En su ascenso al paraíso, el Dr. Down probablemente no esperaba ser recibido por el mismísimo Dios. Y menos aún que este Dios fuese una joven mujer con Síndrome de Down. Tras su llegada a una especie de ‘limbo celestial’, y acompañado por un diablo y un ángel, Down irá descubriendo que ha muerto y que de él depende lo que le ocurra a su alma en los próximos milenios de eternidad. ‘Castigo de Dios’ es, además de una obra que rompe estereotipos, un homenaje al Dr. John Langdon Down, médico británico que estudió durante más de tres décadas el síndrome que lleva su apellido.
Escrita por Joaquín Doldán y dirigida por Gregor Acuña, la obra de la compañía sevillana Danza Mobile ha recorrido diversas ciudades españolas desde que se produjese su estreno en 2021. Su más reciente actuación tuvo lugar en el Teatro Nuevo Calderón de Montijo (Badajoz), a principios de este mes de septiembre.
Doldán tuvo claro desde un principio lo que quería contar: “Sí, quería hablar del Síndrome de Down, dejar claro que no es una enfermedad sino un conjunto de características, que tampoco es un castigo celestial, y era una buena oportunidad para hablar de la discapacidad en general y de los derechos humanos”.
A la hora de transmitir el mensaje del autor, Acuña supo que en la puesta en escena debía reinar el humor y la música: “Quería introducir cuatro o cinco canciones que aligeraran y dinamizaran la puesta en escena. Quería huir de que fuera puro teatro de texto, ya que el teatro musical me parece un género perfecto para llegar a todo el público; grandes y pequeños, aficionados o neófitos”.
Sin embargo, lo que la mayoría se pregunta cuando escucha hablar de la obra es '¿por qué Dios para hablar del Síndrome de Down?'. Doldán explica que, dado que el doctor Down dedicó parte de su vida a estudiar personas que eran discriminadas, creyó oportuno pensar en un juicio sobre su vida, sobre si merecían ir al cielo o no y preguntarse también de paso qué es el cielo. Lo que el autor pretendía era mostrar que no hay nada establecido y que el mundo, al final, es muy diverso.
El espectáculo termina con un epílogo que el doctor realiza en forma de disertación ante un nutrido grupo de colegas médicos, durante un congreso internacional, donde resalta y afirma sus descubrimientos y conclusiones acerca de lo singulares que son aquellas personas ‘distintas pero únicas’ por su capacidad de ver la esencia de los humanos.