
Alcanzar las más loables metas, como las que persiguen las ONG, depende del buen gobierno de este tipo de entidades y de cómo se toman las decisiones en su seno. En este sentido, un estudio presentado recientemente por la Fundación Lealtad pone de manifiesto que la transparencia, la formación y la pluralidad de los miembros del órgano de gobierno de fundaciones y asociaciones, así como su compromiso, son ingredientes imprescindibles para cocinar un resultado, cuanto menos, satisfactorio.
En una entrevista concedida a Soziable, Ana Benavides, directora general de la entidad, evidenció, con datos y una notable precisión, la fortaleza de estos órganos de gobierno. Y, al mismo tiempo, lejos de mostrar conformismo alguno, defendió la necesidad de, gracias a la labor y a la ayuda que presta la propia Fundación Lealtad, mantener este estatus e ir superando los retos que aún persisten en el tercer sector.
En la conversación, además, Benavides se refirió al papel de la digitalización en la participación y en la eficiencia de las decisiones del órgano de gobierno de las ONG; subrayó el elevado nivel de formación de sus miembros; y enumeró algunos de los desafíos pendientes en este tipo de organizaciones.
- ¿Cómo evalúa la importancia de la transparencia en la gobernanza de las ONG para generar confianza entre los donantes y la sociedad?
La transparencia en la gobernanza de las ONG es crítica. Si no sabemos cómo funciona la organización, qué recursos tiene, cómo adjudica los gastos, quién está detrás… ¿cómo vamos a confiar en estas organizaciones?
La confianza se genera de muchas formas, pero la primera es en base a información: conozco cómo se hacen las cosas, quién toma las decisiones, quién lo hace... Entonces, me parece que lo hacen bien y confío en ellas. Y por eso es tan importante.
Nosotros, de hecho, en nuestros nueve Principios de Transparencia y Buenas Prácticas, tenemos establecido que es necesario, para tener el sello ‘Dona con Confianza’, que aparezcan todos los miembros del órgano de gobierno con un pequeño perfil de quiénes son para que la gente sepa quién está detrás de esas organizaciones. En el estudio que hemos elaborado sobre ‘Gobernanza de fundaciones y asociaciones’, el 100% de las ONG detalla todos los miembros del órgano de gobierno; y eso es absolutamente fundamental.
- ¿Cómo influye el nivel de formación de los miembros del órgano de gobierno en la eficacia y profesionalización de las ONG?
El 77% de los miembros del órgano de gobierno tiene una formación universitaria o superior, es decir, tiene doctorado o máster. Eso significa que tienen una formación muy elevada y, cuanto mayor es la organización, normalmente, mayor es la formación que tienen estos miembros del órgano de gobierno.
Claramente, eso es muy positivo para las organizaciones porque les permite tener una gestión más eficaz y una mejor planificación y asignación de recursos. La formación siempre ayuda mucho, pero también es muy importante el nivel de implicación: que estén yendo a las reuniones, que se comprometan, que le dediquen tiempo…
Es importante también de dónde vienen a nivel profesional. Si vienen de distintos ámbitos profesionales, va a estar mucho más enriquecido
Y es relevante el compromiso, cuánto se estudian y se preparan las reuniones… y cuánto se comprometen en ellas. Nosotros hemos visto que hay seis reuniones de media al año del órgano de gobierno. Eso también es muy importante porque permite hacer un mejor seguimiento de las ONG por parte de las personas que finalmente tienen la mayor responsabilidad dentro de ellas.
“Todavía hay una desigualdad y hay una diferencia importante que hay que seguir trabajando en las organizaciones más grandes para que incorporen a más mujeres”
- La equidad de género es notable en el Tercer Sector, con un 49% de mujeres en los órganos de gobierno. ¿Qué medidas cree que han sido más efectivas para alcanzar esta paridad y qué desafíos persisten?
Tenemos muchos datos muy contrastados a nivel de igualdad dentro de las organizaciones. Y, evidentemente, están muy avanzadas, no cabe la menor duda. El 49% de los miembros del órgano de gobierno son mujeres; en el caso de las empresas, estamos hablando de un 35%. Pero siempre hay que afinar más el análisis y mirar un poquito más allá porque es entonces cuando nos encontramos que, de los empleados de las ONG, el 74% son mujeres y ya esa proporción 74-49 es menos equitativa.
