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Día Mundial de la Salud Mental

Aldeas Infantiles SOS urge a la sociedad a prevenir el suicidio adolescente y juvenil

Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra este 10 de octubre, Aldeas Infantiles SOS ha presentado su informe ‘Detrás de la tristeza. Claves para visibilizar, entender y prevenir el suicidio adolescente y juvenil’. El documento aborda las razones y los factores de riesgo y de protección asociados a esta trágica realidad en España y, además, ofrece consejos para mejorar la prevención e intervención en todos los ámbitos sociales.

El informe destaca la importancia de los factores de protección como herramientas fundamentales para prevenir el suicidio.
El informe destaca la importancia de los factores de protección como herramientas fundamentales para prevenir el suicidio.

El suicidio es, hasta el último segundo antes de consumarse, un grito que pide ayuda. No es una elección libre, sino una salida desesperada ante un sufrimiento emocional insoportable. Así se desprende del informe ‘Detrás de la tristeza. Claves para visibilizar, entender y prevenir el suicidio adolescente y juvenil’, elaborado por Aldeas Infantiles SOS con la colaboración de expertos en salud mental, familiares de personas que se han quitado la vida y sobrevivientes de intentos de suicidio. 

Once personas al día se suicidan en España. Aldeas Infantiles SOS llama la atención sobre el hecho de que mueren por esta causa el triple que por accidentes de tráfico. Y, sin embargo, no existe un plan estatal específico para la prevención del suicidio ni una estrategia de base de salud mental a nivel nacional. En el caso de los adolescentes y jóvenes de entre 15 y 29 años, se trata de la segunda causa de muerte, precedida sólo por el cáncer.

El informe explora en profundidad las circunstancias que llevan a los adolescentes y jóvenes a tomar una decisión tan extrema y subraya la importancia de actuar a tiempo para ofrecerles alternativas y apoyo. “La falta de comprensión sobre este tema y el estigma social en torno al suicidio agravan el problema, silenciando el sufrimiento de quienes necesitan ser escuchados”, sostienen desde Aldeas Infantiles SOS.

Causas y factores de riesgo

El suicidio en adolescentes y jóvenes es un fenómeno complejo, resultado de múltiples factores interrelacionados que crean un escenario de gran vulnerabilidad. En este sentido, el estudio profundiza en cómo la desconexión emocional, el aislamiento social, la soledad no deseada y el sentimiento de desarraigo, exacerbados en ocasiones por la presión generada por las redes sociales, generan un vacío existencial en muchos chicos y chicas. Las redes proyectan expectativas irreales de éxito y felicidad en la adolescencia, una etapa particularmente sensible, lo que incrementa la sensación de fracaso y sufrimiento.

Por otra parte, el acoso escolar y el ciberacoso son importantes desencadenantes de ansiedad y depresión en adolescentes, afectando tanto a las víctimas como a los agresores. Además, la insuficiencia de recursos de salud mental agrava la situación y dificulta la detección y el tratamiento temprano de los síntomas.

Los conflictos familiares y las experiencias traumáticas como el maltrato o el abuso sexual son también factores determinantes que pueden contribuir a generar un riesgo de ideación suicida. Pero incluso en entornos familiares estables, muchos chicos y chicas no comparten su malestar por miedo a ser incomprendidos o a ser una carga para sus seres queridos.

Prevenir, detectar e intervenir

El informe destaca la importancia de los factores de protección como herramientas fundamentales para prevenir el suicidio. En primer lugar, subraya el papel esencial de las familias para detectar signos de alerta, como el aislamiento, la pérdida de interés en sus actividades o cambios repentinos en su estado de ánimo. Deben, asimismo, practicar la escucha activa, validando los sentimientos de sus hijos e hijas sin juzgarlos ni minimizarlos y ofreciéndoles un apoyo incondicional.

Asimismo, enfatiza la necesidad de incorporar la educación emocional en los currículos de todos los niveles, desde Infantil hasta Secundaria, con el fin de que los niños, niñas y adolescentes desarrollen habilidades para gestionar sus emociones y resolver conflictos sin violencia, ya sea contra los demás o contra sí mismos. Además, según aseguran desde la organización de atención directa a la infancia, “los docentes deben recibir formación continua en temas de salud mental y prevención del suicidio para que puedan identificar signos de malestar, incluso cuando no son evidentes, como la caída en el rendimiento académico o la falta de participación en actividades escolares”.