nombre “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” que incluía un total de 17 objetivos con un plazo de cumplimiento de 15 años. Los ODS se basan en sus antecesores (los ODM) pero incluyen nuevas esferas como el cambio climático, la desigualdad económica, la innovación, el consumo sostenible, la paz y la justicia, entre otras prioridades.
Los ODS se basan en cinco palabras claves: personas, planeta, prosperidad, paz y alianzas
En el preámbulo de la declaración queda bien claro que el principal objetivo de la nueva agenda es la erradicación de la pobreza: “Reconocemos que la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la pobreza extrema, es el mayor desafío a que se enfrenta el mundo y constituye un requisito indispensable para el desarrollo sostenible”.
Los ODS son desde entonces la guía de la acción global hasta 2030 y, por primera vez, ligan las estrategias contra el cambio climático y de protección medioambiental con las de erradicación del hambre y la pobreza.
Por ello, los objetivos se basan en cinco palabras claves: personas, planeta, prosperidad, paz y alianzas (en inglés se habla de las cinco ‘p’, ya que 'alianzas' se dice ‘partnership’). En el discurso que pronuncia el entonces secretario general de la ONU, Ban-ki Moon, se escucha por primera vez una expresión que ya quedará como lema de los nuevos objetivos: “No dejar a nadie atrás”.
Aunque eran continuadores de los ODM, los ODS tienen notables diferencias respecto a los primeros. En primer lugar su número: si los ODM eran solo ocho, los ODS abarcan 17 objetivos individuales de los que se desprenden un total de 169 metas concretas y que deberán ser verificables y medibles. Todos estos objetivos y metas buscan hacer realidad un desarrollo económico, social y ambiental sostenible, inclusivo y equitativo.
Para todos los países
A diferencia de lo que ocurría con los ODM, que estaban enfocados solamente a países en desarrollo, los nuevos objetivos constituyen una hoja de ruta para el desarrollo global de todo el planeta. Por ello, la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible marca desafíos tanto a los países en desarrollo como a los desarrollados, que ya no solo han de implicarse en materia de cooperación internacional sino que tienen que cumplir también a nivel local los 17 ODS y las 169 metas.
Los objetivos y metas buscan un desarrollo económico, social y ambiental sostenible, inclusivo y equitativo
Otra importante novedad es la idea de que los objetivos están interrelacionados, es decir que el éxito en uno o varios de ellos redundará en avances en otros que están vinculados. Al igual que los problemas de los distintos ámbitos (económico, social, ambiental y cultural) están interconectados también las soluciones lo están.
Un ejemplo de esta interconexión sería por ejemplo una región en la que el cambio climático haya arruinado las cosechas. La población de esa región puede verse entonces abocada al hambre y esa escasez puede llevar a conflictos y luchas por reparto de los pocos alimentos que quedan. En una situación así, la solución al desastre climático hará seguramente que el pronóstico de los otros problemas mejore y pueda erradicarse el hambre y reinstaurar la paz.
Gobiernos, empresas y sociedad civil
El Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es el organismo oficial encargado de implementar la Agenda 2030. En este sentido, el PNUD presta apoyo a los gobiernos para que integren los ODS en sus planes y políticas nacionales de desarrollo.
La consecución de los ODS requiere la colaboración de los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y los ciudadanos. Cada gobierno firmante de los ODS debe elaborar una hoja de ruta y crear una estructura al más alto nivel para coordinar la implementación de la Agenda 2030, verificar el cumplimiento de los objetivos y rendir cuantas ante Naciones Unidas a través de los llamados 'exámenes voluntarios'. El Gobierno español presentó su primer examen voluntario en julio de 2018 y volverá a hacerlo el próximo verano.
Así como el compromiso de la sociedad civil se canaliza a través de las ONG, la implicación del sector privado se articula a través de un organismo de Naciones Unidas llamado Global Compact (Pacto Mundial), desde el que han ido desarrollando más de 70 redes locales.