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Entrevista a Guillermo González de la Torre, responsable de Estrategia y Calidad de Manos Unidas

“No llegaremos al hambre cero en 2030, pero si nos pusiéramos de acuerdo en algo tan urgente, lo lograríamos en 10 años”

Así lo asevera Guillermo González de la Torre, responsable de Estrategia y Calidad de Manos Unidas, quien asegura en esta entrevista en Soziable que, si no ayudamos todos y todas, esta lucha muere. “Y lo haría, además, de forma absurda”, agrega.

Entrevista a Guillermo González de la Torre, responsable de Estrategia y Calidad de Manos Unidas
Entrevista a Guillermo González de la Torre, responsable de Estrategia y Calidad de Manos Unidas

La pobreza y el hambre cero configuran el fin como organización para Manos Unidas. Así lo explica Guillermo González de la Torre, responsable de Estrategia y Calidad de esta entidad, quien en esta entrevista en Soziable, reconoce que no llegaremos al hambre cero en el año 2030, “pero de nosotros depende que renovemos con realismo y determinación ese compromiso para que lo consigamos poco tiempo después”.

"Sin la colaboración de todos, no podremos resolver el hambre".

En su opinión, sin la colaboración de todos, no podremos resolver el hambre. “70.000 personas nos apoyan a Manos Unidas. Imagina que fueran 700.000. Pues súmale además las personas que apoyan a otras ONG o instituciones religiosas. Lo que podrían hacer esas entidades, así como los gobiernos locales, autonómicos y estatales. También las empresas, las grandes y las pequeñas. Imagina que nos pusiéramos de acuerdo en algo tan específico y urgente como es acabar con el hambre”. “Lo conseguiríamos en 10 años”, afirma.

- El pasado mes de marzo participó en la Conferencia Internacional de Evaluadores de ONG ‘Generando Confianza’, que celebró Fundación Lealtad. Concretamente, lo hizo en la mesa ‘La confianza: pieza clave del Tercer Sector’. ¿En qué se deben centrar las ONG para generar esta confianza?

Las ONG hacemos nuestro trabajo en un entorno muy exigente y muy conectado. Aparte de centrarnos en nuestros fines solidarios, tenemos además que dedicar recursos para cumplir con todas las normas que nos afectan, y para establecer relaciones directas con nuestros principales grupos de interés. Grupos como las personas que nos financian, las personas que reciben nuestros proyectos y las personas voluntarias que colaboran y dirigen nuestras actividades.

Por un lado, el cumplimiento es algo muy técnico y diverso donde además hay normas para todo: económicas, comunicativas, fiscales, laborales, éticas, de transparencia o de buen gobierno. Es un trabajo muy especializado que requiere preparación, compromiso y constancia.

La relación con tus personas importantes es, en cambio, algo más abierto, complejo y creativo. Aunque existen prácticas concretas cuyo funcionamiento está más que demostrado. Si haces bien la primera parte y eres capaz de transmitírselo a esos grupos, la confianza vendrá por sí misma.

- En este sentido, ¿cómo trabajan la transparencia en Manos Unidas?

Manos Unidas asumió el criterio de informar y rendir cuentas desde el primer día que nació hace más de 60 años. Fuimos pioneros en priorizar la sensibilización, la educación y la relación con los medios cuando nadie lo hacía. Y desde entonces, hemos ido incorporando nuevas prácticas.

En concreto, nos sometemos anualmente a la auditoría de nuestras cuentas y cumplimos con la ley de transparencia que aplica a las entidades que tienen relación con organismos públicos. También mantenemos al día 2 certificaciones de transparencia y buen gobierno muy exigentes, como la de Fundación Lealtad y la de la Coordinadora ONGD de España, así como contamos con la Calificación de la AECID.

"Estar al pie de la calle es fundamental".

Explicamos de manera constante la realidad y la evolución de nuestros proyectos, así como el uso que realizamos de cada euro que ingresamos. Tanto en publicaciones propias como en cientos de eventos, redes y medios de todo tipo.

