Todas sus palabras y gestos transmiten la certeza de quien ha observado de cerca los efectos del cambio climático. Este sociólogo zaragozano de 62 años es un hombre pegado al terreno. Hijo de agricultor y hombre forjado en el mundo de la cooperación al desarrollo. Tal vez por eso sabe descender con soltura de lo general a lo particular, de los grandes conceptos a los ejemplos concretos. Lleva más de dos décadas dirigiendo Ecodes, una organización singular que pretende acelerar el cambio hacia una economía verde mediante alianzas con el sector público, las empresas y la sociedad civil.
¿Por qué es necesaria una transición hacia un mundo con bajas emisiones en carbono? ¿Qué está en juego?
Es necesaria por la misma razón por la que una persona a la que el médico, después de ver sus análisis, le dice: ‘Le falla el riñón, le falla el corazón, tiene las arterias llenas de colesterol... ¡Tiene que cambiar de vida!’. Plástico en los océanos, el clima está cambiando -hemos modificado la corriente del Golfo- la toxicidad de nuestras ciudades... Hay un sinnúmero de indicadores que nos dicen alto y claro que tenemos que acabar con la adicción a los combustibles fósiles y hacer la transición hacia una economía baja en calor, más inclusiva, más responsable.
"Hay un sinnúmero de indicadores que nos dicen alto y claro que tenemos que acabar con la adicción a los combustibles fósiles"
En España, el cambio de Gobierno ha sorprendido a todos. ¿Qué cabe esperar del nuevo Ministerio de Transición Ecológica?
La propia recuperación de un ministerio específico que reúna energía y medio ambiente y que se hable con claridad de “transición” es una muy buena noticia. El mismo nombre del ministerio indica el foco y el mensaje central: tenemos que hacer una transición desde donde hoy estamos, que es un sitio del que tenemos que huir porque tenemos que avanzar, tenemos que cambiar hasta llegar a esa economía baja en carbono con la que hagamos al fin las paces con el planeta. Y que la economía y la ecología se reconcilien después de este divorcio en el que hemos estado sumidos en el que cuanto mejor le iba a la economía, peor le iba a la biosfera, peor le iba al planeta.
¿Cómo valora la figura de Teresa Ribera al frente de este departamento?
Desde nuestro punto de vista, creemos que Teresa Ribera atesora en su curriculum esa trayectoria y esa comprensión del problema del cambio climático como para que nuestro país, que va a ser uno de los países más afectados -que ya lo está siendo-, esté a la vanguardia en la lucha frente al calentamiento global.
"Teresa Ribera atesora en su curriculum trayectoria y comprensión del problema del cambio climático"
¿La estrategia de los ODS logrará avances significativos incluso a pesar de las tensiones proteccionistas que parecen dominar el panorama internacional?
Los ODS, de igual manera que el Acuerdo de París, no se pueden lograr si no conseguimos la implicación de todos los actores y no utilizamos todas las palancas y generamos un sentimiento, una idea de corresponsabilidad. Tenemos que resistir a esa ola que está viviendo el planeta de tribalización, que encarnaría muy claramente Trump y sus amigos: primero América, primero Francia, primero, primero, primero... Frente a esa ola de tribalización que antepone ‘mi tribu, mi bandera, mi religión, mi piel...’, tenemos que decir: ‘No, fraternidad’. Estamos en el mismo barco, el único que tenemos, y entre todos debemos resolver este problema con corresponsabilidad y con cooperación y no con conflicto y tribalización.
¿Cree que una hoja de ruta de largo recorrido como la Agenda 2030 puede ser exitosa a pesar de los vaivenes políticos y de las estrategias muchas veces cortoplacistas de líderes y partidos?
