Enviar un mensaje de protesta ante problemáticas que afectan al conjunto de la sociedad es uno de los principales objetivos de su organización, sin embargo, los métodos utilizados son muy cuestionados. ¿Cómo gestionan que sus acciones sean consideradas agresivas desde ciertos sectores?
Nuestras acciones son disruptivas y no-violentas, esto quiere decir que no dañamos ni amenazamos con hacer daño, ya sea física o verbal, a cualquier ser vivo. Usamos esta disrupción como mecanismo para alzar la voz frente a lo que de verdad está amenazando la supervivencia de todos los seres vivos del planeta.
Entendemos que esta disrupción puede no ser agradable para algunas personas, pero sí es necesaria para que se pongan medidas reales y efectivas para no vivir los peores escenarios de la crisis climática. Las corporaciones ecocidas son las que están provocando que en un futuro no tengamos ni siquiera acceso a la comida y eso es lo que consideramos como una agresión a la sociedad y a los ecosistemas.
¿Se puede luchar a favor del medioambiente pintando obras de arte en el Museo del Prado?
Aunque no hemos pintado ninguna obra de arte en ningún museo pensamos que sí, eso puede ayudar a poner en el punto de mira la crisis climática. Ahora mismo, los museos son un privilegio de quien puede permitirse pagar la entrada, no están a disposición de toda la sociedad. Si no nos organizamos en contra de las prácticas ecocidas los museos también se verán afectados por inundaciones y otros desastres climáticos que vamos a sufrir en un futuro próximo.
¿Qué mensaje queréis transmitir con este tipo de acciones?
La urgencia de la crisis climática, señalar la inacción del Estado así como a los verdaderos culpables. Por ejemplo, que con la ganadería en el Estado español cada 10 años perdemos 2,4 millones de hectáreas de superficie agrícola útil debido a la contaminación del suelo. Cada año hay múltiples casos de negligencia en los que se arrojan deshechos y el estado simplemente lo soluciona con una sanción que suele ser menor a los 2.000 €. Es decir, penalizan más a activistas que luchan por la vida que a empresarios que destrozan el hogar de todas las especies del planeta.
“El Estado penaliza más a activistas que luchan por la vida que a empresarios que destrozan el hogar de todas las especies del planeta”
Una jueza ha citado a declarar a 21 activistas de Futuro Vegetal por pertenecer a una organización criminal. ¿Cómo valora esto?
Me parece una acusación terrible que vulnera nuestro derecho a la protesta. Una organización criminal es un grupo de dos o más personas que se organiza jerárquicamente para cometer delitos y obtener un beneficio económico de ello. Ninguna de estas cosas se da: somos una organización horizontal sin jefes. Nosotras no nos organizamos para cometer crímenes sino para defender la vida, además está claro que no ganamos dinero por esto.
¿Hasta dónde lo que hacen es desobediencia civil y democracia por el clima, o acción criminal?
La ONU explica la desobediencia civil como un acto de protesta no-violento con una finalidad política. Incluso la ONU ha designado un relator para defender los derechos de las activistas por el medioambiente, Michael Forst. Este señaló en marzo de 2024 que la represión contra los activistas ambientales es una grave amenaza para la democracia. La desobediencia civil es una herramienta de la sociedad civil para hacer cambios rápidos y profundos en las sociedades y es imprescindible en un escenario donde nos aproximamos al colapso ecosocial.
"Afirmar que somos una organización criminal me parece una acusación terrible que vulnera nuestro derecho a la protesta”
A pesar de algunas opiniones, es indiscutible que Futuro Vegetal genera polémica con sus apariciones y consigue un impacto que difícilmente se podría alcanzar con otros métodos. ¿Creen que las acciones de sabotaje son realmente la única manera efectiva de generar impacto y remover conciencias?
Las ecologistas llevan décadas manifestándose y reuniéndose con políticos para poner sobre la mesa la problemática de la crisis climática y vemos que no se está consiguiendo ningún resultado efectivo. Vemos nuestras acciones como algo vital para conseguir un cambio real. También creemos que la existencia de diferentes colectivos que utilizan distintos métodos siempre puede jugar a favor de nuestros objetivos porque de esta manera podrá llegar a todo tipo de público.
El estatus de los objetivos escogidos para vuestras acciones garantiza la repercusión en medios y redes sociales, pero suelen ser una barrera para las empresas que, aunque tengan políticas de impacto social, priorizan el factor económico o sus alianzas empresariales. ¿Su organización ha recibido algún tipo de apoyo por parte de empresas privadas?
