Joanna Yarrow ha sido una de las ponentes de Sustainable Brands Madrid 2018, un encuentro organizado por la consultora Quiero que ha reunido a expertos internacionales en sostenibilidad para debatir cómo crear modelos empresariales centrado en el bienestar común y el respeto del medioambiente. En el caso Ikea, empresa de la que Yarrow es directora de Sostenibilidad y Vida Sana, se siguen un principio fundamental: “Tener un impacto positivo en las personas y el planeta”, de ahí que ‘People & Planet Positive (Personas y Planeta en Positivo) sea el lema de su estrategia de sostenibilidad.
En junio la empresa sueca revisó dicha estrategia, fijándose nuevos objetivos para el año 2030, la fecha de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que ha tenido en cuenta en esa revisión la hoja de ruta de Naciones Unidas “como si fuera una lista de verificación”, explica Yarrow. Así, en lo relativo al clima, la firma de mobiliario y decoración se ha marcado “metas que cuentan con base científica”, como “lograr una reducción del 17 por ciento de las emisiones de CO2 en 2030 con respecto 2017, incluso si nuestro negocio crece”. Para conseguirlo, Ikea se propone, entre otras medidas, producir su propia energía renovable, y trabajar con sus proveedores para que hagan lo mismo, de ese modo “podemos conseguir una reducción de emisiones cuatro veces mayor”, así como realizar todas las entregas de sus productos con vehículos eléctricos o de emisiones cero en 2025”, añade la experta en sostenibilidad.
Los ODS han guiado la revisión de la estrategia de sostenibilidad de Ikea
Otro de los pilares de la estrategia de Ikea para lograr un impacto positivo en el planeta es que la principal materia prima de su actividad, la madera, sea certificada por FSC o reciclada. “Actualmente el 88 por ciento ya lo es, y queremos llegar al 100 por 100 en 2020”, señala Yarrow. Por ello, la empresa aplica unos exigentes requisitos a sus proveedores como “la tolerancia cero con la tala en bosques antiguos y en ecosistemas vulnerables”.
También es uno de los principales objetivos del fabricante de mobiliario “ser un negocio circular”, por ello se propone que “en 2030 todo el plástico que utilicemos sea renovable o reciclable, lo que significa que no utilizaremos plástico de nueva fabricación”, indica su responsable de sostenibilidad. Asimismo eliminarán de sus estanterías “productos de un solo uso, como vasos y pajitas”, añade. El diseño de los productos jugará un papel clave para lograr esta meta para ello contemplan que también puedan “repararse, emplearse con otras finalidades, e incluso compartir y alquilar, lo que nos permitiría crecer sin utilizar más recursos”, agrega la experta.
El valor de las personas
Valorar a las personas, tener en cuenta su inclusión, la igualdad de género y la diversidad, es otro de los pilares de su sostenibilidad para la firma sueca. “En lo que se refiere a igualdad de género, 49 por ciento de nuestros cargos directivos los detentan mujeres, que también representan más del 50 por ciento en plantilla”.
Ikea también verifica que sus proveedores respeten los derechos humanos básicos y promueve el emprendimiento, sobre todo entre grupos marginados. “Tenemos 21 proyectos en el mundo para el apoyo a emprendedores sociales, con especial atención a las mujeres, que dan empleo a 10.000 personas”, siendo el principal objetivo “empoderar a esos grupos para que con el tiempo sean autónomos”.
“Tenemos 21 proyectos para el apoyo al emprendedor social que dan empleo a 10.000 personas”
Que las personas vivan mejor, respetando la capacidad de generar recursos del planeta, es una de las claves que rigen el diseño de los productos y servicios de la empresa sueca. Como ejemplo de ello Yarrow cita la promoción de la generación de energía renovable entre sus clientes. Con ese fin, “comercializamos placas solares en seis de nuestros mercados, que pronto ofreceremos en el resto”, subraya.
Mejorar la calidad de vida de los millones de personas que adquieren sus productos en el mundo es una prioridad para Ikea. En ese sentido, una de sus apuestas actuales es el incremento del número de alimentos vegetarianos que ofrece, ya que “su producción genera siete veces menos emisiones de CO2 que los cárnicos. No pretendemos que todo el mundo sea vegetariano todos los días, sino impulsar un estilo de vida más sostenible”, concluye Joanna Yarrow.