Yo creo que la Agenda 2030, el programa común de la Humanidad, tiene dos grandes enemigos: los particularismos y el cortoplacismo. Muchas veces los partidos políticos y los gobiernos están presos del cortoplacismo electoral. Y con cortoplacismo no vamos a llegar a ningún lado porque muchos de los cambios que hay que acometer son cambios a largo plazo. En ese sentido, yo creo que deberíamos construir -y esto significa un llamamiento a los partidos políticos- zonas de compromiso público que tengan que ver con el mantenimiento del rumbo hacia ese programa común de la Humanidad a largo plazo. Pero mi impresión es que esto no se logrará si no hay una movilización de la sociedad civil, que no se presenta a elecciones y que puede con mucha más facilidad asumir esos compromisos a largo plazo.
¿A su modo de ver, estamos los ciudadanos realmente concienciados en temas tan importantes como la sostenibilidad y el cambio climático?¿Observa cambios de hábitos en los consumidores hacia un consumo más responsable?
Ahí yo creo que tenemos un desafío y esto tiene mucho que ver con la percepción del poder. Seguramente los consumidores no hacemos todo lo que podemos hacer porque pensamos que tenemos poco poder. Y sin embargo, los consumidores y los ciudadanos tenemos un poder enorme. Pero debemos convencernos de que tenemos ese poder. Tenemos un poder enorme como votantes, como consumidores y como inversores, que ni siquiera percibimos. Muchas veces la gente se acerca a la ventanilla de un banco para invertir sus ahorros y solo hace tres preguntas: ¿Qué interés me va a dar?, ¿esto es seguro o no?, ¿puedo sacarlo mañana si lo necesito? Y deja de hacer una cuarta pregunta que es muy importante: ¿Adónde va a ir el dinero que yo les dejo? Esta cuarta pregunta no se hace nunca y hay que hacerla.
"El programa común de la Humanidad no se puede cumplir si las empresas no se implican"
¿Están las empresas incorporando la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático en la estrategia de su modelo de negocio?
Lo primero que hay que decir alto y claro es que el programa común de la Humanidad no se puede cumplir si las empresas no se implican. Pensemos en España: igual hay medio millón de personas que trabajan en las ONG, tres millones en el sector público, más o menos; y 15 millones en el sector privado. Sin la implicación de estos 15 millones, sin su talento, sus recursos y sus capacidades, no se puede construir el programa común de la Humanidad. ¡Es imposible!. Las empresas son fundamentales si asumen esa responsabilidad y si fusionan su propósito empresarial con el interés general. Tendrían que pensar que hay tres poderosas razones para construir un mundo más sostenible: Primero, hay riesgo, si no lo hacen, la legislación pública prohíba taxativamente su actividad; segundo, va a haber cada vez más oportunidades económicas para las compañías que caminen en pos de la sostenibilidad; y tercero, hay cada vez más empresarios y trabajadores que son conscientes de que tienen que ayudar a resolver este enorme desafío de construir un planeta más sostenible en el que vivamos razonablemente bien los seres humanos.
El ODS 17 es el de las Alianzas estratégicas. Una de las señas de identidad de Ecodes es su política de alianzas con entidades públicas y privadas. ¿Las alianzas son absolutamente necesarias para avanzar en el camino de los ODS?
Tenemos que hacer un cambio que implica cambiar leyes, tecnología y valores y cultura. Para cambiar la tecnología las empresas son fundamentales, para cambiar la cultura las ONG son fundamentales, y para cambiar las leyes las administraciones públicas son fundamentales, ‘ergo’ necesitamos todos esos actores con un horizonte compartido, construyendo alianzas para el cambio. Estamos en una (situación) en la que o nos unimos o nos hundimos. Tenemos que abandonar la soberbia, que es un pecado grave, de pensar que solo mi sector puede resolver esto, asumir humildemente que solos no podemos y buscar la colaboración, la complementariedad y la cooperación para buenos fines. Nos hicimos Humanidad saliendo de la tribu y cooperando. Ahora tenemos que resolver el desafío más importante que ha tenido la Humanidad, que es rehacer un clima que previamente hemos deshecho y debemos afrontarlo con cooperación.