Cuando Clemente Cebrián y su hermano Álvaro eran unos jóvenes veinteañeros estudiantes de Empresariales, pasaban los veranos en Londres para perfeccionar su inglés. Pero de aquella experiencia no sólo les quedó un mejor conocimiento del idioma, también fue la que les empujó a abrir su primera tienda de ropa, conscientes de que en España no había una firma asequible de moda basada en ese estilo 'british' y urbano que desde el principio ha caracterizado a El Ganso. Nombre, por cierto, que los hermanos eligieron en homenaje a su abuela, que a menudo les decía que no paraban de "hacer el ganso". También porque consideraban que se trata de un animal que transmite elegancia. La compañía es hoy una firma de referencia en el sector de la moda, con 150 tiendas y corners en España y países como Francia, Portugal, Chile, México o Kuwait. Clemente y Álvaro son los CEO de la firma que, como todo el sector retail, viene de unos meses durísimos de confinamiento, con todas las tiendas cerradas y un volumen importante de pérdidas. Con Clemente hablamos de las claves para una pronta recuperación y de sostenibilidad, un aspecto en el que, con sinceridad y humildad, el CEO reconoce que al sector de la moda aún le queda camino por recorrer.
¿Cómo han sido estos meses de estado de alarma en El Ganso? Suponemos que muy difíciles.
Cuando el 13 de marzo tuvimos que cerrar las tiendas de Madrid, al día siguiente las del resto de España y después, paulatinamente, las de países, vivimos unos días de mucha preocupación. En nuestro caso tuvimos que hacer un ERTE a la mayor parte de la plantilla, explicar a la gente muy bien la situación… La verdad es que fueron días de locura. Nosotros ya llevamos mucho tiempo apostando por la parte digital, veíamos desde antes de la pandemia que tiene mucho desarrollo, que El Ganso es una marca muy proclive a la compra online, y estábamos preparados. Lo cierto es que en los dos meses de confinamiento nos ha salvado la parte digital, porque ha habido un incremento impresionante de las ventas. Llegamos a tener los 150 puntos de venta físicos cerrados y sólo disponíamos de la venta online. Hemos tenido en esos meses un incremento del 250% y eso es lo que nos ha dado aire. Por otra parte, también hemos hecho acciones de marketing combinadas con acciones solidarias. Hemos intentado, en un nuevo escenario, pensar en nuevas fórmulas y reinventarnos.
En ese sentido, desde El Ganso se lanzó en pleno confinamiento The Community, una plataforma marketplace que integra diferentes marcas. ¿En qué consiste?
La historia es bonita. A la persona responsable de Desarrollo de Negocio e Innovación de El Ganso se le ocurrió premiar con un regalo a los médicos y personal sanitario que estaba trabajando en Madrid en el Hospital de Ifema, para agradecer su entrega. Donamos 1.300 pares de zapatillas a ese fin, que después se convirtieron en muchos más, y eso hizo que una cadena de televisión se hiciera eco de ello en un reportaje. Esperando a su emisión, narraron el caso de un vivero de flores que se iba a pique porque sólo vendía a empresas y, al no disponer de una web de venta montada, no tenía ninguna venta en el estado de alarma. Pensamos que nosotros tenemos una web con una media de cinco millones de visitas al mes y decidimos hacer un hueco a las empresas que no disponían de medios online, como una forma de que pudieran salir adelante. Así nació The Community, un marketplace ligado a El Ganso donde vamos a poder ayudar a muchas marcas grandes, medianas y pequeñas. No es un negocio, no ganamos nada con ello, únicamente cubrimos los gastos de gestión.
¿Cómo valora el comportamiento de las empresas estos meses?
La verdad es que me ha llamado mucho la atención. Hemos visto el caso de grandes empresas pero también ha habido compañías medianas como la nuestra y pequeñas que han hecho muchas cosas por ayudar. A mí me ha parecido impresionante lo que ha pasado, una muestra de solidaridad que ojalá no se acabe.
En este sentido, ¿el Covid-19 ha sido un acelerador de cambios que tienen que ver con la transformación digital, con la innovación, etc.?
Absolutamente, yo estoy obsesionado con eso. Nosotros somos retail, somos moda, y, en este sector, como sigamos haciendo las cosas como antes esto no va a funcionar. En El Ganso vemos que tenemos una marca con un potencial muy grande y tenemos que aprovecharlo. Se puede vender ropa pero también podemos hacer muchas otras cosas. Creo que la situación sí ha acelerado una serie de aspectos que a lo mejor iban a ocurrir en 2022 o en 2023 y van a ocurrir ya. De cara a la compra online, gente que antes no se atrevía a comprar de esta manera, como mi madre, lo ha hecho ahora, ha visto que funciona y, aunque seguirá acudiendo a tiendas, seguro que lo compaginará con la compra digital.
¿Cuáles deberían ser las claves de la recuperación a la que nos enfrentamos?