Estar al pie de la calle es fundamental. Las 72 delegaciones de Manos Unidas, en ese sentido, hacen un trabajo impagable de organizar casi a diario alguna actividad en los cientos de ciudades y pueblos de toda España. Pero la transparencia no es solo la acción de informar. En ella está implícito el buen gobierno, sin que se pueda entender una sin el otro.

"La transparencia es un trabajo que no descansa".

Transparencia no es enseñar lo que a uno le va bien, sino que es abrir las puertas y las ventanas de tu casa para que cualquiera pueda pasar y tomarse un café. Para que cualquiera pueda ver aquello que no funciona y así podamos identificarlo a tiempo para arreglarlo. Un trabajo que no descansa y que forma parte de nuestra rutina laboral a base de análisis, seguimiento, formación, revisiones y mejoras.

- Por otra parte, en Manos Unidas habéis lanzado recientemente el programa ‘Somos Solidarios’, con el objetivo de establecer alianzas con empresas comprometidas con la responsabilidad social y el desarrollo sostenible. ¿Qué acogida está teniendo?, ¿este tipo de iniciativas fortalece esa confianza a largo plazo?

Tenemos que reconocer que nos ha sorprendido la buena acogida que está teniendo la iniciativa. Nosotros ya contamos con decenas de empresas que nos apoyan de forma sostenida. Tanto algunas muy grandes, como multitud de pequeñas empresas de toda la geografía española. Y con algunas de ellas establecemos alianzas con acuerdos muy concretos.

Por eso, este programa nos puede ayudar tanto porque, con ese volumen, necesitamos ideas que nos permitan estrechar esa relación de forma práctica. La idea del programa en sí no es novedosa y muchas organizaciones ya lo vienen haciendo desde hace tiempo. Pero nosotros necesitábamos encontrar el momento para hacerlo bien. Y ese momento ha llegado. Por poco dinero, pero con un compromiso estable y adhiriéndote a cumplir nuestro código ético para empresas, Manos Unidas te concede un sello solidario. Un sello con nuestra marca que pueden difundir y publicitar en sus entornos.

Este vínculo en el fondo es un ejercicio arriesgado por nuestra parte porque, de alguna manera, es como si les prestáramos nuestros 60 años de trayectoria esforzada e intachable a esa empresa. Para cuidar ese vínculo, hemos establecido que el sello lleve marcado el año en cuestión, de tal modo que el sello debe renovarse cada año. Pero el riesgo forma parte de nuestra condición de cristiano, y no entendemos que haya otra manera para avanzar que acercándote de verdad al otro.  A cualquier persona de bien que quiera unirse a nuestra lucha.

Proyecto de Manos Unidas.

Si quieres conseguir algo importante y difícil, siempre debes poner de tu parte y siempre te vas a llevar arañazos. Con el sello, somos nosotros los que damos el primer paso. Con el sello, podremos distinguirte de entre la masa y así explicarte mejor nuestros proyectos y la realidad del mundo en el que vivimos. Además, te conoceremos mejor y sabremos cuál es la realidad y peculiaridad de tu empresa.

Todo ello con el fin de cruzar ambos caminos y encontrar ese punto intermedio donde la empresa pueda avanzar en su compromiso social. Una RSC que siempre debe y puede ir más allá que el donativo en sí. Algo que ya está ocurriendo porque muchísimas delegaciones nos están pidiendo más información al respecto y se están reuniendo con las empresas de sus localidades que se están interesando en el sello. También lo han hecho algunas de las grandes. Así que en breve se irán viendo esos sellos en las puertas, en los emails, en los folletos y en la cartelería de muchas empresas de nuestro país.

- Uno de los desafíos de la Agenda 2030 es la reducción de desigualdades, el fin de la pobreza, y el hambre cero, vuestra principal línea de actuación en Manos Unidas. Sin embargo, la pandemia ha hecho que esta situación se agrave ¿Cómo se está avanzando para llegar a esa fecha?, ¿es realista?

