A William Nordhaus (Nuevo México, Estados Unidos, 1941) se le considera el 'padre' de la economía del cambio climático, por desarrollar un modelo pionero que logró integrar las contribuciones de las ciencias del clima y la economía para identificar las políticas más eficaces contra el calentamiento global. “Los modelos desarrollados por este investigador se utilizan en todo el mundo para analizar las políticas relativas al clima”, según señala el acta del jurado que ha decidido otorgarle el premio 'Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento' en la categoría de Cambio Climático, ya que permiten estimar las consecuencias socioeconómicas de mantener los niveles actuales de emisiones de CO2.
"Se debe aumentar el precio que pagan empresas y gobiernos por sus emisiones de CO2"
Como principal medida para luchar de forma eficaz contra el cambio climático Nordhaus propone gravar las emisiones de CO2 con 40 dólares por tonelada, en lugar de los 7,5 que actualmente se aplican en Europa. “Para minimizar el riesgo que conlleva el cambio climático, se debe aumentar el precio que pagan empresas y gobiernos por sus emisiones de carbono. Estamos dando gratis el derecho a contaminar”, ha señalado el galardonado por teleconferencia durante el acto en el que se ha hecho público que es el ganador de la presente edición del premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento. Los fondos así obtenidos, según este experto, permitirían financiar tecnologías limpias y energías renovables. En opinión de Nordhaus, acuerdos voluntarios como los de París o Kioto, “no van suficientemente lejos”. “El esfuerzo de París merece la pena, porque es muy útil reunir a los países, pero los resultados son totalmente insuficientes para lograr el objetivo de reducir las emisiones para limitar el aumento de las temperaturas por debajo de los dos grados”. El trabajo de Nordhaus tampoco ha dado lugar de momento a medidas políticas prácticas. “Hasta ahora no se ha hecho prácticamente nada a escala global para detener el cambio climático”, reconoce el investigador.
En el acto en el que se ha anunciado el ganador de este premio han participado Bjorn Stevens, director del Instituto Max Planck de Meteorología (Hamburgo, Alemania), presidente del jurado; Carlos Duarte, director del Centro de Investigación del Mar Rojo y titular de la Cátedra Tarek Ahmed Juffali en Ecología del Mar Rojo en la Universidad Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología (Thuwal, Arabia Saudí) y secretario del jurado; y Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, así como los miembros del jurado que han elegido a William Nordhaus como ganador del galardón, del que se le hará entrega el próximo 13 de junio.
Pionero
Nordhaus empezó a analizar el impacto económico del cambio climático en 1975, durante una estancia de investigación en Viena (Austria) con el climatólogo Allan H. Murphy, cuando eran pocos los investigadores que alertaban del aumento de la temperatura global debido a las emisiones de gases de efecto invernadero por el uso de combustibles fósiles. Fruto de su trabajo durante 15 años nació el modelo DICE, acrónimo de modelo de Economía del clima integrada y dinámica, en inglés, una herramienta ampliamente utilizada hoy para determinar los costes y los beneficios de reducir las emisiones. Este modelo, en palabras de Nordhaus, trata de representar “todas las relaciones fundamentales entre la economía y el clima de la manera más sencilla posible”, para lo que tiene en cuenta variables como la población, el PNB, las emisiones de carbono y el cambio climático. Por eso, “tardé mucho tiempo en desarrollar DICE, porque fue necesario encontrar y juntar todas las piezas de ese complicado puzle, de manera que pudiera analizarse con el software de un ordenador y obtener resultados”, reconoce el investigador.
En 2013 el economista publicó el libro ‘El Casino del Clima, en el que aborda el riesgo y la incertidumbre social y económica que provoca el calentamiento global en el mundo. El título de la obra, según explica Nordhaus, surge de la comparación del clima con “un casino porque estamos asumiendo graves riesgos para nuestro planeta y para nosotros mismos”, la buena noticia es, que “no tenemos porqué entrar en él para jugárnoslo todo, sino que estamos a tiempo de tomar medidas para reducir y evitar estos riesgos”.