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11 de julio, Día Mundial de la Población

8.000 millones de personas, no de problemas

El problema de la población no es la cifra que alcancemos como tal, aunque 8.000 millones nos parezca alarmante, sino cómo gestionamos esa convivencia entre todos y con nuestro planeta. Este día mundial se creó para tomar conciencia sobre las cuestiones de población, incluidas sus relaciones con el medio ambiente y el desarrollo, aunque en este año 2023, el foco se ha puesto en la cuestión de género, porque ‘Lo que las mujeres y las niñas quieren importa’.

El lema de esta jornada en 2023 es ‘Lo que las mujeres y las niñas quieren importa’.
El lema de esta jornada en 2023 es ‘Lo que las mujeres y las niñas quieren importa’.

En la década de los 70 se pensaba que, cuando llegáramos a los 9.000 millones de población, esto sería una tragedia. Según Diego Sánchez González, geógrafo y máster en Gerontología Social, “creo que no llegaremos a esas teorías maltusianas que hablaban de cataclismo, pero evidentemente sí se está viendo con claridad que la población crece y que además consume de manera desorbitada los recursos que tiene el planeta, por tanto, se produce un fuerte desequilibrio”.

Precisamente no hace mucho se decidió llamar la atención sobre esta cuestión a lo largo y ancho de este mundo y con la resolución 45/216 de diciembre de 1990, la Asamblea General de las Naciones Unidas mantuvo el Día Mundial de la Población para aumentar la conciencia sobre las cuestiones de población, incluidas sus relaciones con el medioambiente y el desarrollo. El Día se celebró por primera vez el 11 de julio de 1990 en más de 90 países.

Del control de natalidad al desarrollo sostenible

Hace varias décadas, cuando se pronosticaba un futuro incierto de miles de millones de personas, algunas organizaciones mundiales, como la Organización Mundial de la Salud, abogaba por el control de la natalidad. Sin embargo, la interpretación en cada país fue muy distinta, como relata Diego Sánchez: “En China se prohibía que las familias tuvieran más de un hijo y hoy tenemos un país donde hay más de 50 millones de solteros y un grave problema de envejecimiento acelerado; por otro lado, en Rumanía, se fomentó y se forzó la natalidad y eso hoy ha provocado que miles y millones de mujeres rumanas tengan un trauma y curiosamente no solamente no incrementó su fecundidad, sino que la redujo”.

Es decir, afirma tajante este experto, “lo que se ha demostrado con estos dos casos extremos es que cuando los gobiernos actúan sobre la población sin programas coherentes de planificación, suelen fracasar de manera estrepitosa; hoy en día está demostrado que las políticas en pro o contra la natalidad realmente no funcionan”. Insiste en que no resulta necesario ese control de la natalidad, pero sí un apoyo a esas familias o sujetos que quieran tener hijos, pues hoy, en muchos países, el tema de la familia no está bien cuidado.

Hace ya tiempo en todos los países de América Latina, de Europa y de buena parte del mundo las tasas de fecundidad están por debajo de la tasa de reemplazo, “pero eso no significa que sea malo, siempre que se den unas condiciones de vida dignas”. El fenómeno más importante que ha experimentado la población y va a condicionar el futuro del planeta es, sin duda, el envejecimiento de la población: “será una población cada vez más envejecida y más vulnerable por ejemplo a cuestiones como las olas de calor, como ocurrió el año pasado, cuando solamente en el verano murieron casi 5000 personas mayores de 75 años en España. Es decir, el fenómeno del cambio climático no es uniforme y va a afectar más a las poblaciones más envejecidas en cuestiones como la salud”.

Entonces está claro que la población es quizá el principal foco de atención para un desarrollo sostenible porque “el tema de la población tiene un montón de aristas, pero están interconectadas y están provocando una desigualdad generalizada; el cambio climático es un efecto de la acción humana, por lo tanto, no hemos sido muy sostenibles, no hemos abogado por un desarrollo sostenible”, asegura el experto.