Y si miramos a nivel voluntariado, ocurriría más o menos lo mismo. Y si además, vemos el presupuesto que gestionan, hay una diferencia muy importante entre las organizaciones gestionadas por mujeres o por hombres. Cuando están gestionadas por mujeres, son un 41% más pequeñas que cuando están gestionadas por hombres. Es decir, todavía hay una desigualdad y hay una diferencia importante que hay que seguir trabajando en las organizaciones más grandes para que incorporen a más mujeres.
Dicho esto, ¿cómo se ha llegado a que las ONG tengan un mayor porcentaje de mujeres dentro del órgano de gobierno que, por ejemplo, las empresas? Pues con planes de igualdad, con flexibilidad, con todo tipo de medidas que han hecho que se favorezca la presencia de la mujer, con conciliación, con flexibilidad… Y todo eso ayuda enormemente.
- La antigüedad media de los miembros en los órganos de gobierno es de nueve años. ¿Qué estrategias recomienda para fomentar la renovación generacional y la incorporación de jóvenes talentos?
En las ONG Acreditadas, hay una buena renovación. En los últimos cinco años, se ha incorporado en torno a un 35% de los miembros del órgano de gobierno. Y eso es muy bueno. Pero, al mismo tiempo, hay bastante antigüedad, que también es muy bueno. Parece contradictorio, pero es muy positivo. La antigüedad media es de nueve años. Si hay gente que lleva mucho tiempo, conoce la organización y tiene esa parte histórica, pero si hay gente que está entrando nueva en la organización, trae aire nuevo, ideas nuevas, una forma de ver las cosas distinta, que siempre, sin duda, es enriquecedora.
Donde quizás hay más dificultad es en conseguir incorporar a gente más joven porque, al final, es un cargo que no es remunerado, que necesita tiempo y dedicación… Y muchas veces nos encontramos con que las personas que se incorporan están, en muchos casos, en edad de jubilación.
- Con una media de seis reuniones anuales, ¿cómo se asegura que los miembros del órgano de gobierno participen activamente y contribuyan de manera significativa a las decisiones estratégicas?
De media, hay seis reuniones al año en las ONG Acreditadas por parte del órgano de gobierno, ya sea de la junta directiva para las asociaciones o del patronato para las fundaciones.
En nuestros principios está establecido que debe haber un mínimo de dos reuniones al año, porque si no, no estaríamos ejerciendo la gobernanza de la propia organización, pero realmente se producen muchísimas más y hay organizaciones que tienen más de 10 reuniones al año.
Además, la mayoría de los miembros del órgano de gobierno asiste a más del 90% de las reuniones, con lo cual la implicación está ahí y eso es algo muy importante y positivo. Pero tenemos que asegurar que esas reuniones serán efectivas y, para ello, hay que preparar bien las actas, el orden del día, qué se va a discutir, qué se va a tratar…
- Sólo el 3% de los miembros de los órganos de gobierno recibe algún tipo de remuneración. ¿Qué criterios se utilizan para decidir estas remuneraciones y cómo se justifica su necesidad?
El 3% de los miembros del órgano de gobierno recibe algún tipo de remuneración, ya sea directa o indirecta. Cuando decimos ‘directamente’ es de la propia organización de la que son miembros del órgano de gobierno. Y cuando hablamos de ‘indirectamente’ es, por ejemplo, porque es un proveedor.
La gran mayoría, normalmente, está siendo remunerado por parte de la organización por labores de coordinación y dirección. No es una remuneración por estar dentro del órgano de gobierno, sino porque, además de estar en el órgano de gobierno, es el director de la organización o coordina un programa o está empleado por la organización.
Eso está bien, pero lo importante para que haya unas buenas prácticas es que en el órgano de gobierno haya un número suficiente de personas independientes que no tenga ninguna remuneración por parte de la organización para que, en cualquier caso, siempre se puedan tomar las decisiones adecuadas y demostrar que ha habido independencia en la toma de decisión para remunerar a esa persona.
