Hace 16 años fundaste Morena Films, una productora cinematográfica que podríamos considerar diferente, ¿por qué?
Cuando fundamos Morena Films la idea que teníamos era montar una productora que no fuese personal, sino que fuese de muchos productores. Además, queríamos hacer contenidos con un mensaje, intentar utilizar el poder del audiovisual para transmitir los valores en los que creíamos. Eso fue hace 25 años y llevamos 120 películas y la gran mayoría han cumplido el objetivo.
Has trabajado con directores como Oliver Stone y con actores como Benicio del Toro y Javier Bardem. ¿Con quién te gustaría compartir futuros proyectos?
A mí me encanta trabajar con gente con mucho talento, es una de las cosas que más me gusta. Además, no solo es un placer, también es una forma de aprender. Me gustaría trabajar con directores y con actores de primer nivel porque son los que tienen más talento.
Hasta ahora te has decantado por el documental como director. ¿Por qué este género?
El documental siempre me ha parecido un género muy interesante porque te permite vivir la aventura, no solo retratarla, sino ser parte de ella, y, en muchos casos, ayudar a cambiar las cosas de forma directa. Es verdad que la ficción tiene muchísima más repercusión y es posible que en el futuro me decante por dirigir ficción.
¿Qué supone que te reconozcan con el Premio Rayo Verde?
Es muy emocionante y muy bonito porque es un premio que refleja dos valores: los contenidos sociales y la lucha por el medioambiente. La verdad es que gran parte de los proyectos en los que estoy involucrado, tanto como director como productor, tienen ese fondo, con lo cual el hecho de ser reconocido por la Academia y por Greenpeace, dos instituciones que admiro profundamente, es muy emocionante y muy bonito.
¿Se puede ser activista y director de cine?
Se debe ser activista y director de cine. Yo creo que los directores y los productores tenemos la responsabilidad de utilizar el poder del audiovisual para transmitir ideas o mensajes en los que creemos.
¿Cómo crees que el cine ha evolucionado en su representación del activismo ambiental a lo largo de los años?
Quizás esa sea la asignatura pendiente; no se están haciendo contenidos medioambientales suficientemente poderosos para intentar influir en el público. Es importante transmitir ideas positivas, pensamientos positivos, como lo llaman en Greenpeace, ‘Ecotopías’, que son historias donde el hombre ha conseguido el equilibrio con el medioambiente. Eso es posible, debemos empezar a pensar en ello.
¿Crees que las películas sobre el medioambiente tienen un impacto real en concienciación del público?
Absolutamente, sí. Es decir, la historia se escribe hoy con lenguaje audiovisual, el futuro se va a escribir también con lenguaje audiovisual y para el público es inspirador el hecho de ver historias positivas, historias donde el ser humano se reconcilie con el medioambiente de alguna manera. Esa inspiración funciona.
¿Deberían tener los cineastas una responsabilidad cuando hablamos de promoción de la sostenibilidad y la conciencia ambiental?
Los cineastas tienen una responsabilidad clarísima, no solo en hablar de sostenibilidad, de conciencia ambiental y de temas sociales, sino también de cuidar los contenidos en los que trabajan. Hemos perdido un poco los baremos de qué es lo que es aceptable y qué no. Ahora mismo, muchos de los contenidos que se están produciendo no son más que un reflejo de un algoritmo y que, de alguna manera, no reflejan los valores en los que sus creadores creen. Y eso debe cambiar. No todo vale en el audiovisual. Ha llegado el momento de empezar a pensar en que tenemos una responsabilidad y tenemos que aplicarla.