Pasar al contenido principal
Entrevista con Luis Casado, director de Repsol Impacto Social (Fundación Repsol)

“Incorporar los criterios ESG (Environmental, Social, Governance) en los proyectos empresariales promueve una nueva economía de impacto”

Así lo afirma Luis Casado, director de Repsol Impacto Social, quien, en una entrevista en Soziable.es, nos habla de innovadores proyectos para la transición energética en los que invierten desde Fundación Repsol. El objetivo: impulsar un futuro más sostenible desde una triple perspectiva: social, medioambiental y económica.

Luis Casado, director de Repsol Impacto Social
Luis Casado, director de Repsol Impacto Social

En 2019 arranca el trabajo de inversión de impacto en Fundación Repsol, en un momento en el que se estudia un nuevo planteamiento estratégico, desde el marco de la transición energética y con la misión de dar respuesta a los retos que se derivan del cambio climático.

¿Cómo nace la apuesta de Fundación Repsol por la inversión de impacto?,¿en qué proyectos o empresas habéis participado?

Arranca en el año 2019. Es un momento en el que se revisa la estrategia de Fundación Repsol y un nuevo planteamiento estratégico, en el que se intenta acercar toda la labor de nuestra Fundación a los retos de la transición energética, para que sea justa e inclusiva, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En ese contexto, se decide apostar por la inversión en proyectos de naturaleza social, que tienen impacto positivo en el medioambiente y también en el tejido empresarial en España.

A raíz de definir este marco, se crea Repsol Impacto Social como vehículo de inversión de nuestra Fundación.

En la actualidad, tenemos un porfolio de cinco compañías. Estas son: Sylvestris, dedicada a la reforestación como herramienta para la compensación de la huella de carbono. Con ellos estamos promoviendo un proyecto muy ambicioso, Motor Verde, un programa de reforestación a gran escala en España que apuesta por el desarrollo rural y que está creando empleo local e inclusivo en la llamada España vaciada.

La segunda compañía es Koiki, dedicada a la logística de última milla,  apoyándose en una  red logística formada por entidades sociales, distribuidas en diferentes barrios, lo que les permite utilizar medios de transporte sostenible en sus entregas. Una empresa con un innovador modelo de negocio que genera oportunidades de empleo para  personas en situación de vulnerabilidad, y sobre todo, para personas con discapacidad.

La tercera empresa es GNE Finance, una empresa que ofrece soluciones para impulsar la rehabilitación eco-sostenible  de viviendas.

Estas tres empresas fueron las primeras participadas en 2019, y, ya en 2020, tomamos participación en el proyecto de ILUNION sobre economía circular, creando la sociedad Recycling4all. Con este proyecto, nuestro objetivo es crecer en el ámbito de la economía circular en España, impulsando el reciclaje industrial de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEEs).

Por último, este año hemos entrado en Hispaled, una empresa de inserción que propone soluciones innovadoras de iluminación para mejorar la eficiencia energética. Son fabricantes de tecnología LED, que aplican al alumbrado público y al industrial, y también para la agricultura, en lo que llaman invernaderos inteligentes.

¿Cuáles son vuestras prioridades de inversión?

Hay un marco general, de transición energética, en el que buscamos contribuir a la descarbonización de la economía, y la segunda condición que nos marcamos, es la de impacto social, es decir, brindar oportunidades a colectivos vulnerables, o generar un impacto positivo en ellos.

Hemos definido cuatro verticales de inversión, donde encajan las empresas participadas. El primero sería la reducción y compensación de emisiones de CO₂, que dirigimos a las soluciones climáticas basadas en la naturaleza, la reforestación, principalmente. Fue aquí donde surgió la colaboración con Sylvestris. El segundo vertical es el de movilidad sostenible, en donde participamos con Koiki; el tercero el de economía circular, donde colaboramos con ILUNION y la creación de Recycling4all, y, por último, el de eficiencia energética, donde encajan las otras dos participadas: GNE Finance, en el ámbito de la vivienda, e Hispaled, en el de la iluminación.

Fundación Repsol trabaja para forjar alianzas con organizaciones cuya actividad se basa en la creación de oportunidades de trabajo o un impacto positivo en colectivos como las personas con discapacidad. En este sentido, firmasteis un convenio con ILUNION. ¿Qué alcance ha tenido?

Este convenio se firmó en 2019. Parte de una relación histórica entre Fundación Repsol y Fundación ONCE. Entre lo que hacíamos en inversión de impacto desde Fundación Repsol, y lo que era ILUNION, existían muchas similitudes. La escala que tiene ILUNION es enorme. Es un modelo que nos gustaría poder reproducir, y por eso, vimos que podríamos encontrar sinergias de colaboración. Como consecuencia de ello, participamos en un proyecto que ILUNION ya había puesto en marcha alrededor del reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos y, a raíz de esto, creamos Recycling4all. Nuestro objetivo es crecer a nivel nacional, encontrar nuevas ubicaciones para nuevas plantas y, al mismo tiempo, desarrollar nuevas líneas de reciclaje con todo tipo de residuos, intentando ver en el mercado qué tecnologías existen para el reciclaje de paneles solares o de baterías.

En Fundación Repsol habéis lanzado la Cátedra de Impacto Social, junto con la Universidad Pontificia de Comillas, la Open Value Foundation y Management Solutions. ¿Cuáles son las principales líneas de trabajo?

Consideramos que la inversión de impacto debe llevar asociado el rigor a la hora de medir el impacto que generan todos estos proyectos. El sector financiero cada vez está más interesado por el lado social y ambiental de las empresas, que, además de ser atractivas por sus proyectos y rendimiento económico, ofrecen al inversor y a sus stakeholders otros beneficios. La parte ambiental tiene un recorrido más largo, y hace mucho tiempo que las empresas se están focalizando en reducir su huella y mostrar su compromiso con el medio ambiente, y la medición es también generalmente más sencilla. En cuanto al impacto social de las empresas, es más complejo de medir y no existen metodologías homogéneas reconocidas.

