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Celia Ojeda, responsable del área de Biodiversidad en Greenpeace

“Las personas hacen mucho por el medioambiente, pero solas no pueden cambiar el mundo”

Ante la imposibilidad de revertir los efectos del cambio climático y regresar a las condiciones preindustriales, el foco debe concentrarse ahora en mitigarlos. Así lo cree Celia Ojeda, responsable del área de Biodiversidad en Greenpeace, quien, además, recalca en esta entrevista con Soziable, precisamente en el Día Mundial del Medio Ambiente, la necesidad de restaurar los ecosistemas dañados y de priorizar el cuidado de aquellos que ya están protegidos.

Celia Ojeda, responsable del área de Biodiversidad en Greenpeace
Celia Ojeda, responsable del área de Biodiversidad en Greenpeace

Somos la #GeneraciónRestauración’ es parte del lema con el que Naciones Unidas y, en concreto, su Programa ONU Medio Ambiente pretenden concienciar en este Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra este miércoles 5 de junio, sobre la urgencia de restaurar las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía.

Sin embargo, y aunque coinciden con los propósitos fundamentales de la organización internacional, en Greenpeace van aún más allá. De hecho, como explica a Soziable Celia Ojeda, responsable del área de Biodiversidad de la ONG, “también somos la generación de la mitigación”. Y, por ello, concibe como un binomio esencial e indisoluble la restauración y la mitigación, imprescindibles para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los daños y los impactos negativos sobre el medioambiente, por un lado, y que requieren una radical transformación de los modelos de producción y consumo actuales, por otro.

En esta entrevista, además, Ojeda expone las reivindicaciones de Greenpeace para esta trascendental jornada; alude a su colaboración con gobiernos y comunidades locales para restaurar ecosistemas degradados; incide en la forma en la que conciencian y fomentan la participación de la ciudadanía en el especial cuidado que requiere el medioambiente; y, finalmente, esboza los principales desafíos a los que, desde la ONG, se enfrentan.

- La ONU señaló que este Día Mundial del Medio Ambiente se centrará en la necesidad de restaurar las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía bajo el lema ‘Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración’. ¿Hasta qué punto están de acuerdo con este lema y estos propósitos?

Estamos bastante de acuerdo con el lema y con los propósitos. Hay que tener claro que somos la generación de la restauración, pero restaurar por el mero hecho de restaurar tampoco tiene mucho sentido. Debemos ser conscientes de que tenemos que restaurar los ecosistemas dañados, priorizar aquellos que ya están protegidos, protegiéndolos más y restaurándolos, y que no restaurar no puede caer en la falacia de ‘compenso mis emisiones a través de la restauración de los ecosistemas’.

Esto tiene que ir integrado en un todo en el que se hable de reducir las emisiones, los daños y los impactos al medioambiente y, además, al mismo tiempo, hay que restaurar esos ecosistemas degradados para que su capacidad para absorber emisiones, para soportar más los efectos y los impactos del cambio climático y protegernos, por tanto, sea mayor.

“Hay que cambiar los distintos modelos de consumo y de producción para mitigar los impactos del cambio climático, cuyos efectos estamos viendo a través de los fenómenos post meteorológicos más adversos”

También somos la generación de la mitigación. No nos podemos quedar sólo en restaurar lo que está dañado y seguir con el ‘business as usual’. Tenemos que mitigar y mitigar pasa por cambiar el modelo energético, alimentario, de consumo, de movilidad… Hay que cambiar los distintos modelos de consumo y de producción que tenemos en el mundo para mitigar todos estos impactos del cambio climático que ya están ahí, que ya son visibles, y cuyos efectos estamos viendo a través de los fenómenos post meteorológicos más adversos: olas de calor, lluvias torrenciales, el aumento de la temperatura en el mar...

Todo esto hace que necesitemos dos cosas: mitigar y restaurar. Me parece muy importante que Naciones Unidas hable de que somos la generación de la restauración, pero deberían hablar con la Unión Europea porque parece que se les ha olvidado la restauración. Desde hace algún tiempo, se está negociando una ley que habla de restaurar los ecosistemas. Era una ley que se consideraba ya casi aprobada, pero los lobbies europeos han hecho lo imposible por debilitarla.

- ¿Qué van a reivindicar, por su parte, durante esta jornada?

Nosotros queremos hablar mucho, como también lo está haciendo Naciones Unidas, de la desertificación, teniendo en cuenta que España es uno de los países que más sequías va a sufrir y, por tanto, más desertificación va a tener. Y es uno de los primeros países dentro de la Unión Europea que está empezando a sufrir esa desertificación más evidente.

