
El número de casos de acoso y ciberacoso escolar registrados por la Fundación ANAR descendió en 2017 a casi la mitad frente al año anterior, pasando de 1.207 a 590. Sin embargo estos casos han evolucionado con el tiempo hacia una mayor violencia y frecuencia, tendencia al alza que ya venía produciéndose desde 2015.
Este estudio sobre acoso escolar “es el más profundo que se hace en España porque se hace sobre la base de las cosas que cuentan los chicos y chicas que sufren acoso escolar”, ha destacado Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, en referencia a que se realiza a partir de las 36.616 llamadas recibidas durante el año pasado en el Teléfono ANAR relacionadas con el bullying y, más en concreto, en los datos recogidos de los 590 casos contrastados y gestionados.
En más del 52 por ciento de los casos el acoso dura más de un año y en más del 75 por ciento el bullying se produce a diario
Según esta investigación, uno de cada cuatro casos de acoso escolar se produce en la forma de ciberbullying. El ciberbullying supone el 24,7 por ciento de los casos totales de acoso escolar, siendo los insultos y las amenazas su forma más común. Los datos obtenidos revelan que el envío de WhatsApp a través del teléfono móvil es la forma más habitual de acoso.
En cuanto a la edad media de las víctimas de acoso escolar, ésta se sitúa en los 10,9 años en los casos de bullying y en los 13,5 años en el caso de los que padecen ciberbullying.
Un dato muy preocupante es que en más del 52 por ciento de los casos el acoso dura más de un año y en más del 75 por ciento el bullying se produce a diario. En palabras de Cooklin, “estos datos son demoledores: imaginaos lo que supone diariamente para un niño o un preadolescente, que no ha desarrollado una fortaleza psicológica, sufrir diariamente y durante más de un año una situación de acoso”.
El estudio evidencia, por otro lado, que los chicos y chicas que sufren acoso escolar y/o ciberbullying siguen resistiéndose a contar a sus padres o madres la situación que sufren. Una parte importante de las víctimas (el 36,8 por ciento de los que sufren acoso escolar y el 25 por ciento de los que padecen ciberbullying) no se lo cuenta a sus padres, lo cual no refleja cambios significativos con respecto a los informes previos.
“Las víctimas tardan 13 meses en contárselo a alguien”, afirma el director general de Fundación Mutua Madrileña, que añade: “Cuanto más tiempo dure el acoso y más tiempo pase sin que se tomen las medidas para evitarlo, los efectos y las consecuencias tanto inmediatas como para el futuro son cada vez peores”.
En este sentido, Benjamín Ballesteros, director de Programas de la Fundación ANAR, advierte de que “si aumenta la frecuencia y aumenta la gravedad de los hechos las víctimas a largo plazo van a padecer una secuelas psicológicas mayores”. Ballesteros incide en que “el 90 por ciento de las víctimas que hablaron con nosotros padecían problemas psicológicos derivados de haber sufrido acoso escolar”.
Estos trastornos se evidencian a través de síntomas de depresión, ansiedad o miedo permanente. También es muy frecuente que, tras sufrir una situación de acoso, la víctima experimente aislamiento, retraimiento, soledad, déficit de habilidades sociales. “Y todo eso deriva en una baja autoestima”, explica el director de Programas de la Fundación ANAR quien indica cuáles son las peores consecuencias de esas secuelas: “No es desdeñable que tengamos un 8,2 por ciento de casos de autolesiones o ideación suicida; en concreto 48 menores de los que llamaron al teléfono de ANAR el año pasado”.
Disminuyen las mujeres agresoras
El 53,2 por ciento de los afectados por acoso escolar en 2017 fueron varones y el 46,8 por ciento, mujeres, con una media de edad de 10,9 años, aunque si nos centramos solo en el ciberbullying aumenta el porcentaje de afectadas hasta el 65,6 por ciento, siendo la edad media de las chicas que lo sufren de 13,5 años. El estudio evidencia, por otro lado, que mientras la proporción de varones que acosan se mantiene, se ha reducido de forma significativa la proporción de mujeres que lo ejercen (de un 25,7 por ciento en 2016 a un 18,3 por ciento en 2017 en acoso escolar, y de un 39 por ciento en 2016 a un 23 por ciento en 2017 en ciberbullying).
El 90% de las víctimas de acoso sufren secuelas psicológicas y el 8% ha llegado a autolesionarse o a pensar en el suicidio
Por otro lado, siguen aumentando los casos en los que el menor acosado se enfrenta a sus agresores, ya que los que decidieron dar este paso -en lo que al acoso escolar se refiere- pasaron del 51,1 por ciento en 2016 al 54,4 por ciento en 2017. En lo que respecta al ciberbullying, sin embargo, la proporción se redujo desde el 66,7 por ciento de 2018 al 61,7 por ciento en 2017.
Otro dato novedoso que aporta el informe es que el acoso cada vez cuenta con menos respaldo social. Lo confirma Ballesteros: “Cuando el agresor busca el consenso del resto de la clase para agredir a la víctima ahora ya no lo encuentra y eso es una gran noticia. Eso significa que esta campaña de sensibilización que estamos haciendo de que los iguales acompañen y apoyen a la víctima está provocando que los agresores se sientan más solos a la hora de agredir”.
En cuanto a las medidas que proponen la Fundación ANAR y la Fundación Mutua para avanzar en la erradicación del bullying y el ciberbullying figuran la detección del acoso desde las primeras etapas; la evaluación profesional de todas las víctimas; la prevención en edades tempranas; la implantación de un protocolo contar la violencia escolar de caracter estatal; el refuerzo del papel de los profesores así como potenciar nuevas campañas de sensibilización contra el acoso y a favor de actitudes como el respeto a los demás.
Por último, el director de Programas de la Fundación ANAR reclamó la elaboración y aprobación de una ley de protección a la infancia y recordó que su entidad presentó en el Congreso de los Diputados un estudio “en el que avalamos con datos y de forma contundente” la necesidad de esta ley para protegerles de la violencia en cualquiera de sus formas por ejemplo el acoso escolar.
Teléfono de ayuda a niños y adolescentes de la Fundación ANAR: 900 20 20 10