La pobreza y el hambre cero configuran nuestro fin como organización. Las mujeres de acción católica que fundaron Manos Unidas declararon la guerra al hambre allá por los años 50 y su llamada atravesó el mundo entero hasta el punto de lograr que la FAO pusiera en marcha su propia Campaña contra el Hambre. Y hoy en 2023, con el lema ‘Frenar la desigualdad está en tus manos’ de nuestra campaña anual, denunciamos que la desigualdad que separa a los más ricos de los más pobres sigue creciendo y que no entiende de pandemias ni de crisis.

"La pobreza y el hambre cero configuran nuestro fin como organización".

Cada nueve segundos muere una persona de hambre y una de cada tres mujeres jóvenes sufre anemia. Una vergüenza que debería conmover nuestro corazón. Pero como señala nuestra presidenta Cecilia Pilar, “nunca nos vamos a dejar vencer por el pesimismo y creemos firmemente que la victoria frente a la desigualdad es posible”.

"Cada nueve segundos muere una persona de hambre y una de cada tres mujeres jóvenes sufre anemia".

Con ideas e iniciativas que ya funcionan, y con la colaboración de todos y todas, lograremos acabar con esta lacra. Ahí están, por ejemplo, los más de 500 proyectos nuevos que ponemos en marcha cada año en más de 50 países de África, América y Asia, que sacan de la miseria y el olvido a más de 1 millón y medio de personas. Algo que Manos Unidas no podría hacer sin el apoyo inestimable de nuestros más de 70.000 socios. Personas una a una, como tú y como yo, que, desde su realidad particular, se comprometen de forma real sin que les doblegue el desánimo o los eslóganes baratos de otros. Todo cuenta, todo suma.

"No llegaremos al hambre cero en 2030, pero de nosotros depende que lo consigamos poco tiempo después".

No llegaremos al hambre cero en el año 2030, pero de nosotros depende que renovemos con realismo y determinación ese compromiso para que lo consigamos poco tiempo después. Por nuestros hermanos y hermanas. Porque son hijos de Dios y podríamos ser cualquiera de nosotros. Por su dignidad, por justicia. Tenemos que salir de esta rueda de consumismo y de exceso de pantallas que nos tiene anestesiados. En nuestras manos está que ganemos esta especie de juego de la cuerda, donde la humanidad con corazón tira con todas sus fuerzas para hacer hincar las rodillas a la indiferencia y a las causas estructurales que generan la pobreza.

- Es más, Marco Sánchez, director adjunto y oficial a cargo de la división de Economía Agroalimentaria de la FAO, admitió a finales del año pasado que, lejos de disminuir, en 2030 podría haber en el mundo más personas hambrientas que las estimadas en 2019, antes del inicio de la pandemia por la COVID-19. ¿Podrán los países menos desarrollados mantener el pulso?

El hambre va a aumentar, pero del mismo modo a como ya lo está haciendo ahora. En 2022 había 150 millones más de personas hambrientas que antes de la pandemia. Aunque esa cifra haya que ponerla en contexto porque la población total también sigue aumentando, el número no tiene contestación.

"En 2022 había 150 millones más de personas hambrientas que antes de la pandemia".

Con toda la riqueza y la tecnología que tenemos en el siglo XXI, no estamos siendo capaces de lograr algo tan básico como que las personas que habitan nuestro planeta puedan comer. Hay algo muy importante detrás que está fallando. Y no son los recursos. Se necesitan normas más justas e instituciones que las hagan cumplir, pero no para que las personas sean tan ricas como Bezos o Bill Gates, sino para que tengan al menos algo que llevarse a la boca.

Hay debates estériles que buscan enfrentarnos tanto a un bando como a otro, y que torpedean el enorme esfuerzo que hacen miles y miles de personas todos los días por ayudar a sus comunidades en los rincones más remotos del mundo. No alimentemos la demagogia.

"Los países menos desarrollados, a nivel oficial, son muy dependientes de aquellos que son desarrollados".