De hecho, son muchas las empresas interesadas en desarrollarlas, y que sirvan para que el sector financiero, de una manera rigurosa, pueda comparar el desempeño y las oportunidades que ofrecen los distintos proyectos empresariales. De ahí que nos pareciese interesante colaborar con esta iniciativa. Ayudamos a que desde la Cátedra se imparta formación y se haga una labor de investigación  y aplicación de estas metodologías de medición y gestión del impacto.

Recientemente, participaste en el encuentro de Economía Circular de ILUNION. En él, empresas y organizaciones apostaron por que los proyectos del ámbito de economía circular cuenten con un propósito que genere un impacto social positivo. Algo en lo que ya estáis comprometidos. ¿Cómo ves la evolución de la Economía Circular en España?

La economía circular es un vector de crecimiento en España, en Europa y, en general, en el mundo. Algo que tienen muy claro los gobiernos de la UE es que, para conseguir los objetivos y las metas del Acuerdo de París y la neutralidad en carbono, es fundamental el aprovechamiento óptimo de las materias primas, de los recursos y de los productos que ponemos en nuestros mercados, en la sociedad.

La única manera de conseguir un modelo de sociedad sostenible pasa por cambiar del modelo lineal (con un alto consumo energético) a uno circular, es decir, a reducir al máximo la extracción de materias primas y recursos, que son finitos, y, por otra parte, a intentar darles una segunda vida y, cuando no sea posible, optar por otras soluciones, como el reciclaje, el aprovechamiento de los materiales y el aprovechamiento energético: todo lo que implique que la última alternativa sea tirar estos productos al vertedero.

Por ello, creo que la perspectiva, sin duda, es de oportunidad. Hay mucho que hacer en este campo, tanto a nivel individual, como en las administraciones públicas, como en el ámbito industrial, con nuevos modelos de negocio que permitan optimizar toda la cadena de valor. España no es una excepción, tiene mucho recorrido, y, además, la normativa se está dirigiendo a aumentar las obligaciones en este sentido para promover la economía circular.

Se habla mucho de la nueva economía de impacto ¿En qué consiste esta nueva economía?

Consiste en tener esta triple dimensión de los proyectos empresariales. Lógicamente, tiene que haber esa parte clásica de generar un rendimiento económico alrededor de una actividad que la haga sostenible, pero esta nueva economía requiere la dimensión ambiental y de impacto social. Al final, los stakeholders de las empresas, los trabajadores, clientes, inversores… demandan cada vez más que sean responsables y que cumplan con criterios ESG (Environmental, Social, Governance). El dar cabida a estas dimensiones en los proyectos empresariales da pie a este concepto de nueva economía de impacto. Esto es lo que intentamos promover desde Fundación Repsol a través de la inversión en estas participadas, en estas empresas a las que queremos ayudar para que crezcan y escalen su proyecto, maximizando su triple impacto positivo.

¿Cómo impacta en las personas?

El impacto es muy diverso, porque depende del tipo de colectivo en el que se focaliza cada proyecto, independientemente de la escala. Por ejemplo, en el caso de nuestra  participada Hispaled, el 50% de su plantilla son empleados en riesgo de exclusión. Cuando ves la historia de cada una de estas personas, el impacto es muy grande a nivel individual. Su incorporación laboral es transformadora, tienen la oportunidad de estar hasta tres años trabajando en la empresa, formándose. Aprenden mientras trabajan, lo que les permite trazar un itinerario formativo y experiencia para encontrar muchas  oportunidades en el mercado laboral.

También ocurre en el ámbito de la discapacidad, con empresas como Recycling4all o Koiki. Asimismo, el proyecto Motor Verde, por ejemplo, genera empleo local para personas que llevan tiempo sin trabajar en el ámbito rural, y lo que hacemos es crear oportunidades en la España rural.

¿Qué proyectos innovadores destacarías en este sentido en los que estéis trabajando?

El proyecto que ha adquirido una gran envergadura es el de reforestación, Motor Verde, que ambiciona reforestar hasta 70.000 hectáreas en España, generar miles de oportunidades laborales en entornos rurales y dirigir un volumen de inversión muy relevante hacia esa parte de España con menos oportunidades, con el objetivo de compensar  hasta 16 millones de toneladas de carbono de la atmósfera.

Es un proyecto muy ambicioso. Tras su puesta en marcha, este año hemos reforestado casi mil hectáreas en Extremadura y Asturias.

Asimismo, hemos lanzado el primer Fondo ESG de carbono en España, junto a Crédit Agricole Indosuez y Portobello Capital, para impulsar la reforestación contra el cambio climático. Este fondo permitirá dirigir hasta 100 millones de euros en los próximos años a esta actividad en España y Portugal.

También hemos incorporado como socio tecnológico a Hispasat, con quien estamos desarrollando un proyecto para aplicar tecnología satelital de última generación para la monitorización de los nuevos bosques plantados. Es muy importante el control de la evolución de las masas forestales de cara a analizar el impacto ambiental y aportar el rigor necesario en la medición de la cantidad de carbono que capturan.

A Motor Verde se han unido entidades como Banco de Santander, Enagás, Fundación Tierra Pura o ILUNION, además de contar con la colaboración de la Administración pública, como la Junta de Extremadura y el Gobierno del Principado de Asturias. Se trata de un proyecto de colaboración público-privada muy ambicioso, que está encajando muy bien con las necesidades de las empresas y que está cogiendo tracción y escala de una manera muy rápida, por lo que nos sentimos especialmente orgullosos.