Nosotras recibimos donaciones de organizaciones y personas simpatizantes, y estas nunca modifican nuestra estrategia. No confiamos en las empresas ni buscamos su apoyo porque ya sabemos que lo que buscan es el beneficio económico y es una vergüenza que en sus páginas web, tengan un apartado de sostenibilidad y/o impacto social porque sabemos que esto es una forma de greenwashing para seguir lucrándose.
"La desobediencia civil es una herramienta de la sociedad civil para hacer cambios rápidos y profundos en las sociedades"
Nadie queda indiferente a las acciones de Futuro Vegetal por lo que, al igual que hay detractores, hay muchos seguidores que ponen en valor su implicación en problemas que nos afectan a todos. ¿Han apreciado, en los últimos años, un crecimiento del apoyo social a causa de la agitación política que atraviesa el país?
Sí, eso creo, en gran parte por la represión que estamos sufriendo ya no solo Futuro Vegetal si no otros movimientos como el de la vivienda o el sindicalista. Hay gente que nos apoya de diversas formas, ya puede ser donando, cediendo espacios, participando o simplemente apoyándonos en RRSS.
La ganadería y sus consecuencias es una de las problemáticas más urgentes a la hora de frenar la crisis climática. Todavía queda mucho por hacer pero, ¿cómo valora el incipiente cambio en los hábitos de consumo en la población más joven?
Pienso que existe un cambio de percepción en el impacto negativo en el medioambiente de la industria cárnica. Por ejemplo, en algunos países del norte de Europa los menús de las escuelas son basados en plantas; sin embargo, aún queda mucho por hacer, no solo con el consumo de carne sino con cómo las humanas tratamos y percibimos a los animales: hay que dejar de tratarlos como simples mercancías.
En España todavía queda un largo camino por recorrer en este sentido. ¿Cómo situaría a nuestro país respecto a otros países? ¿Saldría bien parado en una comparativa de hábitos de consumo respetuosos con el medioambiente?
Nosotras no señalamos el hábito de consumo de la población, sino al sistema capitalista que sobreproduce y nos crea falsas necesidades de consumo. Hay que poner en el punto de mira a las instituciones y a las empresas. El estado español es la granja de Europa, siendo el quinto exportador de carne y el país que más porcino vende en el extranjero. Además, la ganadería está fuertemente subvencionada y por eso es más barata de lo que debería ser. Por estas razones, creemos que son las compañías las responsables del detrimento de nuestros recursos, como el agua y el suelo fértil, ya que se necesitan muchos de estos para producir carne. Además, el Estado español importa mucha cantidad de soja, principalmente de países empobrecidos, para alimentar a los animales explotados, haciendo que estos países tengan una deforestación despiadada.
El cambio en los hábitos y en la forma de pensar es fundamental para que se produzca la transformación del sistema alimentario, pero entre sus reivindicaciones se encuentra eliminar las subvenciones a la ganadería. ¿A qué proponen destinar esas subvenciones para promover el consumo ecológicamente responsable?
Nuestra propuesta es destinar esas subvenciones a alternativas ecológica y socialmente responsables basadas en plantas, optamos por la soberanía alimentaria y un sistema de permacultura. Pero no solo las subvenciones a la ganadería deberían ser erradicadas, también hay muchos gastos inútiles como los militares o mantener un cuerpo de policía que es un derroche de dinero absurdo que se podrían destinar en ayudar realmente a la población.
“Hay muchos gastos inútiles como los militares o mantener un cuerpo de policía que es un derroche de dinero absurdo que se podrían destinar en ayudar realmente a la población”
Y respecto a las últimas reivindicaciones realizadas, ¿han obtenido respuesta o apoyo de algún partido político?
Con el tema de la acusación de organización criminal hemos recibido apoyo de algunos partidos políticos que piden nuestra descriminalización, pero eso no quiere decir que a nosotras nos represente alguno de estos.
Con todo esto, ¿cómo ven el futuro desde su organización? A corto plazo, ¿ven factible una transformación en el consumo hacía hábitos ecológicamente responsables?
Futuro Vegetal no señala a la población como causante del colapso ecosocial; señala a las industrias que con sus prácticas ecocidas nos están llevando a los peores escenarios de la crisis climática, con el beneplácito del gobierno que siguen subvencionándoles. No confiamos ni en que las corporaciones ni el estado solucione este problema y por ello instamos a la sociedad civil a organizarse para crear alternativas.