
Marta Pérez Dorao, abogada de profesión, lleva más de 30 años encargándose de asesorar jurídicamente a grandes corporaciones y formando parte, además, de sus consejos de administración y dirección. Desde su amplia experiencia ha visto que, aunque las empresas están cada vez más concienciadas sobre la importancia de la diversidad, cuando hablamos de representación femenina en puestos de alta responsabilidad, queda mucho camino por recorrer.
"Cuando hablamos de representación femenina en puestos de alta responsabilidad, queda mucho camino por recorrer".
Lo que Marta pone de relieve es una realidad que se ve respaldada por el informe de la consultora Grant Thornton sobre mujeres y gestión de 2021, que señala que “solo el 31% de mujeres en empresas ocupa un cargo directivo”. Estas cifras siguen siendo escasas y todavía estamos lejos de una igualdad real. A pesar de ello, desde organismos como la Fundación Inspiring Girls se está tratando de revertir esta situación inculcando a las niñas una educación en la que existe una igualdad real entre hombres y mujeres a nivel educativo y laboral.
“Solo el 31% de mujeres en empresas ocupa un cargo directivo”.
-Lleva inmersa en temas relacionados con el derecho en empresas desde hace 30 años, pero ¿qué es lo que le inspiró para trabajar en temas de igualdad?
Durante mis años trabajando en empresas de tecnología fui con frecuencia la única mujer en los comités, consejos o congresos. Pensé que eso no era normal, y me empecé a interesar por la progresión profesional de la mujer en las organizaciones. Ahí pude comprobar que la estructura, según está montada, no funciona y debemos cambiarla desde dentro. Desde entonces estoy en ello.
-Cuando emprendió la aventura de la Fundación Inspiring Girls, ya había participado en otras iniciativas que impulsaban la igualdad de la mujer en la empresa…
Efectivamente. Cuando dejé la vida de multinacional tuve más tiempo para interesarme e investigar. Junto a una socia creamos el proyecto Women IN Business, una consultora de formación en habilidades directivas para mujeres, con la que estuvimos trabajando en muchos países. Participé en varias asociaciones profesionales de mujeres y escribí un libro, Calladita NO estás más guapa, que incide en estos temas, compartiendo mis experiencias y las de muchas más mujeres en la vida profesional. Todo ello me hizo darme cuenta de que las mujeres tenemos muchas autolimitaciones, y que cuanto antes se empezara a trabajar en ello, mejor.
-La Fundación Inspiring Girls busca aumentar la ambición profesional de las niñas, así como sus expectativas laborales, sobre todo, en sectores menos feminizados como los STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). ¿Qué lleva a las niñas a perder el interés por estas carreras?
Creo que no se están presentando bien a las niñas en estas carreras porque siguen pareciendo arduas y muy masculinas. No se les enseña la estrecha relación que tienen con el bienestar de las personas y la configuración del mundo del futuro, y esto es lo que intentamos hacer en Inspiring Girls: mostrarles estas carreras de forma interesante y atractiva. Fundamentalmente, las ponemos en contacto con mujeres que ejercen profesiones que podrían ser típicamente masculinas para que vean que son mujeres normales y que, si ellas han podido hacerlo, ahí también hay un campo para las niñas.
-Haciendo alusión a lo que comenta…hay sexismo a la hora de estudiar carreras STEM, pero ¿cómo se puede erradicar este problema?
Hay que presentar estas opciones de forma que atraigan a las mujeres y romper estereotipos. Esa es nuestra labor primordial desde la fundación. Principalmente, enseñando a las niñas que hay mujeres en todos los sectores de la economía, aunque a veces no sean visibles. Debemos poner al alcance de las niñas toda la información sobre las salidas profesionales que tienen, que sepan que el único límite está en su propio esfuerzo y trabajo para conseguir sus metas.
-¿Qué tipo de proyectos llevan a cabo para estimular a las niñas en este aspecto?
Hemos hecho numerosos proyectos, como, por ejemplo, el Club Tech, donde las niñas acometen proyectos muy interesantes y cercanos a sus intereses, desde construir un cargador solar para el móvil hasta el reciclaje textil, utilizando la tecnología como herramientas para conseguir sus metas. También hemos tenido cursillos de robótica, terminando con unos retos que sus robots tenían que conseguir, o unas jornadas para construir un coche eléctrico. Todo de forma interesante y divertida para despertar su interés en estas materias.
-Trabajan también en Latinoamérica, una sociedad donde la mujer, por desgracia, sigue teniendo un papel secundario, ¿Qué tipo de acciones realiza en esos países?
Estamos realizando estas mismas acciones, aunque cada país lo adapta a su propia cultura. Empezando por nuestro core business, algo tan sencillo, pero tan potente como poner en contacto a las niñas con mujeres profesionales que comparten con ellas su experiencia, para convertirse en las referentes que no tienen, yendo a sus colegios para charlar con las niñas en sus aulas.
En España hicimos también el Club Financiero, que ya va por su segunda edición, y a partir de ahí hemos conseguido implementarlo en ocho países más, cuatro de ellos en Latinoamérica. De hecho, en estos países lo más importante es que tanto las familias como los gobernantes se conciencien que para que la sociedad avance. La educación de las niñas deber ser lo más completa posible ya que así llegarán a ser mujeres fuertes e independientes, lo que redundará en el bienestar de sus familias y sociedades.
