Las tasas de trastornos como la depresión y la ansiedad aumentaron en un 25% durante el primer año de la pandemia, sumándose a los casi 1.000 millones de personas que ya sufren algún trastorno mental, según el Informe Mundial sobre Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ante este incremento y con motivo del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, Ricardo de Pascual, doctor en Psicología Clínica y Helena López-Casares, especializada en neurociencia cognitiva, exponen en Soziable.es su opinión en torno a estos trastornos y al actual sistema de salud mental.
El 15,9% de los jóvenes entre 15 y 19 años declara haber padecido problemas de salud mental con mucha frecuencia.
En la actualidad, en España, el 6,7% de la población española padece ansiedad y el mismo porcentaje, depresión, según los datos aportados por la Confederación de Salud Mental de España. Asimismo, el 15,9% de los jóvenes entre 15 y 19 años declara haber padecido problemas de salud mental con mucha frecuencia, y, de ellos, un 36,2% afirma tener un diagnóstico por ansiedad o depresión, tal y como se refleja en el Barómetro Juvenil 2021 sobre Salud y Bienestar, elaborado por Fundación FAD Juventud y Fundación Mutua Madrileña.
Al preguntarles a los profesionales de la salud mental por los factores más comunes que en España pueden derivar en un trastorno depresivo o de ansiedad ambos lo tienen muy claro. Para Helena López-Casares, el aislamiento social, la falta de relaciones de calidad, en favor de las relaciones frívolas y superficiales, el detrimento de las conversaciones profundas y la proliferación de la trivialidad, la distancia de los seres queridos, así como la ausencia de vida vecinal son las principales causas desde el punto de vista relacional. Además, según agrega, a esto se le deben añadir los factores relacionados con la falta de propósito de vida y de objetivos personales que le den un sentido a nuestra vida. .
"En España, el 6,7% de la población española padece ansiedad y el mismo porcentaje, depresión".
Ricardo de Pascual señala la incertidumbre y la precariedad como los principales factores que pueden generar ansiedad y depresión.
Al preguntarles por la relación entre la situación vivida por la COVID-19 y el aumento en la cifra de personas diagnosticadas con depresión o ansiedad, Ricardo de Pascual opina que la pandemia ha ayudado a visibilizar trastornos como estos, que a veces han sido originados por la propia situación derivada de la pandemia y que en otras ocasiones se trataba de problemas que ya estaban presentes en la vida de la persona y que la pandemia ha hecho más visibles.
Para Helena López-Casares, el sistema de salud mental, encarnado en sus profesionales, ha dado muestras de una enorme capacidad de respuesta, de resistencia y de entereza ante esta situación. “Todo es susceptible de mejora, pero considero que se debe poner en valor la labor de nuestro sistema de salud”, comenta. Ricardo de Pascual, por su parte, opina que es necesario que se dedique una mayor financiación al sistema de salud mental, pues, para él, el problema no reside en los profesionales que componen el sistema, sino en la falta de recursos, de infraestructuras y de personal, lo que provoca que el sistema no pueda asumir la carga de trabajo a la que se ve sometida.
Cifras de suicidio alarmantes
El suicidio afecta a personas y a sus familias en todos los países y contextos, y a todas las edades. A nivel mundial, el suicidio representa más de uno de cada 100 fallecimientos y es, además, una de las principales causas de muerte entre los jóvenes, según el Informe Mundial sobre Salud Mental de la OMS. En España, las cifras también son alarmantes: en 2021 el suicidio se mantuvo como la primera causa de muerte externa, con 4.003 fallecimientos, un 1,6% más que en 2020, según datos recogidos por el INE.
En España, en 2021, el suicidio se mantuvo como la primera causa de muerte externa, con 4.003 fallecimientos.
Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es reducir la tasa de suicidio en un tercio para 2030, no obstante, de momento la tendencia sigue al alza. En este sentido, el doctor en Psicología Clínica opina que, a pesar de la magnitud de las cifras, no se le da la suficiente importancia al suicidio y que es la gran causa de muerte de la que no se habla en público. “Son más las muertes por suicidio que por accidentes de tráfico y, sin embargo, el dinero dedicado a campañas publicitarias sobre accidentes de tráfico es mucho mayor", asevera.
En su opinión, "en muchas ocasiones se cree que se va a generar una especie de efecto llamada si se habla públicamente sobre el suicidio y creer eso es un error”. De todas formas, añade, "un buen discurso público en torno al suicidio resulta insuficiente si no va acompañado de un compromiso a largo plazo", como atreverse a hacer ciertas reformas que tienen mucho que ver con lo laboral, con el tener un lugar asegurado donde vivir, que este no les cueste el 70% de su sueldo y que haya más seguridad en todos los ámbitos de la vida. "Es necesario que los políticos se comprometan más allá de hablar de ello cuando sea trending topic”, señala.
Con respecto a las medidas preventivas, López-Casares explica que, para ella, es necesario concienciar a las familias y al sistema educativo de su papel en la identificación temprana de los problemas que pueden derivar en tendencias suicidas. En este sentido, propone la puesta en marcha de talleres para afrontar problemas, resolución de conflictos o reducción del estrés, así como crear oficinas destinadas a obtener ayuda de forma inmediata.
¿Existe un estigma en torno a la depresión?
Ambos profesionales coinciden en que es necesario un correcto uso del lenguaje en torno a la salud mental. Para la especializada en neurociencia cognitiva, más que un estigma alrededor de la depresión, lo que existe es una incomprensión hacia el concepto debido, que tiende a la banalización del término. “Muchas personas cuando están tristes o se sienten abatidas de forma temporal por una situación dicen que están deprimidas, lo que vacía de contenido al término”, subraya.