El autismo severo y la epilepsia fármacorresistente impiden a Jaime llevar una vida autónoma. Dibujar siempre ha sido para él su única forma de comunicarse. Así lo cuentan sus padres, Javier, arquitecto, y Sole, diseñadora de moda: “Por nuestra profesión siempre estábamos dibujando. Desde el principio el dibujo nos sirvió para comunicarnos con él y explicarle todo. Por ejemplo, cada día le anunciábamos con dibujos los planes que íbamos a hacer”.
El dibujo ha sido siempre para Jaime su modo de comunicarse y su gran pasión
Jaime es el mediano de tres hermanos. El dibujo es su gran pasión, y lo que más le gusta es hacer animales: jirafas, cebras, elefantes, flamencos... Y también dinosaurios de todas clases. El trazo es firme y seguro y no lo corrige sobre la marcha y los colores muy vivos.
En cierta ocasión sus padres montaron una exposición con sus dibujos. Allí se dieron cuenta de la gran aceptación que tenían sus diseños entre la gente. Fue entonces cuando pensaron en dar un paso más. ¿Por qué no plasmar esos diseños en algún objeto que se pudiera comercializar? Tal vez así podrían ahorrar algún dinero para invertir en su futuro, porque la gran preocupación de Javier y Sole, como la de todos los padres de personas con autismo, es qué será de su hijo cuando ellos ya no estén o no tengan fuerzas para cuidar de él.
“Desde las instituciones y las entidades del tercer sector se hacen esfuerzos importantes, pero la realidad es que en la actualidad no se está́ dando solución a las necesidades de una gran parte de las personas con trastorno del espectro autista (TEA) en la etapa adulta de su vida”, dicen estos padres. Por eso, pensaban en montar algo, algún tipo de empresa que pudiera contribuir a un futuro digno para Jaime.
“Lo primero que pensamos fue... ¡camisetas!, quizá porque yo estaba en el sector de la moda”, comenta Sole. En junio de 2017 salieron a la venta las primeras. En solo 10 días de agotaron. “Enseguida hicimos otro pedido, y nos pasamos todo el verano vendiendo”. La cosa iba cobrando fuerza. Les llegaban encargos por todos lados: por teléfono, por whatsapp, por Instragram... Esto les llevó a crear una tienda online, cuya construcción corrió a cargo de Juan, el hermano mayor de Jaime, que es informático.
“Van surgiendo nuevas oportunidades y más gente y empresas se incorporan al proyecto. Unas cosas llevan a otras y se hace patente que hay un gran potencial en la sociedad para implicarse y apoyar iniciativas que buscan cambiar situaciones de vulnerabilidad”, cuentan Sole y Javier que, sobre todo, están contentos porque ‘Algo de Jaime’ está sirviendo para hacer visibles ante la sociedad a los adultos con autismo y sus necesidades.
Los padres de Jaime, que empezaron con esto con la intención de generar un ingreso más para ayudar a responder a las necesidades de su hijo, empiezan a soñar con un futuro más amplio. Ya vislumbran un hogar del que no solo se beneficie Jaime sino más personas en la misma situación. “Sería un lugar compartido para unas 20 o 30 personas que permita el equilibrio entre lo íntimo y personal y responda a las necesidades básicas diarias, huyendo de los modelos institucionales”, dicen.