Los países menos desarrollados, a nivel oficial, son muy dependientes de aquellos que son desarrollados. Y hay espacios multilaterales donde los gobiernos deciden la agenda mundial. Por otro lado, la cadena de suministros que permite el comercio y el consumo diario es completamente global. Pero esa cadena es muy amorfa, donde unos trabajan de forma casi esclava para que otros vivan bien por el solo hecho de tener el dinero que lo permite y que los separa. Otra vez la desigualdad. En muchos países no se respetan los derechos humanos, no existe el trabajo digno, los salarios son miserables, las jornadas extenuantes y las condiciones laborales lamentables. Y cuando hay un accidente grave o la actividad genera grandes daños, nadie se responsabiliza.

Si las empresas y los gobiernos con poder real tuvieran voluntad, esos países se fortalecerían y podrían avanzar para erradicar el hambre y la pobreza. Porque las personas de esos países son tan enérgicas y creativas, tan listas y esforzadas como lo podemos ser cualquiera de nosotros. No es una frase hecha. Si rascaras un poco más allá de las noticias y los medios, encontrarías cientos de iniciativas lideradas por la sociedad civil de esos países que están construyendo entornos excepcionales donde hombres y mujeres viven de forma digna.

"Si las empresas y los gobiernos con poder real tuvieran voluntad, los países menos desarrollados se fortalecerían y podrían avanzar para erradicar el hambre y la pobreza".

En Manos Unidas lo vemos todos los días. Con cada uno de nuestros proyectos de desarrollo. Un milagro de constancia y esperanza que hace crecer flores entre las piedras. Los países menos desarrollados, con poco que los apoyemos de forma real y seria, no solo mantendrían el pulso, sino que nos ayudarían a nosotros para lograr que el hambre, algo lamentable, deje de existir por fin en nuestra tierra.

- En el caso de España, se acaba de publicar los últimos datos del INE en la Encuesta de Condiciones de Vida, que indican que la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social en España, bajó en 2022 hasta el 26% a pesar del impacto de la inflación en las rentas familiares. En este sentido, aun así, 1 de cada 5 ciudadanos en España se encuentra en riesgo de caer en la pobreza. ¿Cómo evalúa estos datos?

El último estudio de la red EAPN también señala que la pobreza en España se ha reducido en el último año y que recupera valores previos a la pandemia. Pero el informe FOESSA que publica cada año nuestra organización hermana Cáritas (ambos somos de la Iglesia), describe que la vulnerabilidad y la exclusión van más allá de ciertos datos gruesos. Las familias en riesgo ya no son solo las que no tienen trabajo, sino también aquellas que cobran muy poco.

"Las familias en riesgo ya no son solo las que no tienen trabajo, sino también aquellas que cobran muy poco".

Los hogares que no llegan a final de mes siguen aumentando. Sin embargo, la pobreza de aquellos que viven en nuestro país y la de aquellos que viven en los países en vías de desarrollo, no tienen comparación. En nuestro país, hay un estado de bienestar riguroso y avanzado que los protege. Hay multitud de servicios sociales que realizan una tarea impagable y multitud de medidas y fondos tanto de nuestro estado como de la UE que amortigua y reduce esa pobreza. Hay políticas públicas consolidadas y una economía que se desarrolla en un espacio privilegiado como es Europa. No estamos solos.

En la mayoría del planeta, en cambio, no hay protección alguna. Nada. Solo dolor y miseria. No hay ninguna institución que se interese por ellos. Nacen, crecen y mueren en el mismo palmo de tierra, sin que vean un atisbo de cambio por pequeño que sea. Es ahí donde la cooperación internacional al desarrollo, la labor que realizamos en Manos Unidas, puede cambiar vidas.

"Los hogares que no llegan a final de mes siguen aumentando".

Por eso, en nuestro país deberíamos valorar el gran tesoro que ya tenemos para cuidarlo y acrecentarlo, exigiendo a los políticos y las políticas que se ocupen de los temas realmente importantes para la vida de las personas de nuestro país y exigiendo que pongan además la parte que les corresponda para ayudar a los más olvidados de la tierra.

- El contexto mundial que vivimos, marcado, sobre todo, por la crisis provocada por la guerra en Ucrania, ¿está haciendo que la gente esté más sensibilizada y comprometida apoyando a las ONG para formar parte de la solución?

