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Exigen una acción urgente, decidida y colectiva

Las principales ONG prevén una hambruna mundial inminente que podría acabar con la vida de 49 millones de personas

La seguridad alimentaria no es un privilegio, sino un derecho consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Por ello, UNICEF España, Oxfam Intermón, Save the Children y Acción contra el Hambre han lanzado un llamamiento urgente con el objetivo de frenar la desnutrición y la falta de alimentos que han colocado ya a 181 millones de personas en todo el mundo en riesgo de vulnerabilidad extrema.

La hambruna podría afectar en todo el mundo a una población superior a la de España.

La desnutrición y la falta de alimentos han colocado ya a unos 181 millones de personas en todo el mundo en riesgo de vulnerabilidad extrema, de las que 49 millones están al borde de la hambruna

UNICEF España, Oxfam Intermón, Save the Children y Acción contra el Hambre piden una acción “urgente, decidida y colectiva” para impedir la muerte de 49 millones de personas, algo más que el equivalente a la población total de España, ante el riesgo inminente de una hambruna mundial, la cual se verá agravada por ‘las 3 C’: los conflictos, la crisis climática y la COVID-19.

El objetivo de este llamamiento es frenar una “catástrofe humanitaria de dimensiones aún desconocidas”. La desnutrición y la falta de alimentos han colocado ya a unos 181 millones de personas en todo el mundo en riesgo de vulnerabilidad extrema, de las que 49 millones están al borde de la hambruna. Aunque se trata de una crisis global y hay poblaciones afectadas en distintas zonas del planeta, la situación es dramática, una vez más, en el Sahel occidental y en el Cuerno de África.

En el Sahel occidental, sobre todo en Nigeria, Níger, Burkina Faso, Chad y Malí, el número de personas que necesitan ayuda alimentaria de emergencia se ha quintuplicado entre 2015 y 2022, pasando de 7 a 38 millones. Mientras, el Cuerno de África, Kenia, Etiopía y Somalia, principalmente, sufre su sequía más larga en los últimos 40 años y 23 millones de personas se enfrentan al hambre extrema

Los más afectados, los niños

El número de niños y niñas con desnutrición aguda grave ha aumentado en 260.000 niños más desde principios de este año

Las cifras son, si cabe, más preocupantes en el caso de los niños y niñas menores de cinco años y de las mujeres, que son siempre los más vulnerables ante este tipo de crisis.

 La creciente crisis alimentaria mundial ha provocado que, en los 15 países más afectados, la mayoría situados en el Cuerno de África y el Sahel occidental, el número de niños y niñas con desnutrición aguda grave haya aumentado en 260.000 niños más (lo que equivale a 1 niño cada minuto), desde principios de este año, alcanzando casi los 8 millones. Solo en Somalia, 350.000 niños y niñas podrían morir este mismo verano si no reciben tratamiento, mientras que, en el Sahel, un total de 6,3 millones tendrán desnutrición aguda, lo que supone un aumento del 28% respecto al año pasado.

Más de la mitad de las muertes en la hambruna de 2011 en Somalia, donde 260.000 personas perdieron trágicamente la vida, tuvieron lugar antes de que se declarara la hambruna., y la mitad de las personas que murieron eran niños y niñas menores de cinco años. Así, las principales ONG recuerdan que no podemos esperar a que se declare la hambruna para actuar.

La crisis del hambre ya está teniendo profundas consecuencias para la infancia, entre otras cosas, amenazando la supervivencia y la protección de los niños y niñas, y aumentando el riesgo de desnutrición grave y aguda. Los menores corren un mayor riesgo de sufrir violencia, explotación y abusos debido al abandono escolar, el trabajo infantil, su reclutamiento forzoso y utilización por parte de fuerzas o grupos armados. Asimismo, los niños y niñas sin cuidado parental son especialmente vulnerables a la inseguridad alimentaria y sus múltiples efectos.

La seguridad alimentaria no es un privilegio, sino un derecho consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.

Antes de la guerra

El contexto ya era grave antes del inicio de la guerra de Ucrania en febrero, pero el conflicto y la consiguiente crisis de refugiados en Europa no ha hecho más que potenciarlo. Al incremento desmesurado del precio de los combustibles y de los alimentos básicos y la interrupción de los suministros, se suma que muchos países dependen, en gran medida, de las importaciones de Rusia y Ucrania. En concreto, 14 países de renta baja o media-baja, con altos niveles ya de hambre y deuda, importan más del 50% de su trigo de esta región del mundo (Eritrea, el 100%; Somalia, el 92%; y Yemen, casi la mitad).

Según Franc Cortada, director general de Oxfam Intermón, “no estamos ante una crisis de escasez de alimentos; nos encontramos con que se usa, descaradamente, el hambre como arma de guerra. Permitir que millones de personas mueran en el mundo por hambre, así como dejar que las grandes empresas encuentren oportunidades para beneficiarse de esta catástrofe, no es otra cosa que un gran fracaso político”.

El liderazgo internacional y la voluntad política deben impulsar una respuesta inmediata y abordar las causas profundas del hambre, como los conflictos, las crisis económicas, el cambio climático y el acceso desigual a los recursos agrícolas.

Por su parte, José María Vera, director ejecutivo de UNICEF España, aseguró que “a fecha de hoy, hay 14 millones de niños y niñas que están en riesgo de hambruna (…). Es imprescindible que haya una respuesta acorde con esta situación y con este reto, una respuesta que debe venir fundamentalmente de los gobiernos, pero también de la sociedad, de los medios de comunicación, para evitar que esta crisis se convierta en la mayor que hemos visto sobre la infancia en estas últimas décadas”.

Andrés Conde, director ejecutivo de Save the Children, subrayó que “lo que enfrentamos es hambre a una escala de proporciones desconocidas. Millones de niños y niñas pueden perder la vida este mismo verano a causa de la desnutrición y la falta de alimentos. Estas muertes no son inevitables, no son necesarias. Es imprescindible que la comunidad internacional se movilice para eliminar el bloqueo de cereal que hay en este momento en Ucrania”.  

Finalmente, Olivier Longué, director general de Acción contra el Hambre, insiste en que “en este momento, hay una ‘tormenta perfecta’. La gente ha agotado sus reservas, los precios están muy altos y la capacidad de resiliencia está agotada. Nos parece fundamental que haya una respuesta internacional. Hay tres zonas del mundo donde todos los indicadores están disparados: Oriente Medio, África, incluso Latinoamérica, porque el precio de la comida está mucho más allá de lo que la gente puede aguantar”.