Según un informe de EY el 91% de los inversores institucionales valoran los criterios ESG de las empresas antes de invertir
La inversión, condicionada cada vez más a la estrategia en sostenibilidad de las compañías
Es una tendencia que ya crecía en los últimos años pero que la pandemia por Covid-19 ha acelerado. El valor de las acciones ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza) de las compañías aumenta, puesto que los inversores están recurriendo a la evaluación de estos factores para medir el rendimiento de las empresas y apostar así por compañías comprometidas con la creación de valor a largo plazo.
14 Dic 2020 | Soziable.es | Soziable.es
Es algo que queda patente en el estudio Global Institutional Investor Survey de EY, realizado a partir de una encuesta a cerca de 300 inversores institucionales de todo el mundo, y que concluye que el 91% de los encuestados considera que la información no financiera ha sido, frecuentemente o de forma ocasional, fundamental a la hora de decidir dónde invertir en los últimos doce meses. De hecho, la proporción de inversores que dicen que esto ha sucedido con frecuencia ha pasado del 27% de 2016 o del 34% de 2018 al 43% actual.
El 98% de los encuestados evalúa el rendimiento no financiero basándose en las divulgaciones corporativas. De ellos, un 72% dice que lo hace de una forma metódica y estructurada (en 2018 era el 32% y en 2013, cuando se inició este análisis, más de un tercio decía que hacía “poca o ninguna revisión de las divulgaciones no financieras”).
Muchos inversores creen que las compañías no informan adecuadamente sobre los riesgos ESG que podrían afectar a sus modelos de negocio
Los resultados de la encuesta muestran, además, que muchos inversores creen que las compañías no informan adecuadamente sobre los riesgos ESG que podrían afectar a sus modelos de negocio. Así, lo cree el 42% de los inversores preguntados por los riesgos de gobernanza, el 41% en el caso de los riesgos sociales y el 34% si se les hace referencia a los riesgos medioambientales.
Según Alberto Castilla, socio de Sostenibilidad de EY, “los inversores precisan de una mayor estandarización y rigurosidad de los datos no financieros porque contribuye a reforzar la confianza y credibilidad en las empresas y en los mercados. Las organizaciones más concienciadas con los factores ESG tendrán más posibilidades de recuperarse tras la crisis al favorecer la creación de valor a largo plazo”.
En este sentido, el 83% de los encuestados pone de manifiesto que es necesario contar con un marco formal que permita a las empresas medir y comunicar el valor intangible y así poder evaluar su estrategia de creación de valor a largo plazo, incluyendo un 40% que dice ser “muy necesario”. Tan solo el 2% de los inversores consultados dice que no ven la necesidad de que las empresas midan y comuniquen el valor intangible.
El estudio destaca que los principales retos detectados para que los informes de información ESG ganen en eficacia y utilidad son: la desconexión entre los informes ESG y la información financiera, la falta de información en tiempo real, así como de la información relativa a cómo la empresa crea valor a largo plazo, la necesidad de centrarse en los temas realmente importantes y la falta de visión de futuro en las divulgaciones.
Alberto Castilla: “Las organizaciones más concienciadas con los factores ESG tendrán más posibilidades de recuperarse tras la crisis al favorecer la creación de valor a largo plazo”
Hoja de ruta
El trabajo de EY identifica las acciones principales que deberán acometer las organizaciones en tres áreas para cumplir con las expectativas de los inversores y asegurar que los ESG desempeñan un papel fundamental en el actual entorno de crisis. En primer lugar, construir una conexión más fuerte entre el rendimiento financiero y no financiero. Los inversores pueden centrarse en construir enfoques más creíbles para entender lo que influye el valor a largo plazo en ciertos sectores y compañías, mientras que las propias empresas pueden focalizarse más en la materialidad (reportar sobre qué factores medioambientales, sociales y económicos son más relevantes para sus stakeholders y podrían impactar en su capacidad de crear valor a largo plazo).
En segundo lugar, reforzar el análisis de los riesgos y las oportunidades del cambio climático y la transición a la descarbonización futura y comunicarlo de forma comprensible a través de informes del TCFD (grupo de trabajo sobre divulgación de información financiera relacionada con el clima). Esto permitirá conocer la resiliencia de las estrategias de negocio y de los activos en una serie de posibles escenarios climáticos de cara a capitalizar las oportunidades económicas de la descarbonización, incluyendo el acceso al capital.
Por último, inculcar disciplina en la presentación de informes no financieros y en los controles para generar confianza. El establecimiento de prácticas efectivas de gobernanza y la búsqueda de una garantía independiente de los procesos no financieros, controles y los resultados de datos pueden ayudar a generar confianza y transparencia con los inversores.
De hecho, el estudio apunta que el 82% de los inversores encuestados dice que sería útil tener una verificación independiente del impacto de las inversiones verdes.
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