El número de personas voluntarias y donantes que colaboran con las ONG se estancó, pero de manera inmediata ha vuelto a crecer. El informe del sector que publica la Coordinadora de ONGD de España señala que también han aumentado los ingresos de nuestras organizaciones, aunque no de forma significativa. El informe similar que publica ESADE junto a PwC confirma esa leve mejoría. El último estudio sobre donantes de la AEFr afirma que un millón más de personas colaboraron económicamente alguna vez con una ONG con respecto al año anterior.

"Un millón más de personas colaboraron económicamente alguna vez con una ONG con respecto al año anterior".

Pero lo que aún falta es que las empresas por su parte aumenten sus donaciones, maduren su compromiso con la RSC y vigilen para evitar que su actividad pueda hacer daño a otras personas o al medio ambiente. También falta recuperar el compromiso de nuestras administraciones públicas para que destinen el 0,7% de los presupuestos a la ayuda oficial al desarrollo. Si se analizaran de cerca los presupuestos públicos, se comprobaría que ese 0,7% es algo pequeño y alcanzable. No es como el gasto en pensiones, educación y sanidad. Eso ni se inmutaría.

Hay otras partidas que podrían revisarse por un bien mayor y así irnos todos a la cama sabiendo que nuestro país contribuye realmente a mejorar el mundo que vivimos. Un pequeño apoyo para equilibrar el desajuste tan desquiciado en el que vivimos. Otra cosa bien distinta es que no queramos mirar más allá para darnos cuenta de esa injusticia. Lo bueno es que la gran mayoría somos personas de bien. En Manos Unidas no tenemos ninguna duda. Cada una con un poder concreto pero muy determinante para ayudar a los demás.

"Cada uno puede realizar una aportación que parece pequeña, pero que daría unos frutos enormes si pensamos en clave mundial".

Y como bien apuntas en tu pregunta, sin la colaboración de todos, no podremos resolver el hambre. 70.000 personas nos apoyan a Manos Unidas. Imagina que fueran 700.000. Pues súmale además las personas que apoyan a otras ONG o instituciones religiosas. Lo que podrían hacer esas entidades, así como los gobiernos locales, autonómicos y estatales. También las empresas, las grandes y las pequeñas. Imagina que nos pusiéramos de acuerdo en algo tan específico y urgente como es acabar con el hambre. Lo conseguiríamos en 10 años. Del mismo modo que ya logramos erradicar la esclavitud. Algo impensable porque era una práctica milenaria sobre la que se sustentaba la viabilidad de la sociedad. Cada uno, en ese sentido, puede realizar una aportación que parece pequeña, pero que daría unos frutos enormes si pensamos en clave mundial.

- ¿Cómo estáis viviendo en Manos Unidas la situación actual?, ¿cuáles son las principales demandas que planteáis y vuestras principales líneas de actuación?

Justo este año 2023 iniciamos un nuevo plan estratégico que marca nuestras principales prioridades para los próximos 5 años. La reflexión previa nos ha llevado a consultar a fondo a todos los grupos con los que nos relacionamos, desde administraciones públicas a socios locales en terreno, desde socios y donantes a colegios y parroquias. Un trabajo arduo. Y lo que hemos detectado es que hay un par de preocupaciones que se mantienen en el tiempo. Una es la de incrementar la eficacia y el alcance de nuestros proyectos de desarrollo. Ayudar más y mejor.

A través de fortalecer el trabajo de nuestros socios locales, que son los que ejecutan los proyectos de desarrollo en sus países, y a través de mejorar el seguimiento, el aprendizaje, los análisis y la réplica de las buenas prácticas. Esto es, identificar y extender lo que funciona. Suena fácil o evidente, pero téngase en cuenta que trabajamos en 50 países de 3 continentes, y apoyamos proyectos de todo tipo.

