Como parte de los esfuerzos para proteger y asistir a más de 114 millones de personas desplazadas por la fuerza, ACNUR tiene previsto potenciar la resiliencia y aminorar la vulnerabilidad de las personas a los riesgos, incluidos los efectos del cambio climático. El Fondo para la Resiliencia Climática se centrará exclusivamente en los esfuerzos de financiación para proteger a las comunidades desplazadas más amenazadas; en concreto, les proveerá lo necesario para que puedan prepararse, resistir y recuperarse de los choques climáticos.
Las contribuciones que reciba el Fondo potenciarán el alcance y el impacto de la acción climática de ACNUR, de manera que esta agencia y sus socios podrán implicarse en proyectos relacionados con el ambiente en países en los que ya han estado respondiendo a altos índices de desplazamiento forzado provocados por conflictos (por ejemplo, Bangladesh, Chad, Etiopía, Kenia y Mozambique).
Por otra parte, el Fondo aumentará la disponibilidad de recursos ecológicamente sostenibles en contextos de desplazamiento; en concreto, habrá más energías limpias para, por ejemplo, alimentar la infraestructura hídrica, escolar y sanitaria que utilizan las personas refugiadas y las comunidades de acogida. Asimismo, potenciará la restauración ambiental e invertirá en la resiliencia construyendo albergues resilientes al clima, impulsando medios de vida climáticamente inteligentes y reduciendo el impacto ambiental de la respuesta humanitaria.
“Los efectos del cambio climático son cada vez más devastadores, lo cual agrava los conflictos, destruye medios de vida y, en última instancia, provoca desplazamiento”, indicó Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. “Muchos de los países que más generosidad han mostrado al recibir a las personas refugiadas son también los más afectados por la crisis climática. En ese sentido, los recursos disponibles para hacer frente a los efectos del cambio climático no están llegando a las personas desplazadas por la fuerza ni a las comunidades que les han dado acogida”, añadió.
Impacto a nivel local
Este Fondo dará prioridad a los proyectos que tengan impacto a nivel local, que involucren a las comunidades afectadas en su diseño e implementación y que sean congruentes con los planes de desarrollo y las estrategias ambientales nacionales.
Los riesgos climáticos se relacionan fuertemente con los conflictos y con la pobreza, que afectan a un gran número de personas refugiadas y desplazadas por la fuerza. En 2022, por ejemplo, más del 70% de las personas refugiadas y solicitantes de asilo huyó de países que son muy vulnerables a los efectos del cambio climático. Además, un 60% de las personas desplazadas por la fuerza y apátridas viven en Estados frágiles o afectados por conflictos, que no sólo son los más vulnerables al cambio climático, sino que también están menos preparados para adaptarse a él.
“Si se reduce la exposición a peligros relacionados con el cambio climático, si se garantiza el acceso a recursos sostenibles y si se promueve la inclusión, estos proyectos mejorarán las condiciones de vida, la seguridad y el bienestar de las personas refugiadas y de las comunidades de acogida”, explicó Grandi. Y, en la misma línea, señaló que “siguiendo el ejemplo del fondo de pérdidas y daños que se activó en la COP28, ACNUR defenderá y aumentará significativamente la financiación para apoyar la acción climática en entornos frágiles”.
En este sentido, la Agencia de la ONU para los Refugiados tiene previsto recaudar 100 millones de dólares para el Fondo para la Resiliencia Climática para finales de 2025. La suma servirá para apoyar a las personas refugiadas y a las comunidades y países de acogida más afectados por la emergencia climática; también se empleará para promover la inclusión de las personas refugiadas en las medidas ambientales que se tomen a nivel local y nacional.