
El 'Coloquio ISR sobre perspectivas para 2024', organizado por Spainsif y patrocinado por BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo, abordó el escenario de prioridades y tendencias en el ecosistema de la inversión sostenible para el presente año. Una de las cuestiones señaladas para tener en el radar es la transición energética, sobre la que BlackRock desarrolló buena parte de su ponencia especializada, en la que destacó tres aspectos fundamentales.
En primer lugar, la capacidad de atender al compromiso fiduciario con los clientes a través de la oferta de diversas opciones de inversión, desde estrategias activas hasta indexadas, vinculadas a la transición.
En segundo, el aumento de la importancia de invertir en la transición energética, identificado a través de una encuesta global a 200 inversores institucionales, que representaban 8,7 billones de dólares en activos bajo gestión, de más de 15 países. De los encuestados, el 56% declaró que planea aumentar la exposición a activos beneficiados por esta transición entre los próximos tres años y el 46% considera “navegar la transición” como una prioridad estratégica.
Y, además, la consideración de los riesgos financieros asociados con el cambio climático como impactos de la transición en la economía y los mercados y la posible aceleración de esa transición atribuible a desarrollos del regulador, innovación tecnológica y una creciente demanda de activos sostenibles.
Con el objetivo de apoyar a los inversores en la evaluación y navegación de los cambios actuales, en el encuentro se destacaron el desarrollo de modelos impulsados por la tecnología Aladdin y el lanzamiento del BlackRock Investment Institute Transition Scenario (BIITS). Éstos, basados en hipótesis de entrada que el BlackRock Investment Institute considera realistas en la actualidad, incluyen perspectivas propias sobre energía, clima y macroeconomía, así como estudios de terceros.
Desafíos y oportunidades
En cuanto a los desafíos, durante el coloquio se mencionaron distintas dificultades para señalizar, diseñar e invertir en productos de transición, especialmente en mercados emergentes. Además, se pusieron de relieve cuestiones como la complejidad para identificar y dar seguimiento a los indicadores clave de desempeño en mercados donde la divulgación de información corporativa de sostenibilidad no está tan extendida como en la Unión Europea o en mercados donde las empresas operan sin la obligación legal de generar y reportar dicha información.
Los rápidos desarrollos de mercado de productos de inversión con un corte sostenible, por su lado, se enfrentan a un momento de estabilización o ralentización, posiblemente relacionada con la actitud de prudencia ante posibles alusiones de greenwashing y con incertidumbres regulatorias a las que se espera se dé respuesta a lo largo de 2024. Entre ellas, enfoques matizados sobre definiciones clave, rediseño y lanzamiento de versiones finales de normativas clave para el ecosistema de finanzas sostenibles y adaptación de los requerimientos regulatorios en el contexto de inversiones en mercados emergentes.
En este sentido, en el encuentro se aludió a la oportunidad de abordar desde el marco regulatorio la categoría de "transición" con una diferenciación específica entre actividades transformables y no transformables en el contexto de la inversión sostenible. Las actividades transformables pueden aminorar su impacto ambiental, mientras que las no transformables requieren financiación para su abandono, desmantelamiento o cierre, con medidas de apoyo a las personas y economías afectadas.
Megafuerzas transformadoras
Por otro lado, los participantes financieros revelaron durante el coloquio distintas megafuerzas transformadoras con potencial para marcar pautas en inversión sostenible durante el próximo año. Entre ellas, se debatió sobre las distintas facetas identificadas por BlackRock: la divergencia demográfica, la disrupción digital y la inteligencia artificial (IA), la reconfiguración y fragmentación de la globalización, cambios en el futuro de las finanzas y la transición energética.
También se enfatizó la gestión de la incertidumbre macroeconómica y la necesidad de adaptarse a un nuevo régimen de inversión más dinámico. Megafuerzas como la IA al servicio de la sostenibilidad se presentaron como claves para la búsqueda de rendimientos a largo plazo. En este escenario, se valoró positivamente la perspectiva de colaboraciones público-privadas y el impulso de políticas destinadas a facilitar la transición hacia una economía sostenible.
En la cita, también se resaltó la importancia de abordar la ciberseguridad orientada a proteger activos y datos sensibles y a preservar la integridad, confianza y continuidad del sistema financiero sostenible en su conjunto. Asimismo, se planteó la complejidad inherente a medir y actuar en relación con el capital natural de cara a contar con una valoración precisa de riesgos y oportunidades en el campo de la inversión con criterios de protección y preservación de la biodiversidad.
Y, por último, se anticipó que la naturaleza de las tendencias anteriores puede orientar las estrategias de inversión sostenible en 2024 hacia un carácter elevado de adaptabilidad ante la previsión de cambios estructurales en los mercados financieros.