El envejecimiento y la cuestión de género

“El gran reto no es que cada vez cumplamos más años, sino añadir vida a esos años”, expresa Diego Sánchez, para quien la población mayor no resulta un problema, ni debería resultar para nadie, asegura, a pesar de que “ningún partido político tiene solucionado el tema de las pensiones, el de la salud ni el de las dependencias, que son tres pilares importantes de las sociedades, ni se ve que se acometa con decisión esta cuestión”.

En ese sentido, expresa una preocupación que mantiene una parte de los profesionales de este sector sobre los censos poblacionales, pues asegura que “a pesar de que hoy día hay más tecnología, más teléfonos móviles, más Internet, etc., sabemos menos y tenemos menos conocimiento de la población y de sus características que hace 20 años”. Denuncia este experto que, en general, se ha reducido el presupuesto destinado a contabilizar a la población y sus características y algunos gobiernos cambian también la manera de medir las cosas y así cambian los datos y, de repente, se reduce drásticamente la población pobre…

Pero resulta sin embargo un trabajo fundamental, porque “tenemos la necesidad de conocer estos datos, esta dimensión tan importante que marca el futuro del planeta en cuestiones como educación, trabajo, salud… y en definitiva marcan los Objetivos de Desarrollo del planeta”.

Otro aspecto significativo para el experto es la cuestión de género, que precisamente es el tema elegido este año por Naciones Unidas en este día mundial: ‘Lo que las mujeres y las niñas quieren importa’. En esa Declaración sobre el Día Mundial de la Población 2023, la ONU expresa que "a pesar de que suponen el 49,7% de la población mundial, a las mujeres y a las niñas no se las suele tener en cuenta en los debates sobre demografía; además, las políticas de población vulneran sus derechos. Como resultado, nuestro mundo excluye y margina a la mitad de la población del planeta, un problema que nos impedirá a todas las personas disfrutar de un futuro más próspero, pacífico y sostenible".

Continúa la declaración con un discurso donde se señala la raíz de este problema, que es la desigualdad de género y donde se anima con vehemencia a “promover la igualdad de género para crear un mundo más justo, resiliente y sostenible. La creatividad, el ingenio, los recursos y la fuerza de las mujeres y las niñas son fundamentales para abordar los retos demográficos y de otro tipo que amenazan nuestro futuro, como el cambio climático y los conflictos. Las mujeres desempeñan un poderoso papel en el logro de consensos y en la consolidación de la paz a todos los niveles. Aun así, únicamente seis países cuentan con un 50% o más de mujeres en su parlamento”. Termina así la declaración: “La conclusión es que invertir en igualdad de género hoy significa invertir en nuestro futuro común”.

En esa misma línea se manifiesta António Guterres, secretario general de la ONU, en su mensaje en este especial día de la población: “Apoyemos a las mujeres y niñas que luchan por sus derechos e intensifiquemos los esfuerzos de manera que los Objetivos de Desarrollo Sostenible se hagan realidad para los 8.000 millones de personas de la familia humana”.

Diego Sánchez, por su parte, también advierte de que algunos de los principales grupos vulnerables de la población se encuentran entre las mujeres, ya sea por edad, como las mujeres mayores o las niñas, por pobreza, etc: “En definitiva, la cuestión de género es fundamental porque las mujeres en mayor medida se ven afectadas por la pobreza energética, por el acceso a la salud, la educación, la vivienda, al agua potable…”

Lo cierto y definitivo es que en estas alarmas permanentes que se encienden sobre las cifras de población, sobre los 8.000 millones de personas que habitamos el planeta y sus datos de fecundidad y envejecimiento, “el problema nunca han sido las personas”, como expresa el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Sin embargo, entre los problemas a debatir y afrontar, además de los mencionados, también se encuentran los movimientos de población, las migraciones, el abandono del mundo rural, que a su vez aboca a problemas como la desertización y desboca el deseo de desarrollo sostenible… tan necesario para los 8.000 ó 9.000 millones.