
Tres de cada 10 niños, niñas y adolescentes están en riesgo de pobreza o exclusión social en España y las condiciones socioeconómicas de sus familias impactan en su educación. Así lo afirma Aldeas Infantiles SOS con motivo del Día Internacional de la Educación, que se celebra este miércoles 24 de enero. La brecha digital, las limitaciones de recursos y capacidades para apoyar el aprendizaje en casa y las dificultades de conciliación comprometen su derecho a una educación de calidad y condicionan su futuro.
La organización trata de compensar las desigualdades que sufren los niños, niñas, adolescentes y jóvenes de sus programas ofreciéndoles un apoyo personalizado a lo largo de toda su vida académica. Refuerzo escolar, dispositivos electrónicos y acceso a internet, talleres educativos y de habilidades para la vida son algunas de sus intervenciones. Asimismo, orienta a las familias para que puedan acompañar a sus hijos en su proceso de aprendizaje.
Aldeas Infantiles también facilita su acceso a actividades extraescolares, deportivas, culturales o sociales, que les enriquecen y favorecen su integración social. “En la mayoría de los casos, la situación económica familiar les impide participar en este tipo de iniciativas, lo que contribuye a aumentar la desigualdad“, sostienen desde la organización.
La tasa de abandono escolar temprano en España, de un 13,9%, frente a la media europea del 9,6%, es superior en niños, niñas y adolescentes que viven en hogares con rentas bajas, que también presentan mayores índices de absentismo y una probabilidad más alta de repetir curso.
Desde la Educación Infantil hasta la Superior
Garantizar el derecho de niños, niñas y jóvenes en situación de vulnerabilidad a una educación de calidad es uno de los objetivos fundamentales de Aldeas Infantiles SOS. Desde la Educación Infantil hasta la Formación Profesional o la Superior, la organización pone los medios necesarios.
Cuenta con cinco Centros de Educación Infantil a los que acuden 260 niños y niñas de 0 a 3 años, algunos de ellos en situación de vulnerabilidad y otros procedentes de contextos familiares normalizados, lo que favorece la integración. En ellos se promueve su desarrollo implicando a sus familias y se detectan coyunturas de riesgo en fases tempranas.
Por otra parte, mediante el proyecto Espacio de Cambio, en sus Centros de Día también se brinda apoyo a estudiantes que han sido temporalmente expulsados de sus colegios o institutos. Se les impulsa a reflexionar sobre las implicaciones de sus acciones y se fomenta la asunción de responsabilidades, proporcionándoles herramientas para abordar de manera constructiva los conflictos interpersonales. Y, al mismo tiempo, se continúa con su trabajo académico para garantizar que, al finalizar la sanción y regresar a la escuela, no se queden atrás en su aprendizaje.
La organización también ofrece apoyo integral a los jóvenes a lo largo de su recorrido educativo, tanto si optan por la Formación Profesional como por la Universidad. Además, proporciona becas de segunda oportunidad para chicos y chicas que han pasado por sus programas y desean retomar sus estudios. Y cuenta, asimismo, con dos Programas Profesionales de Cocina y Automoción, dirigidos a jóvenes que han abandonado la educación formal.
En total, a lo largo del último año, Aldeas Infantiles SOS ha trabajado para compensar las desigualdades educativas de 6.740 niños, niñas, adolescentes y jóvenes en sus distintos programas. “Una educación de calidad no sólo constituye un derecho fundamental, sino que es también la principal herramienta que tenemos para romper el ciclo intergeneracional de desigualdad y reducir el impacto de la pobreza en la infancia y la adolescencia”, afirman desde la organización.