Creemos mucho en la colaboración entre empresas y marcas. Se pueden crear entornos, comunidades de marcas que se apoyen entre ellas. También es muy importante el hecho de que hemos aprendido a teletrabajar. Yo no creo en el 100% teletrabajo ni en el 100% presencial, creo que la combinación de ambos es lo que funcionará. También creo que España saldrá adelante con el apoyo a los emprendedores. Es necesario que las grandes empresas que tenemos en este país apoyen decididamente a las pequeñas y a todos esos emprendedores que van a ir surgiendo en este escenario. Yo veo clave el emprendimiento y la necesidad de crear valor. En El Ganso trabajamos 600 personas, si somos capaces de crear diez Gansos son 6.000 personas. Por supuesto que un Inditex o una Telefónica son claves, pero también lo es la gente que está creando proyectos y hay que apoyarla.
"Hay un reto: conseguir que los productos de moda sostenible sean competitivos en precio"
Muchas voces reclaman una Recuperación Verde, en línea al Pacto Verde Europeo propuesto por la Comisión Europea. ¿Debe ir la recuperación económica alineada con estos principios para lograr una economía sostenible?
Totalmente. El sector de la moda es un sector complejo en ese sentido y creo que tenemos una asignatura pendiente, incluido El Ganso. Para mí hay dos aspectos, la parte verde, los materiales, el reciclado, el cómo se fabrica, y también la parte de las personas, el aspecto laboral. Creo que eso cada vez es más valorado y sobre todo en la gente más joven. El cliente es cada vez más consciente y más concienciado.
¿Cómo se trabaja desde El Ganso en cuestiones relativas al desarrollo sostenible?
Justo antes de que empezara todo esto estábamos trabajando en estos temas, en colecciones con productos reciclados y demás. Es verdad que hay un reto: conseguir que esos productos sean competitivos en precio. Nuestra idea era estar ahí en 2023, ahora lo tenemos que acelerar. En la parte de producto reciclado hay mucho por hacer, y no solo hacerlo, sino comunicarlo y que la gente lo sepa. Hay un ‘storytelling’ detrás de cada producto, la camisa que llevas puesta seguro que te gusta mucho, pero te gustará aún más si sabes que sirve para dar trabajo a mucha gente y que es responsable con el planeta.
¿La gente que compra una camisa o unos zapatos de El Ganso puede estar segura de que detrás de esas prendas hay historias que merecen la pena?
Por supuesto que cuidamos mucho todos los aspectos de la producción de esos productos, pero soy consciente de que todavía tenemos un reto para estar satisfechos al 100%. Aún estamos en el camino, sería hipócrita decir que estamos en el nivel que queremos, aunque trabajamos constantemente en ello. Estamos en el camino de conseguirlo.
"Ayudamos a que la ropa de nuestros clientes que ya no usan pueda ser la mercadería con la que emprendedores de Honduras o Kenia pongan en marcha sus microempresas"
Esto que nos ha pasado, ¿ha sido un aldabonazo para trabajar en esa dirección?
Totalmente, creo que nos ha puesto las pilas a todos, y que era necesario. Te cuento algo que me hace ilusión. Hemos establecido una colaboración con una fundación estadounidense que se llama Soles4Souls, y lo que hemos hecho es decirles a nuestros clientes que la ropa de El Ganso que no utilicen la lleven a nuestras tiendas. Esa ropa que está en buen estado se la entregamos a esta organización, que a su vez la va a donar como mercadería a microempresas en Honduras, Haití o Kenia. Es decir, la ropa que no usas es la mercadería que van a utilizar estos emprendedores para poner en marcha sus negocios, y nosotros te ofrecemos un descuento por traernos esa ropa. Creo que se puede crear una economía circular con lo que no usas y tienes en el armario.
La implicación del CEO, de los Consejos de Dirección y Administración en las empresas, ¿es esencial en estas cuestiones?
Es que si no no salen las cosas, es imposible. Creo que esta situación incluso ha cambiado los planes estratégicos de las compañías a nivel consejo, efectivamente. Esta parte de responsabilidad social y sostenibilidad es fundamental, sin perder de vista la parte de rentabilidad.
A modo de reflexión final, ¿qué oportunidades podemos ver en este futuro que se cierne sobre nosotros en forma de amenaza?
Es verdad que hemos vivido momentos complejos, que en estos meses hubo momentos de agobio pero llegó un punto en el que pensamos, ‘no podemos estar lamentándonos, es momento de hacer cosas’. Ahora aparece un nuevo entorno y si somos capaces de aprovechar sinergias, colaboración y fortaleza de marca, podemos hacer cosas realmente atractivas. Y, sobre todo, tener en cuenta la prueba y error, no con todo lo que hagas vas a acertar, pero si no arriesgas te quedas estancado. El que antes era un poco loco, ahora en este entorno es innovador. En ese punto estamos, están surgiendo oportunidades que si eres capaz de verlas puedes dar la vuelta a tu compañía, tomar un camino nuevo que quizás antes no habías pensado.
¿Con qué espíritu afronta El Ganso este futuro a corto y medio plazo?
De pequeño fui a una obra de teatro en la que trabajaba el actor José Sazatornil que decía: ‘Miedo no, precaución’. Te diría que lo mismo, precaución. Pero con muchas ganas y mucha fuerza. La gente necesita esas ganas y esa motivación para abrir nuevos caminos, porque si no entramos en un bucle un poco peligroso.