Es fundamental tener unas políticas de conflicto de interés bien establecidas, que haya suficiente independencia dentro del órgano de gobierno para tomar esas decisiones. En resumidas cuentas, hay que poder demostrar en todo momento que ha prevalecido el interés de la organización sobre cualquier interés particular de los miembros del órgano de gobierno. Y eso es lo único clave. No basta con que se busque efectivamente ese interés de la organización, sino que hay que poderlo probar, demostrando que esa persona es la más adecuada, que su remuneración lo es, que se ha buscado a varias personas y esa persona es la mejor.
Eso es lo importante porque es crítico para el donante, quien, de lo contrario, acaba desconfiando. Nosotros analizamos que la decisión se ha tomado de la forma adecuada, aplicando las políticas y viendo que la base de miembros independientes ha decidido que esa es la persona que tenía que estar en ese cargo.
“Es fundamental tener unas políticas de conflicto de interés bien establecidas, que haya suficiente independencia dentro del órgano de gobierno para tomar esas decisiones”
- ¿Qué importancia tiene la evaluación periódica del desempeño de los órganos de gobierno y qué metodologías considera más efectivas para llevarla a cabo?
Nosotros no lo tenemos como un principio que se tenga que cumplir para tener el sello ‘Dona con Confianza’, pero es verdad que ayuda y que es una buena práctica porque permite estudiar cómo está funcionando el órgano de gobierno de la organización.
Se puede hacer con cuestionarios, con evaluaciones, de forma anónima o no, preguntar a cada miembro del órgano de gobierno… Hay muchas formas, pero la cuestión es cómo conseguir sacar el mayor valor añadido del órgano de gobierno.
- ¿Qué ventajas ofrecen las comisiones delegadas y en qué casos son más recomendables?
Hay organizaciones que tienen un órgano de gobierno muy grande por su complejidad. Nosotros tenemos establecido en los nueve Principios de Transparencia y Buenas Prácticas que deben ser, como mínimo, cinco miembros en el órgano de gobierno porque esta cifra asegura una pluralidad de visiones.
Dicho esto, un 3% de las organizaciones tiene más de 20 miembros y algunas, 27 o 28 personas. Esto ocurre en organizaciones más grandes y complejas porque tienen, por ejemplo, delegaciones territoriales y hay un representante de cada delegación territorial.
Las comisiones delegadas tienen una actuación más ágil y pueden tomar decisiones más rápidas. El 25% de las ONG Acreditadas tiene comisiones delegadas, que es otra herramienta más para que funcione bien el órgano de gobierno.
- La digitalización ha permitido una mayor flexibilidad en las reuniones híbridas. ¿Cómo ha influido esto en la participación y en la eficiencia de las decisiones del órgano de gobierno?
La digitalización es buenísima. En la parte de gobernanza, nos está ayudando y debería ayudarnos todavía más. Si nos enfocamos en las asociaciones, estamos viendo un problema con una asistencia muy baja a las reuniones. Si promovemos más la digitalización, con herramientas como la videoconferencia o buenos sistemas de votación para participar en las asambleas, se lo vamos a poner más fácil a los socios.
- Finalmente, ¿podría compartir algunas de las buenas prácticas más destacadas que ha observado en la gobernanza de las ONG y que podrían servir de modelo para otras organizaciones?
Las conclusiones que se extraen del estudio de ‘Gobernanza de fundaciones y asociaciones’ son muy positivas, en general, para el tercer sector. Evidentemente, siempre hay ámbitos de mejora porque, si no, poco aprenderíamos de estos estudios.
Nos encontramos una transparencia altísima, del 100%; en los miembros del órgano de gobierno, encontramos pluralidad, con una media más o menos de 10-11 personas; personas con una formación muy elevada; una asistencia a las reuniones por encima del 90% en la mayoría de los miembros...
Creo que los órganos de gobierno de las ONG están en una situación muy buena. Y, a nivel de paridad, también seguimos pensando que hay recorrido, pero estamos muy avanzados con respecto a cualquier otro sector.
¿Tenemos retos? Claro que sí: tenemos que conseguir buscar esos perfiles que mayor valor añadido aporten; pensar en integrar a gente más joven; que haya una mayor participación de mujeres, sobre todo en las entidades más grandes…
Es un sector que tiene unos órganos de gobierno muy fuertes. Y, además, ahí estamos nosotros, desde Fundación Lealtad, ayudando para que eso siga siendo así.