En medio del debate, el Consejo Escolar del Estado aprobó a finales de enero, por unanimidad, una propuesta que incluye la prohibición del uso de móviles en los centros educativos de Infantil y Primaria, así como restricciones en institutos para los alumnos que cursen la ESO. A día de hoy, son ya nueve las comunidades que prohíben, en mayor o menor medida, los móviles en los colegios. ¿Un acierto o un error educativo?
Al respecto, Soziable ha hablado con Daniel Salinas, uno de los autores del informe PISA, el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, de la OCDE, cuyo objetivo es evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al final de la etapa de enseñanza obligatoria, hacia los 15 años.
El analista de la OCDE cree que este debate no es tan sencillo como parece. “El uso de teléfonos móviles y otras tecnologías digitales puede afectar el aprendizaje de manera negativa o, por el contrario, puede ser una herramienta útil que ayude a los estudiantes a aprender más y mejor”, señala.
La evidencia de PISA muestra que “la desconcentración en clase aumenta entre los alumnos que usan dispositivos digitales en la escuela con mayor frecuencia, particularmente, cuando el uso es con fines de entretenimiento”, advierte en analista. Sin embargo, Salinas cree que, según los datos de PISA, “alumnos que hacen un uso moderado (entre una y dos horas al día) de dispositivos digitales en la escuela con fines de aprendizaje tienen, en promedio, mejores resultados que los alumnos que no los usan en lo absoluto”.
Así pues, uno de los grandes desafíos que enfrenta la educación en la actualidad es, en opinión de Daniel Salinas, “encontrar una manera de integrar las tecnologías digitales en la sala de clase para mejorar el aprendizaje y el bienestar social-emocional de los alumnos”.
En definitiva, “la OCDE no recomienda prohibir el uso de los teléfonos móviles y otros dispositivos digitales, sino que reconoce la necesidad de buscar maneras de realizar un uso adecuado de ellos, que favorezca el aprendizaje y el bienestar social-emocional de los estudiantes”, afirma el analista.
Esto abre otro debate: ¿en qué consiste ese uso adecuado de estos recursos? Eso es lo que el mundo de la educación está investigando en la actualidad. “La evidencia disponible en PISA sugiere que un uso adecuado significa un uso que tenga como finalidad el aprendizaje, y no el mero entretenimiento, y también sugiere que el uso de estos recursos debe ser acotado en términos de tiempo, para reducir la probabilidad de desconcentración o distracción de los alumnos”, concluye Salinas.