En el marco del Plan Director de RSC 2020 del Grupo FCC se contempla el desarrollo de un plan de difusión y formación del Código Ético y de Conducta para sus empleados, con el fin de fomentar la cultura ética y de cumplimiento del código a todos los niveles de la compañía. Esta comunicación se reforzó a lo largo del pasado año con la inclusión de nueva cartelería informativa sobre el Código en las oficinas, tanto de las obras como de los centros fijos, incluyéndose en el “Welcome pack” de la compañía y potenciando las campañas de comunicación online a empleados, alcanzando una aceptación superior al 95% entre los trabajadores de FCC Construcción y sus filiales en todas las áreas geográficas.
Así, durante el año pasado se impartieron cursos online en esta materia a 1.789 empleados y de manera presencial a 137. Los países en los que se ha recibido formación sobre el código ético incluyen España, Portugal, Perú, Panamá, Colombia, Bélgica, Reino Unido, Arabia Saudí y Qatar.
En este sentido, la compañía ha sido la primera en obtener el certificado de AENOR conforme a la norma ISO 44001, que certifica que las relaciones colaborativas con grupos de interés (clientes, proveedores, colaboradores internos, externos y socios) son estratégicas y eficaces. Asimismo, desde la Dirección de Compras del Grupo FCC, se impulsó un proceso de homologación de proveedores cuyos criterios de evaluación se fundamentan en cuestiones de naturaleza económica, ambiental, social y de cumplimiento, atendiendo a aspectos como la existencia de un código de conducta, medidas para impulsar la igualdad o sistemas de reducción y medición de emisiones de gases de efecto invernadero.
La apuesta de FCC Construcción por las acciones sociales para mejorar las comunidades en las que opera tiene su reflejo en hechos concretos convertidos así en ejemplos de buenas prácticas
Buenas prácticas
Esta apuesta de FCC Construcción por las acciones sociales para mejorar las comunidades en las que opera tiene su reflejo en hechos concretos convertidos así en ejemplos de buenas prácticas. Es el caso de lo ocurrido cuando la Generalitat de Catalunya encargó a la compañía la edificación de un nuevo instituto en un solar situado en el Eixample izquierdo de la ciudad de Barcelona, donde ya existía un espacio público denominado Jardins Emma que servía como zona de paseo y juegos infantiles para los vecinos de la zona. Además, cercano a la obra estaba situado el “Pla Buits”: un chaflán cedido temporalmente a la asociación Germanetes, que disponía de una carpa geodésica de tubos, unos módulos prefabricados, una pequeña barra de bar y una zona destinada a huerto urbano.
Varias organizaciones vecinales mantenían reuniones y celebraban eventos en este espacio y cada dos semanas se cerraba el tramo de la calle Consell de Cent, entre Viladomat y Comte Borrell, para organizar un mercado de agricultura ecológica. La falta de información sobre la realización de las obras ocasionó malestar a los vecinos que venían utilizando el espacio y transmitieron sus quejas a la compañía.
La primera de las medidas de FCC Construcción fue crear un entorno de comunicación informal entre el equipo de obra y las organizaciones de contacto frecuente, gracias al cual se pudo dialogar con los grupos implicados y proponer soluciones a los conflictos colaterales de la implantación de la obra, mediante reuniones regladas y bajo acta oficial.
Se organizó con distintas entidades la reposición del equipamiento urbano, la arboleda y los servicios afectados por la obra. Cabe destacar las relaciones mantenidas en relación con la gestión del alumbrado público, el desplazamiento de una fuente pública, la retirada de los árboles o trasplante a vivero, la recuperación de tapas y valvulería, la solicitud de un punto de conexión a la red de alcantarillado, la recuperación y reubicación de huertos urbanos móviles y tarimas de madera existentes, así como los elementos dedicados a deportes, como canastas o mesas de ping-pong.
Como resultado, la compañía logró conquistar la confianza del vecindario y de las organizaciones sociales que desarrollaban su actividad en el entorno gracias a la atención de sus peticiones, a la comunicación constante de los técnicos y el encargado del equipo de obra y, sobre todo, a la información proporcionada sobre los trabajos y su evolución. Al contar con procedimientos y espacios de comunicación con los colectivos afectados por la obra, no se registraron nuevos incidentes. El uso de los Jardines Emma fue el habitual a pesar de la proximidad de las obras y se logró minimizar cualquier afección vecinal que hubiese podido tener la ejecución de los trabajos. La valoración positiva sobre los beneficios de disponer de un instituto en el área y el cumplimiento del compromiso de plazo reducido (tan solo 13 meses) acabaron de fortalecer la convivencia de las obras con el vecindario y su entorno social.
FCC Construcción trabaja para mejorar la vida en las comunidades en las que opera al mismo tiempo que impulsa proyectos dirigidos a las personas más desfavorecidas
En Riad, Soria o Lima
La misma estrategia se puso en valor durante la construcción del metro de Riad, en Arabia Saudí, donde se impulsaron actuaciones para disminuir la disrupción en las áreas aledañas, a través de puntos fijos de entrada y salida de la obra, la verificación periódica de la eficiencia del sistema de control ambiental y la eliminación de la acumulación de los residuos generados en la obra. Además, se llevó a cabo el análisis de los impactos ambientales para delimitar los problemas causados en el emplazamiento de la obra. Esta zona limitada permitió controlar los equipos que emiten gases y el monitoreo de los niveles de ruido, con el fin de proteger la salud de las personas y minimizar la afección en las propiedades de las inmediaciones.
Esta apuesta por la minimización de impactos en las comunidades locales permitió también, por ejemplo, la ejecución de la ampliación y reforma del hospital de Soria, en España, sin que la actividad del centro se viera afectada. O la mejora continua del desempeño ambiental durante la construcción de la Línea 2 del Metro de Lima, en Perú, a través de acciones con todos los grupos de interés involucrados en el proceso. Así, a los trabajadores y personal con acceso a la obra se les proporcionó unas tarjetas con códigos de colores, para facilitar la identificación y correcta segregación en tiempo real de los residuos. También se otorgaron premios a los mejores subcontratistas, destacados por su compromiso con la gestión ambiental del proyecto. También se tomaron medidas de reducción del impacto negativo generado por las emisiones de polvo, suciedad y ruido, mejorando las condiciones de bienestar y salud y la calidad de vida, tanto de los operarios de la obra como de las personas residentes en la zona.
Todo ello es reflejo de la estrategia de FCC Construcción para mejorar la vida en las comunidades en las que opera, al mismo tiempo que trabaja en diferentes proyectos dirigidos a las personas más desfavorecidas. A través de estas acciones la compañía apoya la infancia y la juventud, la cultura, el deporte y la economía solidaria.