Creemos que un recurso en el que tenemos que empezar a poner el foco es el agua, en la falta del agua. Sabemos, por los modelos climáticos del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), que va a faltar agua y que cada vez va a ser un recurso más escaso. Además, su ciclo cada vez varía más, con sequías más intensas y luego, a su vez, lluvias torrenciales. 

España es un país que va a sufrir la desertificación y necesitamos tomar medidas. Greenpeace quiere poner de relevancia dónde se va el agua. Y, principalmente, se va a dos grandes sectores: uno es la agricultura intensiva, que se lleva el 80% del agua de este país; y otro es el turismo, que concentra una presión hídrica en algunos municipios.

Tenemos un problema y es que el agua es escasa y mucha está contaminada por nitratos debido a las macrogranjas y a los fertilizantes de la agroindustria. Además, está mal gestionada porque las soluciones que se plantean suelen ser construir más pantanos, desaladoras, trasvases, embalses…

“Debemos sentarnos a pensar dónde se va el agua en este país, cómo se distribuye y cómo entre todos podemos evitar la desertificación”

Todos los modelos científicos nos indican que no es la solución construir más embalses porque las precipitaciones van a ser más escasas. Y la desalación tampoco es una solución porque, además, afecta negativamente a los océanos que nos están dando oxígeno.

Por tanto, debemos sentarnos a pensar dónde se va el agua en este país, cómo se distribuye y cómo entre todos podemos evitar la desertificación. Esto pasará por cambiar un modelo de agricultura, de turismo y de uso del agua y restaurar los ecosistemas para que sean capaces de absorber mayor cantidad de agua cuando ésta llegue. 

- En el desarrollo de su actividad, ¿qué acciones concretas han puesto en marcha para promover la conservación de los ecosistemas?

Las más destacadas hoy en día son trabajar para que no haya deforestación, no sólo aquí, sino también en la Amazonía. Por ejemplo, recientemente hemos estado denunciando al Banco Santander, que hablan de que protegen la naturaleza, pero lo que están haciendo, en realidad, es invertir en empresas que están deforestando la Amazonía para producir piensos que luego vienen a las macrogranjas, aquí, a la industria cárnica. Entonces, estamos trabajando con los inversores para que vean la baja rentabilidad y la implicación que tiene invertir ahí su dinero porque es invertir en el futuro del planeta, pero de manera negativa. 

También estamos trabajando mucho para que se ratifique en España el Tratado Global de los Océanos, que protegerá el 30% de las aguas internacionales para 2030, pero también el 30% de las aguas nacionales a través del Protocolo de Kunming-Montreal, que se celebró hace dos años en Canadá.

- ¿Colaboran de alguna forma con gobiernos y comunidades locales para restaurar ecosistemas degradados?

Con los gobiernos, principalmente, denunciamos aquellos ecosistemas que están siendo degradados y quién lo está provocando. Un ejemplo emblemático que hicimos hace poco fue unirnos con otras organizaciones a la denuncia de por qué Doñana se estaba secando, que tenía mucho que ver con la extracción de agua a través de pozos ilegales.

El problema de la sequía en Doñana está ahí. Nosotros no podemos manejar si llueve o no, pero si además hay un montón de pozos ilegales que están extrayendo agua del acuífero al que va Doñana, esto termina en denuncia. Nosotros denunciamos los pozos ilegales, lo que estaba pasando… y presentamos todos los datos al Ministerio (de Transición Ecológica y Reto Demográfico) para que se pudieran tomar medidas.

También hemos trabajado con ellos en temas de sequía, hablando con las confederaciones hidrográficas, que son las que, de alguna manera, gestionan el agua del país. Hemos ido a trabajar con ellas, a demostrarles que necesitamos gestionar el agua de otra manera y que muchas de ellas tienen el agua contaminada por las macrogranjas o por la agricultura industrial.

La mayoría de estas denuncias las hacemos en coalición con la gente que se ve afectada, con las personas que sufren estos impactos. Les ayudamos a elevar su voz y a que llegue a los gobiernos, a la empresa o al organismo que esté afectando.

“La relación entre cambio climático y biodiversidad está tan entramada y es tan fina que no sabría diferenciar si uno afecta a la otra o la otra afecta al primero”

Pero Greenpeace es una organización internacional y, por ejemplo, también hemos trabajado con los munduruku, en la Amazonía, denunciando cómo sus tierras se estaban viendo explotadas y deforestadas por empresas, algo que estaba afectando a esta comunidad y a otras. Evidentemente, ése es un trabajo que ha liderado Greenpeace Brasil, pero desde España también hemos colaborado. Hemos trabajado con esa comunidad y hemos enviado, incluso, medios de comunicación para que se conociera la realidad de primera mano porque, si no la conoces, es muy difícil explicarla.

- ¿Qué incidencia tiene el deterioro de los ecosistemas sobre el cambio climático?