La otra preocupación que se repite es la necesidad de cuidar de nuestras personas. De las 6.000 que trabajan de forma voluntaria y permanente en las 72 delegaciones, y de las 140 que lo hacen de manera contratada y con el mismo espíritu de entrega y dedicación que las personas voluntarias. Cuidarlas de forma profesional, pero también cercana para que el modelo de voluntariado con el que trabajamos, único en nuestro país, sea fortalecido y pueda adaptarse a la sociedad actual. Una sociedad que tanto cambió y que tanto dificulta que las personas voluntarias puedan asumir mayores responsabilidades que vaya más allá de atender una tarea concreta. Un reto que afrontaremos a través de la formación, el reconocimiento, el apoyo con recursos, la atracción de talento, el seguimiento y las experiencias de encuentro y motivación.

Proyecto de Manos Unidas.

En cuanto a las preocupaciones más novedosas irrumpe con claridad la necesidad de abordar un exigente plan de digitalización. La idea es impulsar todas las medidas que ya venimos poniendo en marcha al respecto e integrarlas para que su efecto sea amplio y corporativo, no solo puntual.

Distinguimos entre digitalizar los principales procesos de trabajo, para hacerlos más eficaces y seguros, y para permitir que podamos aprovechar mucho mejor la ingente cantidad de datos que se genera y así poder aprender, mejorar y adaptar nuestra actividad para prestar un servicio más individualizado y centrado. Y, por otro lado, crear espacios digitales donde contactar y mantener relaciones con nuestros socios, donantes y voluntarios. Espacios que complementen o den más fuerza a los espacios físicos o presenciales que ya tenemos y que son insustituibles.

Otra novedad a destacar es la necesidad de sofisticar el gobierno y la planificación, activando por otro lado la captación de personas católicas que desde su realidad diaria quieran asumir la responsabilidad de la dirección de las áreas corporativas y de las delegaciones de nuestra entidad. Como ves, mucho trabajo por delante, pero muy enfocados. Nada de intenciones en el aire, ni de marketing hueco. Trabajo, trabajo y trabajo. Para cualquier otro detalle, el plan estratégico es un documento que siempre hacemos público y que se puede encontrar en nuestro sitio web.

- Por último, la campaña de este año que han impulsado tiene por lema ‘Frenar la desigualdad está en tus manos’, ¿la colaboración conjunta es la única forma, no?

Como hemos estado hablando durante la entrevista, es justo eso que dices. Tal cual. No es que necesitemos la colaboración conjunta. Es que, si no ayudamos todos y todas, esta lucha muere. Y lo haría, además, de forma absurda. En la orilla, a un paso de alcanzar por fin la arena, la tierra firme, el fin del hambre.

"Si no ayudamos todos y todas, esta lucha muere".

Por un lado, debemos exigir que los poderes que determinan la política y la economía mundial aprueben normas justas que le den la vuelta a las causas estructurales que generan la pobreza. Que modifiquen las relaciones comerciales y estratégicas que permiten el enriquecimiento exagerado de unos pocos frente a la perpetuación de la miseria de la mayoría. Hay un saco de leyes que protegen los acuerdos privados de compra y venta en el mundo. ¿Por qué no las hay también para proteger a las personas vulnerables que forman parte de ese circuito de compra y venta?

"Una aportación económica, por pequeña que sea, genera un movimiento que, a su vez, influye en otras personas".

Por otro lado, una aportación económica, por pequeña que sea, genera un movimiento que, a su vez, influye en otras personas. No sé, en un amigo, un compañero de trabajo, un vecino. Pero también en un niño o una niña de la calle que deambula solo en la India, al que, gracias a esa aportación, un día se le acercó un misionero para ayudarle. Por primera vez en su vida. Ese mismo niño o niña crecerá y se hará mayor. Pero ya nunca será la misma persona. Habrá encontrado por fin un poquito de luz, un poquito de calor. Es lo que se llama la esperanza. Y si la ha podido sentir una vez, lo volverá a hacer. En corazones tan heridos y abandonados, la esperanza vuelve siempre. Así que un pequeño soplo acaba convertido en un huracán.

No exagero. Lean los testimonios de las comunidades que han recibido apoyo durante años en los lugares más remotos y olvidados de la tierra. Personas que han visto cambiar sus vidas para siempre. Todo suma, todo cuenta. Pero para ello tenemos que unir nuestras manos. Como hacemos en Manos Unidas. Así, acabaremos con el hambre. Seguro.