-Recientemente presentaron, con el respaldo de BBVA, un programa para las lideresas del mañana. ¿Cree que en temas de liderazgo hay mucha diferencia entre hombres y mujeres?
Sin duda, sobre todo, en la percepción que se tiene de ello, y aquí influyen también mucho los estereotipos. Por ejemplo, un hombre que demuestra asertividad, se le reconocen facultades de liderazgo una mujer en la misma circunstancia puede ser calificada de mandona o autoritaria. Menos mal que esto se está erradicando y que las características del liderazgo tradicionalmente consideradas como femeninas, como la empatía o la cooperación, se están considerando muy útiles para un liderazgo moderno.
-Hay barreras externas que sufren las mujeres que tienen cargos directivos, como el tema de la conciliación laboral, pero ¿las propias mujeres también nos ponemos trabas?
Por supuesto. Todavía pecamos de demasiado perfeccionismo y de lo que yo llamo síndrome de la esponja, es decir, quítate tú que ya lo hago yo. Si insistimos en hacerlo todo en casa, acabaremos sin tiempo para otras cosas. Además, tenemos que aprender a pedir, a decir que no, a atrevernos a levantar la mano y dar un paso adelante. Indudablemente, la mujer está progresando profesionalmente. Hacemos cosas que hace unos años eran inimaginables, lo que pasa es que aún nos ponemos muchos límites a nosotras mismas. Hay gran parte del camino que tenemos que recorrer, valorándonos, porque valemos mucho.
Si insistimos en hacerlo todo en casa, acabaremos sin tiempo para otras cosas.
-Actualmente, en Instagram o Tik Tok los adolescentes consumen mucho contenido audiovisual, en tono de humor, en los que se perpetúan estereotipos machistas muy peligrosos. ¿Cree que las redes sociales están impactando negativamente en los niños y niñas?
Lamentablemente, sí. Hay algunos contenidos muy peligrosos, por lo que la responsabilidad de los padres controlando el acceso a ellos y educando es primordial. Pero aún más peligroso me parece que las televisiones normalicen programas en los que estos estereotipos se perpetúan y se normalizan. Creo que deberían tener en consideración su responsabilidad social, como medios de comunicación que conforman la opinión de las nuevas generaciones, y no mirar solo el resultado económico.
Cuanto antes se empiece a educar en el feminismo, es decir, en la igualdad de derechos y oportunidades, mejor.
-Ante estas circunstancias, ¿considera complicado educar en el feminismo?
Cuanto antes se empiece a educar en el feminismo, es decir, en la igualdad de derechos y oportunidades, mejor. La educación desde la infancia es primordial, aunque también hay que seguir trabajando con adolescentes. En Inspiring Girls trabajamos desde los diez años, pero hemos ampliado hasta jóvenes de 21 o 22 años. El problema es que con actitudes muy extremas en nuestro país se ha demonizado esta palabra. Feminismo no es otra cosa que igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, y debemos aprender a usar esta palabra sin añadirle apellidos.
-¿Cómo podemos ayudar a los niños y niñas a que entiendan el concepto?
Demostrándoles desde la escuela que ambos, mujeres y hombres, somos necesarios para progresar, cada uno con sus características propias, pero desde una igualdad de oportunidades para desarrollar nuestros talentos en los campos que nos atraigan y para los que estemos dotados.
Igualmente, hay que evitar tratarles de manera desigual en cuanto a tareas, juguetes, colores, etc. Con respecto a las niñas, el mensaje que hay que transmitirles es: tú puedes. En imprescindible que conozcan sus talentos, que los desarrollen, que trabajen y se esfuercen y, sobre todo, evitar ese pensamiento de que no pueden hacer algo porque son niñas.
Lo importante es que niños y niñas sientan que hay una igualdad de oportunidades para que hagan lo que quieran.
-¿Dejarán de existir sectores a nivel laboral masculinizados o feminizados?
No lo sé. Se trata de que se vean socialmente como trabajos sin sexo y que cualquier individuo puede realizar. Una vez conseguido esto y erradicados los estereotipos, veremos si sigue habiendo tendencias por género hacia uno u otro sector. Insisto en que lo importante es que niños y niñas sientan que hay una igualdad de oportunidades para que hagan lo que quieran.
-En su opinión, ¿España está avanzada en temas de igualdad?
A nivel formal sin duda, con una legislación bastante avanzada. Otra cosa es el gran peso de los estereotipos, los sesgos y los prejuicios sociales, que para erradicarlos aún nos falta tiempo. Aquí el papel de la familia y la escuela es determinante: cuidar el lenguaje, tener especial cuidado en animar cualquier potencial que las niñas demuestren, evitar mencionar cualquier limitación por ser niña, etc. A veces es difícil, y se nos escapa porque nosotros también venimos de una educación muy sesgada.
Hace falta mucha conciencia social y también formación para los adultos, tanto para los padres, como para los profesores.
-Como sociedad, ¿qué podemos hacer para huir de estos estereotipos?
Trabajar en la educación, formar al profesorado y concienciar a las familias. En ese sentido, hay que proveer de los medios necesarios a padres y madres para que puedan dedicar el tiempo suficiente a estar con sus hijos. Es necesario que sean capaces de transmitir a sus hijos pautas de conducta igualitarias y evitar perpetuar estos sesgos. En definitiva, hace falta mucha conciencia social y también formación para los adultos, tanto para los padres, como para los profesores.