Durante muchos años hemos estado denunciando como ONG que el cambio climático iba a venir y nos iba a afectar y, de manera negativa, hemos dado en el clavo. Hemos conseguido que no fuera tanto como esperábamos, aunque es bastante. Teníamos que haber hecho más y una de las cosas que menos se ha trabajado públicamente o que los medios de comunicación y los políticos no han visto era cómo el cambio climático afectaba a la biodiversidad.

La relación entre cambio climático y biodiversidad está tan entramada y es tan fina que no sabría diferenciar si uno afecta a la otra o la otra afecta al primero.

Lo que está claro es que, si tenemos cambio climático, eso implica que perdemos biodiversidad; y si perdemos biodiversidad, somos más débiles ante el cambio climático. La relación es tan directa que no podemos mirar uno sin el otro. Hay que trabajar los dos y el ejemplo es que, si tenemos cambio climático y mayores olas de calor, los bosques se ven afectados, se secan, no absorben el CO2… y, al final, hay más olas de calor. 

Tenemos que trabajar de manera conjunta el cambio climático y la pérdida de biodiversidad porque necesitamos reducir las emisiones para parar el cambio climático; y necesitamos proteger la biodiversidad, la naturaleza, los ecosistemas para ser más efectivos ante los impactos que nos van a quedar del cambio climático.

- ¿Estamos en camino de revertir los efectos del cambio climático? 

Pues de revertirlos, creo que no. Pero sí estamos a tiempo de mitigarlos. Volver a las etapas preindustriales es imposible ya, pero necesitamos mitigar y trabajar en esa mitigación.

Todo lo que podemos hacer está ya dicho, el problema es que hay que hacerlo ya. Se sabe que hay que parar los combustibles fósiles, cambiar el tipo de energía, reducir nuestro consumo, cambiar la forma en la que nos movemos y las ciudades para adaptarlas al cambio climático… pero se siguen poniendo plazas sin árboles, construyendo colegios sin zonas verdes y ciudades en las que no encontramos un árbol.

“Volver a las etapas preindustriales es imposible ya, pero necesitamos mitigar (los efectos del cambio climático) y trabajar en esa mitigación”

Los científicos llevan años diciendo lo que hay que hacer, pero los políticos están yendo demasiado lento y no legislan con esa sensación de urgencia. Además, los lobbies de las industrias y sus intereses empresariales generan un ruido que hace que se vaya mucho más lentamente. 

- ¿De qué forma intentan concienciar desde Greenpeace a la sociedad sobre la importancia de la conservación del medioambiente?

Nosotros somos una organización más de denuncia. Denunciamos cómo se está destruyendo el medioambiente, cómo afecta y qué hay que hacer. Pero cuando llegamos a la sociedad, explicamos por qué es bueno tener unos océanos conservados, que te dan oxígeno y alimento… Intentamos que la gente entienda la importancia de tener unos bosques sanos, unos océanos sanos, porque entendemos que no todo el mundo lo tiene que saber ni comprender.

Y luego intentamos dar tips para que se sientan partícipes de esta lucha y esta protección y tengan herramientas para que puedan hacer algo en su casa o en su día a día. Tampoco vamos a poner toda la presión sobre las personas. Ellos tienen una presión, pero la presión está en los grandes políticos y en las grandes empresas. Una persona en su día a día hace muchas cosas, pero no puede cambiar sola el mundo. 

- ¿Y cómo fomentan su participación en esta conservación del medioambiente?

Lo hacemos a través del voluntariado de Greenpeace, que hace limpiezas de playas, acude a eventos, a limpiar un bosque, a restaurar una zona que se ha degradado… Son acciones que impulsa el propio voluntariado en su territorio.

También fomentamos la participación en la conservación del medioambiente a través de activistas de Greenpeace que pasan horas colgados de un puente, atados a una excavadora, en una zona de bosque para que no la talen, bloqueando entradas para que no entre maquinaria a destruir el Amazonas, bloqueando los grandes cargueros para que no empiecen a taladrar las profundidades del océano haciendo minería marina… Quizá nuestra mayor manera de participar en la conservación del medioambiente es evitar que el impacto ocurra a través del activismo, que es el corazón de Greenpeace.

- Por último, ¿cuáles son los principales desafíos a los que se están enfrentando?

Nuestros principales desafíos son la lucha contra la pérdida de biodiversidad y contra los efectos del cambio climático, que cada vez son más evidentes, aunque quizá cada vez son más mainstream y, por mainstream, igual están perdiendo a veces su importancia. Entonces, nuestro desafío es conseguir que todo el mundo entienda que necesitamos cambiar nuestro modelo de vida, de consumo y de producción energética, alimentaria, de transporte… para que el planeta cambie y que esto lo oigan los políticos y las empresas.